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El cambio de gabinete de Piñera y la carrera presidencial de la derecha
Mié, 07/11/2012 - 10:51

Bernardo Navarrete Yánez

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Bernardo Navarrete Yánez

Bernardo Navarrete Yáñez es Profesor Asociado de la Licenciatura en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).

En elsegundo cambio de gabinete realizado por el presidente SebastiánPiñera el 18 de julio de 2011, el actual ministro de Economía,Pablo Longueira,dijo: se van los técnicos y llegan los políticos. En el reciente,se fueron los políticos y llegaron más políticos. En todas lasformulas el que pierde ha sido el presidente, no sus ministros. Dehecho, los secretarios de Estado son más populares ymayoritariamente duplican al presidente en aprobación.

A másde un año de la llegada de los políticos, representados por los exsenadores Andrés Chadwick,Evelyn Matthei,Pablo Longueiray Andrés Allamand, ¿mejoró la gestión política del gobierno? No yel actual cambio de gabinete no mejorará la evaluación del presidente. No hay rostros nuevos para enfrentar el último año delmandato de Piñera. El “pato cojo” al que son condenados algunospresidentes al final de su mandato, parece inexorable para el actualmandatario.

Losmalos resultados electorales precipitaron el cambio de gabinete, cuya“novedad” fue la salida de quienes serán los candidatospresidenciales de la Unión Demócrata Independiente (UDI) yRenovación Nacional (RN); lo demás sólo enroques dentro de unmismo equipo: el Ministro del Interior a la cartera de Defensa; elVocero de Gobierno –Ministro Secretario General de Gobierno- aInterior; la Intendenta de la Región Metropolitana CeciliaPérez, a la Vocería deGobierno y la Subsecretaria de Obras Públicas a Ministra de la mismacartera.

Elenroque ministerial pudo ser visto como una coyuntura para que elpresidente generara una carta de navegación para enfrentar su últimoaño y así no pedir a los candidatos presidenciales de la derechaque salieran a mostrar las obras y las ideas de su gobierno. Lo queolvida el presidente es que más “temprano que tarde” éstos sedistanciarán de él; no habrá fotos en conjunto y explicar elporqué de los resultados municipales y la desaprobaciónpresidencial será agotadora.

Losprecandidatos confrontarán sus ideas y no las de Piñera y sugobierno en la primaria a la que se han visto obligados a concurrir,lo que generará necesariamente una separación: primero delgobierno, ya que lo que importa es lo que falta y no lo que se hahecho -los resultados municipales son una advertencia sobre ello-; ysegundo, entre la UDI y RN, donde la primera -hasta hace poco-, senegaba a concurrir a los votos de la derecha para dirimir a loscandidatos. Esto nos permitirá a los ciudadanos analizar por primeravez en qué son distintos estos dos partidos, muy especialmenteporque se verán obligados a dejar plasmado en sus dos programasaquellas ideas, objetivos y acciones sobre las que se debería llamara los simpatizantes de este sector.

Laderecha, entonces, tiene candidatos pero no programa.

Por suparte, la Concertación de Partidos por la Democracia, comooposición, tiene una candidata que aparece incombustible -y si unchileno no se acordaba de Bachelet, las fotos de los candidatosmunicipales les recordaron la imagen física y los sentimientos decercanía y confianza que genera-, y también otros precandidatos quecompetirán en la primaria que deberán realizar a mitad del próximoaño. El problema es el programa de gobierno, que debe ser el cementoque permita unir a todos -o a los más-, y ese ya es un primerdesafío y tal vez el más importante.

Elloporque la Concertación se siente ganadora en votos y escaños anivel municipal y la idea de “desalojar” a la derecha del Palaciode La Moneda es un motivo que genera la suficiente motivación, paraunir a personas que bajo otras circunstancias no se habrían reunido.

Eltitulo de un libro del candidato presidencial Andrés Allamand podríaser el lema de la campaña: “Desalojar” a la derecha girando a lacentro izquierda; en este caso, girando hacia la Concertación.

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