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El desafío de educar a las próximas generaciones de niñas en Chile
Jue, 07/02/2019 - 15:22

Aylin Joo

Género y política exterior de Chile
Aylin Joo

Aylin Joo es embajadora de Chile en Embajadora en Polonia, Ucrania, Lituania y Georgia. Diplomática de carrera, ha estado destinada en Bruselas ante la Misión de Chile ante la Unión Europea, Embajada en Francia y Delegación de Chile ante la Unesco. Ha participado y colaborado sobre el tema de Equidad de Género con ponencias en el Parlamento europeo, Comisión europea y Universidad de Salamanca. Posee un MSc International Politics, Universidad de Londres, Magister en Relaciones Internacionales, Univeridad de Chile, y DES en Estudios Europeos, Universidad Católica de Lovaina.

Para un país de renta media como lo es Chile, invertir en educación es una prioridad incuestionable. Sabemos que el anhelado salto al desarrollo implica una serie de condicionantes donde el recurso humano es el primordial. En específico, nuestra atención debería estar focalizada en educar a las niñas, priorizando el ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Esto implica un cambio de mentalidad en nuestros educadores, implementación de políticas públicas destinadas a invertir en ciencia e innovación, para quebrar la brecha tecnológica que separa a hombres y mujeres implica en definitiva, que como sociedad, aceptemos que las niñas pueden formarse, capacitarse y perfeccionarse en áreas que están más allá de los roles tradicionales.

Nos separan sólo once años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, siendo el objetivo número 5 el que se refiere a la igualdad de género, como un derecho humano que busca terminar con la discriminación de mujeres y niñas, y empoderarlas para lograr un mayor crecimiento económico y desarrollo a nivel nacional y mundial. Chile tiene en sus manos la llave para lograr una mayor prosperidad para el país en las próximas décadas. Con 49% de niñas, 55% de las cuales tienen entre 4 y 13 años, estas semillas de progreso están a la espera de ser encauzadas y absorbidas en las áreas que propone la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Pero, ¿por dónde empezamos? ¿Cómo podemos implementar en la malla curricular escolar las STEM (acrónimo que sirve para designar las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)? Hasta ahora y sólo desde el año 2016, se están aplicando iniciativas aisladas en algunos colegios a nivel regional. Pero la rapidez tecnológica y la urgencia social requieren implementar una política de educación STEM, donde diversos actores gubernamentales puedan tener un rol conductor y de liderazgo; como el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, el Ministerio de Educación y el recientemente creado Ministerio de Ciencia y Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Además, Chile posee una importante presencia internacional, a través de una red de embajadas y consulados, en los países más importantes del mundo, que pueden aportar recogiendo modelos y buenas prácticas de cómo introducir la formación y capacitación en el ámbitos de STEM en nuestras salas de clases. Este camino de priorizar la educación de niñas en el ámbito de la ciencia, tecnología e innovación, no sólo producirá un cambio económico y social en las futuras generaciones, sino que nos permitirá avanzar sosteniblemente para avanzar en la igualdad de género.

El siglo XXI, demanda de un país de renta medio como el nuestro, el focalizar la capacitación de su fuerza laboral en el ámbito de las ciencias, la tecnología y la innovación para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo. La opción de priorizar la educación de nuestras niñas nos permitirá acortar las brechas de género que afectan a la mitad de la población y que constituye una barrera importante que nos impide convertirnos en un país desarrollado. Con esto, estamos asegurando el progreso económico que el país requiere y favoreciendo una agenda de igualdad de género, al continuar promoviendo la incorporación de la mujer como una fuerza económica, comercial y altamente calificada en las áreas de la ciencia, la tecnología y la innovación. De esta manera, estaremos invirtiendo en el bienestar de las próximas generaciones, para que ellas dispongan de salarios más igualitarios, pues las carreras STEM son las que generan más ingresos.

Chile, al elegir este camino de una educación moderna y de futuro para nuestras niñas y mujeres, estará apostando por terminar con la inequidad de género, para sentar las bases para una sociedad más inclusiva, desarrollada, solidaria y empática, en su entorno humano y medio ambiental.

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