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América Latina y los desafíos de la sociedad del conocimiento
Lun, 13/06/2011 - 10:53

José Ignacio Moreno León

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José Ignacio Moreno León

Ingeniero químico de la Universidad de Louisiana (USA), Master en Administración de Empresas de la Universidad Central de Venezuela y en Administración Fiscal y Desarrollo Económico de la Universidad de Harvard. Es además rector de la Universidad Metropolitana de Venezuela.

En el Seminario Internacional la Revolución Tecnológica y la Brecha del Subdesarrollo, realizado el pasado 24 de mayo en la Universidad Metropolitana (Venezuela), y promovido por el Observatorio de la Globalización del Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Uslar Pietri (Celaup) de esa casa de estudios, el venezolano Juan Carlos Navarro presentó los resultados de un estudio que coordinó como miembro de la División de Ciencia y Tecnología del Banco Interamericano de Desarrollo, el cual fue publicado recientemente por el BID con el título de Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina y el Caribe.

El contenido de este informe cubre la evaluación del estado de la región en las áreas de capital humano y conocimiento; innovación, productividad y desempeño económico; innovación en las empresas; política, gerencia y estructura institucional del apoyo a la innovación, y los avances de la región en el área de la tecnología de la información y comunicación (TIC). Se puede acceder a este importante y oportuno documento a través de la página del BID www.iadb.org.

Por razones de espacio nos limitaremos a comentar solo los aspectos más relevantes que refuerzan las ideas que hemos venido planteando en artículos anteriores sobre el rezago científico y tecnológico de nuestra región.

En el análisis de las cifras actualizadas que recoge el referido informe, se reiteran los señalamientos de otros estudios sobre la fragilidad de América Latina y el Caribe frente a los desafíos de la sociedad de la información y el conocimiento, indicándose que la región tiene bajos niveles de inversión en ciencia, tecnología e innovación, especialmente si estos indicadores se contrastan con los niveles de otros países que han sabido responder a las demandas de las nuevas realidades globales, especialmente en el ámbito científico y tecnológico.

Como consecuencia de las limitaciones en la inversión y problemas de coordinación y de políticas incoherentes, la región acusa un nivel relativamente reducido de científicos, investigadores, ingenieros y técnicos, con el agravante de la notable ausencia de estos en el sector productivo.

Los científicos están mayoritariamente concentrados en entes públicos de investigación y universidades, y a juicio del informe, no están impulsando adecuadamente la investigación, por el bajo nivel que en los ránkings internacionales acusan las universidades de la región, ya que, tal y como se señala en el estudio, en el reconocido "Ránking de Shangai", para 2009 solo Brasil, Chile, Argentina y México aparecen con universidades incluidas entre las 500 más reconocidas del mundo y ninguna de ellas clasificadas entre las primeras 200.

Otro dato resaltante en este análisis es la particularidad que presenta la región por la concentración de investigadores en las áreas de ciencias y humanidades, mientras que el porcentaje de investigadores en el campo tecnológico y de ingeniería, con la excepción de México y Uruguay, no supera 20%, lo cual contrasta con países desarrollados como Japón, Corea y Rusia, que en más de 65,9% tienen sus investigaciones en estos campos.

El sector empresarial latinoamericano contribuye poco a la investigación y el desarrollo tecnológico, aunque Brasil pareciera estarse moviendo en sentido positivo en este aspecto, pero en general, las empresas del área hacen poco uso de los investigadores y sus gastos en investigación e innovación se reflejan fundamentalmente en la adquisición de equipos para incrementar la tecnología en sus procesos productivos locales, aunque por las limitaciones tecnológicas propias, por lo general, no aprovechan el potencial tecnológico pleno de esas adquisiciones.

Se concluye en este aspecto, según el informe del BID, que en América Latina y el Caribe existe un "déficit de innovación" que está muy vinculado al bajo nivel de inversión para el desarrollo de tecnología propia y se señala la importancia de revertir esta situación, ya que las inversiones en innovación y en ciencia y tecnología son esenciales para que la región pueda superar la brecha que la separa del resto del mundo.

Ante el panorama descrito, conviene recordar que en América Latina y el Caribe es frecuente encontrar en el discurso de gobiernos que pretenden ignorar las demandas de la sociedad del conocimiento, señalamientos sobre supuestas amenazas de los "imperios" que los gobernantes de esos países identifican con las potencias desarrolladas y en especial con los Estados Unidos; son visiones retrógradas que desconocen que la verdadera amenaza al desarrollo de nuestros pueblos la representan el "imperio" de la brecha científica y tecnológica, que conjuntamente con el populismo, el caudillismo y el déficit de capital social, nos mantiene rezagados frente a los grandes desafíos del cambio tecnológico y la globalización contemporánea.

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.

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