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Chile: es necesario despejar las dudas por el CPTPP o TPP11
Mié, 29/05/2019 - 12:00

Rodolfo Vilches

Brasil, socio fundamental en el desarrollo de Chile y la región
Rodolfo Vilches

Rodolfo Vilches es socio y fundador de "Velasco, Rioseco & Asociados", y exnegociador de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales de Chile.

Parece casi repetitivo decir que el CPTPP o TPP11, como se le conoce coloquialmente, no hace más que proseguir la exitosa inserción internacional de Chile en las últimas tres décadas, lo que ha posibilitado multiplicar por diez el tamaño de nuestra economía y por más de cinco veces nuestro PIB per cápita, hasta alcanzar los US$ 25.000 en 2018. O que el Acuerdo profundiza el vínculo comercial que Chile ha edificado con Asia Pacífico, región que concentra un 60% de nuestras exportaciones y que, en la actualidad, es el área más dinámica del comercio exterior.

Pero lo cierto es que hoy en Chile existen más de 1,2 millones de empleos que de una u otra forma dependen de la fluidez de nuestro comercio exterior. En ese contexto, donde tanto en el frente interno como en el externo se enarbolan discursos que parecen rescatar ilusorias virtudes del proteccionismo, es imperioso reivindicar y resaltar de manera muy clara y transparente (dejando muchas veces de lado los tecnicismos) la ventaja de seguir estrechando, fortaleciendo y modernizando los vínculos con nuestros socios en el mundo. También, exponer los beneficios y desafíos que la ratificación de este acuerdo tiene para el país, y de paso, derrumbar algunos de los principales mitos que se han edificado en torno a este.

Sin duda, la discusión del CPTPP ha estado cargada de un fuerte componente político ideológico, donde un sector de nuestro país se ha sentido atraído por posiciones antiliberales y críticas de la globalización, una corriente que predomina mas bien en otras latitudes. Pero seamos claros: ha existido bastante desinformación, tantos de los beneficios como de sus costos, así como de uso de antecedentes errados, incompletos o en algunos casos falsos.

Dicho lo anterior, es necesario ser precisos en establecer que el acuerdo comercial plantea beneficios que van mas allá de los meramente arancelarios para un grupo de productos, como por ejemplo: la unificación y estandarización de normas y procedimientos en materia aduanera, la falicitación de comercio eliminando trabas que afectan las exportaciones, el incremento del acceso a compras públicas al llegar a países con los que no teníamos acuerdos de este tipo, el mejoramiento de estándares ambientales y laborales, etc. Un ejemplo claro es la posibilidad de contar con reglas de origen (y procedimientos aduaneros relativos a ellas) únicas para todos los países y no diferenciadas, como existe en la actualidad, lo que efectivamente facilta el comercio, reduce la burocracia y agiliza los procesos de comercio exterior.

Tambien es cierto que es aventurado decir o insinuar cuánto será la ganancia o pérdida de participación de mercado con la mera observancia de cambios arancelarios, pues es innegable que la ecuación que determina dicho cambio es bastante más compleja e incluye factores tan disímiles como la estacionalidad de las exportaciones, la capacidad productiva nacional, la mayor competencia de nuestros productos con productos de países como Nueva Zelanda y Australia, el nivel de gasto público y privado en promoción, la elasticidad de la demanda, entre otros. De hecho, la obtención de dichos beneficios arencelarios pactados dependerá del cumplimiento de los requerimientos de origen negociados. En definitiva, esto sólo lo sabremos con certeza con el pasar del tiempo y una vez en vigencia el acuerdo.

La defensa a la no suscripción del CPTPP también ha estado llena de información incorrecta. Si bien en un comienzo algunos países plantearon posiciones rígidas que estaban lejos de los enfoques e intereses nacionales, estos últimos siempre fueron resguardados durante la negociación. Sólo como ejemplo, este acuerdo no incrementaría el valor de los medicamentos genéricos, ni tampoco comprometería el acceso a semillas registradas más allá de lo que hoy compromete al país, siendo ya subscriptor del Acuerdo Marco de Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV 91). Sin embargo, debemos ser lo suficientemente precisos y establecer que los acuerdos comerciales también nos plantean desafíos como, por ejemplo, mayor capacitación a funcionarios que apoyen el proceso exportador, el desarrollo de procesos aduaneros internos más expeditos o de politicas públicas concretas que profundicen la utilización de los beneficios por parte de las pymes y la internacionalizar de estas. Hoy sólo 1,6% de ellas exporta y cerca de 360 empresas concentran el 90% del valor exportado.

No obstante, el clima ha dado pie para que personajes públicos hagan un mal uso de la información y de los medios de comunicación, lo que no contribuye a un entorno de respeto y verdad, generando hasta cierto punto pánico en parte de la población. Expresiones o insinuaciones relativas a "efectos negativos que tendría el acuerdo sobre el salario mínimo" o que "los textos habrían sido redactados por las grandes corporaciones", me hacen preguntarme si quienes aseveran aquello habrán leído o intepretado correctamente el Acuerdo, o en su defecto, asistido a las reuniones de negociación. La respuesta pareciera ser que no. Cualquiera que haya estado en ellas sabría que las citas se dan en recintos donde sólo los personeros de gobierno, y debidamente autorizados, pueden entrar; que los países presentan sus propuestas y estas al igual que en cualquier negociación, van siendo discutidas y modificadas a lo largo del tiempo; pero por sobre todo que los negociadores son funcionarios públicos que siempre velan y resguardan el bien nacional.

Finalmente, la discusión no es mala en sí, más bien nos muestra que estamos en un país distinto, donde la ciudadania exige mayores estándares de transparencia y debate; donde el fast track para la aprobación de este tipo de tratados pareciera ir quedando en el pasado y donde las habilidades técnicas, políticas y negociadoras serán claves para sortear este proceso. Sin lugar a dudas, y más allá de buscar salvavidas de personeros del gobierno anterior, es tarea del gobierno actual despejar todas las inquietudes que válidamente pueda tener el mismo sector público, privado y la ciudadanía. Pero también, es tarea de todos aquellos que hemos participado en esta u otras negociaciones comerciales, colaborar en esta tarea.

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