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Chile: el asesinato de los cisnes de cuello negro
Mié, 31/07/2013 - 10:37

Roberto Pizarro

El ataque del "establishment" chileno a los Kirchner
Roberto Pizarro

Economista de la Universidad de Chile, con estudios de posgrado en la Universidad de Sussex (Reino Unido). Investigador Grupo Nueva Economia, fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile,  ministro de Planificación y rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (Chile).

Después de largos ocho años el Primer Juzgado Civil de Valdivia demostró la culpabilidad de la planta de celulosa, Celco-Arauco, por su responsabilidad en la muerte de los cisnes de cuello negro. Las descargas de clorato en el río Cruces, sin preocupación alguna por adoptar medidas de mitigación, produjeron un desastre ecológico de envergadura que significó el colapso del humedal Carlos Adwanter.

La naturaleza es un gran ecosistema en equilibrio inestable y los seres humanos no pueden utilizarla de modo arbitrario. Si lo hacen rompen el equilibrio, agotan sus recursos y afectan a las generaciones venideras. Destruir la naturaleza, no respetar su riqueza y sus leyes, es atentar contra los propios seres humanos. Es lo que hizo Celco-Arauco, empresa del Grupo Angelini, uno de los más poderosos de nuestro país, de estrechos vínculos con el sistema político.

La celulosa Arauco asesinó a miles de cisnes de cuello negro en la provincia de Valdivia. La planta procesadora evacuó sus residuos de forma irresponsable, destruyendo el luchecillo, alimento esencial de los hermosos cisnes y de otras dos especies que habitaban el lugar. Los dueños de esa empresa han querido enriquecerse lo más rápido posible, sacrificando tres valiosas especies animales y, probablemente, a costa de la propia salud de los habitantes de Valdivia.

La Corporación Nacional del Medio Ambiente (Conama) regional, que debería haber protegido el medio ambiente de Valdivia, aprobó la construcción de la celulosa Celco sin mayores miramientos. Por su parte, los ministros de Estado, responsables en última instancia de la protección del medio ambiente, dieron el visto bueno a la decisión regional a pesar de los cuestionamientos al proyecto. Este grave error también se repitió con la aprobación de la explotación minera de la Barrick, empresa que para extraer oro en el norte pretende eliminar tres glaciares que constituyen parte del ecosistema de la 3ª región. La institucionalidad medio ambiental en nuestro país ha perdido credibilidad, muchas veces subordinada a los grupos económicos más poderosos de Chile.

La ganancia privada arrasa con el interés público cuando el Estado es condescendiente o timorato frente al poder económico y también cuando hay redes de protección políticas que benefician a los empresarios. Así las cosas, en la dramática y larga historia de la muerte de los cisnes de cuello negro fueron las organizaciones de la sociedad civil de la región y organismos no-gubernamentales nacionales los que dieron el alerta. Advirtieron y cuestionaron el error que significaba la instalación de la planta de celulosa en el humedal y posteriormente denunciaron las irregularidades que la empresa estaba cometiendo. La institucionalidad medioambiental, como tantas otras veces, no estuvo a la altura de las circunstancias y el desastre anunciado se consumó. La Universidad Austral entregó sólidos fundamentos para responsabilizar a la empresa del crimen contra la naturaleza.

Los esfuerzos de Celco-Arauco, y de sus costosos abogados por desacreditar el informe de la Universidad Austral resultaron infructuosos. Sin embargo, el proceso de ocho años y la complacencia de las organizaciones gubernamentales han impedido las reparaciones y protecciones del ecosistema dañado. Más aún se han acentuado. En efecto, la propia Corema cometió el grave error de entregarle a la empresa permiso administrativo para que continuara vertiendo los tóxicos al río Cruces (escudándose en el argumento de falta de convicción científica sobre el desastre ecológico), para posteriormente, en 2010, resolver a favor de la construcción de un ducto hacia la caleta de Mehuín, en el mar, para evacuar las descargas venenosas. La imposición de las redes políticas que protegen al Grupo Angelini afectará gravemente a los pescadores artesanales de la zona.

Las leyes del mercado son ciegas frente al equilibrio ecológico y al destino de las generaciones venideras. La pasión empresarial por el lucro, si no es debidamente regulada, destruye la naturaleza y condena a los más débiles a asumir los costos de un crecimiento irresponsable. Los dueños de la celulosa Arauco, por maximizar ganancias, han asesinado a los cisnes de cuello negro. Por eso, para contrarrestar los ataques a la naturaleza, la movilización ciudadana es indispensable. En primera instancia el Poder Judicial ha escuchado la protesta de los habitantes de Valdivia. Veremos qué sucede en la Corte Suprema.

*A raíz de la publicación de esta columna de opinión, Arauco S.A. nos hizo llegar una declaración pública sobre el fallo relacionado con el caso del río Cruces. Éste dice:

Declaración Pública

Noticias difundidas en los medios de comunicación informan del fallo de primera instancia en el juicio iniciado por el Consejo de Defensa del Estado, con motivo de los problemas ambientales ocurridos el año 2004 en el Humedal Carlos Anwandter, en la Provincia de Valdivia. Al respecto, Arauco considera oportuno comunicar lo siguiente:
1.- Tan pronto como la empresa sea notificada de la referida sentencia, iniciará su análisis para tomar la decisión de apelar ante la Corte de Apelaciones de Valdivia. Hay que tener en cuenta que procesos judiciales en que se discuten aspectos científicos y técnicos de alta complejidad, como es el caso de este juicio que se inició el año 2005, normalmente son objeto de una sentencia de primera instancia, luego continúan ante la Corte de Apelaciones respectiva y, por último, concluyen en la Corte Suprema.
2.- Teniendo en cuenta la conveniencia para todos de lograr a la mayor brevedad posible resolver la situación del humedal, a través de un proceso socialmente legítimo y sin tener que esperar que concluyan los plazos judiciales,  Arauco confirma su compromiso y voluntad para colaborar activamente en dicho proceso, que debe ser transparente, participativo y técnicamente riguroso, que permita a la comunidad valdiviana, de la cual formamos parte, cumplir con su anhelo respecto del humedal.
3.- Arauco lamenta lo ocurrido y comprende los impactos que un tema sensible como este ha tenido en la comunidad valdiviana. Por lo mismo, reafirma su compromiso de realizar su mayor esfuerzo para elaborar y desarrollar en conjunto con la comunidad una solución definitiva.
                                                                            
ARAUCO S.A.

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