Llegó fin de año y se hace indispensable repasar lo que se hizo, si se cumplieron o no las metas planteadas y definir en qué se debe poner más énfasis para el nuevo período. En la industria de las tecnologías de la información en Chile podemos sacar cuentas alegres. Esto, no sólo por su potencial de crecimiento, que según la Asociación de Empresas Chilenas de Tecnología de la Información (ACTI) y la consultora internacional IDC, fluctúa en torno al 11% para el 2011, lo que equivale a CL$1,99 billones, sino también por las tendencias que se han instalado, consolidado y, en definitiva, permitido que el dinamismo no nos abandone.
Un ejemplo de ello es la consolidación de la cloud computing como la plataforma estándar del mundo empresarial. Todos los que tienen una visión emprendedora y están buscando permanentes desafíos y optimizaciones para sus compañías, son los primeros en pasarse al Cloud Empresarial.
La mediana empresa es la que lidera ese cambio, porque requiere competir con las grandes compañías y tiene que lograr las máximas eficiencias y controles. De hecho, actualmente, en Latinoamérica, según IDC, el 14,5% de las empresas con más de 100 empleados ha contratado servicios bajo el modelo de cloud computing, mientras que el 50% ya ha adoptado la virtualización.
Asimismo, este año hemos sido testigos del auge que han tenido las aplicaciones móviles en el mundo, en general, y en lo corporativo, en forma puntual. Ubicuidad es un concepto que hemos incorporado como parte del día a día. Casi una necesidad. Estar ubicables en cualquier momento y lugar, no sólo para trabajar, sino también para nuestra vida privada y familiar, se ha vuelto cotidiano. No olvidemos la polémica pública cuando se pretendió que en el Congreso se utilizaran iPad 2 para el trabajo de los diputados. Eso dejó en claro que la movilidad ya se instaló. Básicamente por su beneficios de inmediatez, acceso a la información y mejoramiento de la productividad. Nuevamente citando a IDC, para 2013, 35% de la fuerza de trabajo mundial va a desarrollar sus tareas a distancia.
Y una de las consecuencias directas de esa movilidad es el impacto de las redes sociales, tanto en lo público como en lo privado, en la vida diaria como en el mundo empresarial. Twiter, Facebook, Youtube, LinkedIn, entre otra alternativas, representan conceptos básicos y fundamentales: integración, cooperación e interacción social. Así como se han transformado en un importante canal de comunicación para los individuos, también lo han hecho para las empresas, para conocer e interactuar con sus clientes, proveedores y socios de negocios, de un amanera más rápida, económica y eficiente.
No obstante, todos estos logros también implican grandes desafíos. El primero y transversal es el acceso a una banda ancha de calidad. Infraestructura de punta, seguridad física y de la información, mayor inversión en investigación y desarrollo son sólo algunos de las muchas tareas que debemos mejorar para que Chile aproveche la gran oportunidad que se le presenta de tomar el liderazgo en Latinoamérica y, por qué no, también en Europa.
