Xi, de 69 años, debe ocupar una miríada de puestos en la burocracia estatal y del partido después del cambio de liderazgo en la parte superior de su gobernante Partido Comunista, luego de su congreso de dos veces por década que finalizó la semana pasada.

Xi Jinping inicia su tercer período de liderazgo con más poder que nunca, pero con una montaña de problemas que abordar, desde una economía deprimente hasta su propia política de COVID-19 que ha arrinconado al país y deteriorado los lazos con Occidente.

En casa, Xi, de 69 años, debe ocupar una miríada de puestos en la burocracia estatal y del partido después del cambio de liderazgo en la parte superior de su gobernante Partido Comunista, luego de su congreso de dos veces por década que finalizó la semana pasada.

La economía, que será administrada por un primer ministro en los últimos meses de su ejercicio hasta una sesión parlamentaria en marzo, se ve acosada por la COVID-0, una crisis inmobiliaria y la caída de la confianza del mercado después de que Xi revelara el domingo un nuevo Comité Permanente del Politburó repleto de leales.

Los inversores buscarán pistas sobre cómo China abordará la política económica en el período previo y durante la Conferencia de Trabajo Económico Central anual del partido, que generalmente se lleva a cabo en diciembre, que establece la agenda económica para la sesión del parlamento.

El juicio inicial posterior al congreso fue duro: los inversionistas globales se deshicieron de los activos chinos el lunes y el yuan cayó a su nivel más bajo en casi 15 años por temor a que la ideología supere cada vez más el crecimiento bajo el líder más poderoso de China desde Mao Zedong.

En particular, las esperanzas de los inversionistas y de innumerables chinos hartos de que al final del congreso las autoridades comenzaran a desmantelar las estrictas medidas de cero-COVID se vieron frustradas por la reiteración de la política por parte de Xi.

"Supongo que ahora veremos el enfoque de 'Xi completo' para todo", dijo Scott Kennedy, un experto en China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington.

“Eso muy bien podría significar políticas económicas confusas continuas, ya que claramente está equilibrando el crecimiento con objetivos de equidad, seguridad y clima, y mayores tensiones con Occidente en varios frentes”, dijo.

“Pero también establece la posibilidad de que a medida que China se enfrenta a más problemas, Xi estará en condiciones de cambiar drásticamente de dirección sin temor a ser socavado por otras facciones”.

'FÓRMULA GANADORA'

Con Xi cada vez más centrado en la seguridad y la autosuficiencia, muchos observadores de China esperan más de la diplomacia agresiva que ha alejado a Beijing de Occidente en temas que van desde los derechos humanos y la presión sobre Taiwán hasta el apoyo a Vladimir Putin de Rusia.

Aunque visto como abrasivo en Occidente, ese enfoque agresivo es popular a nivel nacional.

"No veo a China ejerciendo la diplomacia de otra manera. Cree que ha encontrado una fórmula ganadora, ¿por qué cambiar?". dijo un diplomático occidental en Beijing.

La estrategia de China tiene como objetivo ganarse a los países "oscilantes" para obtener votos en las Naciones Unidas, dijo el diplomático el martes.

"Pensamos que nuestra amistad con China importaba, pero ahora nos damos cuenta de que ha renunciado a tratar de entablar amistad con Occidente".

Washington dijo que había tomado nota del congreso y destacó la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación.
Es probable que Xi y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estén en la isla turística indonesia de Bali el próximo mes para una reunión del grupo G-20, pero no está claro si se reunirán en persona por primera vez como jefes de gobierno.

Beijing aún tiene que decir si Xi asistirá.

Mientras tanto, una prohibición radical de EE. UU. a las exportaciones de tecnología de semiconductores a China alimenta aún más la creencia de Beijing de que Washington quiere contenerla.

Con Xi advirtiendo de un mundo más peligroso, los observadores del partido esperan que Chen Wenqing, su ministro de seguridad estatal, sea elevado al máximo cargo de seguridad de China, una primera promoción de este tipo que, según los analistas, sugiere un mayor enfoque en la inteligencia.

"Claramente no vamos a ver una relajación de, digamos, la dinámica competitiva con Estados Unidos", dijo Dali Yang, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Chicago, quien advirtió sobre el "pensamiento grupal" en un equipo. de leales.

LOS HOMBRES DE XI

Habiendo llenado las filas superiores del partido con sus acólitos, Xi está listo para reemplazar a los líderes en puestos burocráticos clave en la mayor remodelación en cinco años.

Las fuentes dijeron a Reuters que es probable que el jefe del banco central, Yi Gang, se retire el próximo año, y que Yin Yong, vicegobernador del banco central de 2016 a 2018, sea el más probable para reemplazarlo.

Como muchos recién llegados, es un antiguo subordinado de los días de Xi como jefe del partido de la provincia oriental de Zhejiang.

Otros legisladores a favor de la reforma excluidos del nuevo comité central del partido fueron el zar económico saliente Liu He, de 70 años, y el jefe del partido del banco central, Guo Shuqing, de 66. Otro, el primer ministro Li Keqiang, será reemplazado por el nuevo No. 2 de Xi, Li Qiang.

También entre los recién llegados se encuentra Ding Xuexiang, quien fue jefe de gabinete de Xi y fue nombrado miembro del nuevo Comité Permanente. Los observadores del partido esperan ampliamente que sea confirmado como viceprimer ministro en marzo.

A diferencia de los titulares recientes de ese puesto, Ding no tiene una experiencia económica significativa.