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Eco-Ventaja: cuando el ciudado ambiental es el eje central de la economía
Lun, 08/08/2011 - 11:25

Arturo Brandt

La huella del agua
Arturo Brandt

Arturo Brandt es abogado de Universidad Diego Portales (Chile). LLM Magíster en Leyes de Derecho Ambiental en Vermont Law School, Vermont, Estados Unidos. Actualmente es Senior Broker y representante para América Latina en TFS Green y Consultor Ambiental en Grupo Vial Abogados. Posee más de 13 años de experiencia en Chile, Estados Unidos y Alemania, realizando consultoría detallada y liderazgo de equipos multidisciplinarios y originadores de proyectos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en América Latina.

Todas las compañías dejan una “marca” en el planeta través de los productos que producen y/o los servicios que ofrecen. Mientras más recursos utilizan, mayor es la cantidad de contaminación, y en consecuencia, su huella sobre el planeta, es mayor.

La denominada trazabilidad ambiental, en ingles, Eco-Tracking, nos ayuda a responder algunas preguntas en este sentido:

¿Cuáles son los mayores efectos ambientales de la compañía? ¿Cuándo y dónde nacen dichos impactos? ¿Durante el proceso de manufacturación? ¿Durante el transporte y la distribución? ¿Al principio, en la cadena de valor? ¿Al final, cuando el producto o servicio llega a manos del consumidor? ¿Cómo es visto, por terceros, el desempeño ambiental de la compañía?

Lejos de constituir una carga para las empresas, el cuidado por el medio ambiente, ha pasado a ser en un eje central de las empresas y una herramienta al servicio de la rentabilidad de las mismas.

Curiosamente, las empresas que primero se dan cuenta de esto son aquellas que han sido afectadas por el mmal manejo ambiental, y ejemplo de ellos tenemos varios en Chile.

Gran parte de mis horas de trabajo consiste en la venta de servicios ambientales, como son la intermediación de los llamados bonos de carbono y la medición de la huella de carbono, servicios que rompen con el viejo paradigma de que el cuidado del medio ambiente es un gasto innecesario.

La pregunta recurrente, y con justa razón, que realizan quienes pretendo que sean nuestros clientes y contraten nuestros servicios, es la misma: ¿por qué debo medir la huella de carbono/agua? ¿Cuáles son los beneficios (¡monetarios!) asociados a este ejercicio? Frente a lo anterior, existen varias respuestas, pero qué mejor que ilustrar alguna de las respuestas a través de un par de ejemplos.

Hace un par de años, el CEO de General Electric (GE), Jeff Immelt, anunció la iniciativa llamada “Ecoimaginación”, la cual consiste en el compromiso de GE de doblar sus inversiones en productos ambientales, desde ampolletas de eficiencia energética, a sistemas industriales de purificación de agua y motores para aviones más eficientes, entre otros. Immelt posicionó a GE como una cura de los problemas ambientales del mundo. Bien por GE.

En un discurso a sus accionistas, el CEO de Wal Mart, Lee Scott, diseñó su definición de “Liderazgo del sigo XXI”, la cual se basa en compromisos para mejorar el desempeño ambiental de la compañía. Wal Mart disminuiría el uso de la energía en 30%, esperando utilizar un 100% de energía renovable (desde fuentes como el viento y el sol), y duplicar la eficiencia de su flota de vehículos. En total, la compañía invertiría US$500 millones anuales en estos programas de energía. Del mismo modo, Wal Mart, la mayor compañía de retail del mundo, solicitaría a sus proveedores crear productos más amigables con el medio ambiente.

La pregunta que sigue es: ¿por qué dos de las compañías más grandes y exitosas de la historia están hablando de medio ambiente?

Una posible respuesta la encontramos en el hecho de que los límites del mundo natural podrían afectar los negocios, realinear mercados y quizás amenazar el bienestar del planeta. Por otra parte, las compañías se encuentran cuestionadas y requeridas, cada vez más por sus accionistas, quienes están interesados en el cuidado del medio ambiente y la forma como se generan sus bienes y servicios.

Por otra parte, los consumidores quieren saber cada día más de dónde provienen los bienes y servicios que están comprando. Ya no basta con producir bienes y servicios, y que el factor determinante para la venta de los mismos sea el precio. Lo que cobra especial relevancia dependiendo los mercados hacia dónde van dirigidos nuestros productos. En 2008, por ejemplo, 48% de las exportaciones chilenas -según información de Pro Chile- estuvieron dirigidas a países que están desarrollando iniciativas destinadas a regular la huella de carbono. Y si bien no depende de nosotros la existencia de dichas iniciativas, sí debemos ajustar nuestros productos a dichos requerimientos.

Hewlett Packard (HP) señaló que en 2004, US$6 billones de sus nuevos negocios dependieron, en parte, a respuestas de clientes frente a preguntas acerca del desempeño ambiental y social de la compañía, un aumento de 660% desde el 2002.

Ejemplos en Chile existen y demuestran la importancia del asunto. Grandes compañías locales como Arauco, Metrogas o Viñedos Emiliana han venido ejerciendo acciones destinadas a reducir la huella de carbono, no solo por su conciencia ambiental, sino porque también es una herramienta de apoyo a la rentabilidad.

Estas nuevas demandas están rediseñando los mercados, creando nuevos riesgos en los negocios y, lo más importante, generando nuevas oportunidades para aquellos preparados para responder en forma rápida y oportuna.

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