Pasar al contenido principal

ES / EN

La soberanía en los altos del Golán
Lun, 08/04/2019 - 08:44

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

El gobierno del presidente Donald Trump reconoció la soberanía israelí sobre los altos del Golán, un territorio sirio ocupado por Israel en 1967, durante la Guerra de los Seis Días y que, para efectos prácticos, anexó (una vez modificada su composición demográfica) en 1981. No es casual que ningún gobierno anterior en los Estados Unidos y ningún otro gobierno en el mundo haya hecho algo similar (los 28 países que componen la Unión Europea, incluyendo los gobiernos de extrema derecha aliados de Israel, reiteraron que no reconocen la soberanía israelí en ese territorio).

A diferencia de Jerusalén (ciudad que Israel considera su "capital eterna e indivisible"), no existía una reivindicación israelí sobre los altos del Golán antes de su conquista militar en 1967. El argumento del gobierno israelí es que, no siendo históricamente parte del territorio que reivindica como propio, tiene derecho a anexar el Golán puesto que lo ocupó en una guerra en la que ejerció su derecho a la legítima defensa. La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU exige a Israel el retiro de los territorios que ocupó durante la guerra de 1967 invocando el principio de la "inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra", punto. Ninguna norma de derecho internacional posterior a 1945 hace distinciones respecto a si los territorios fueron adquiridos por la fuerza en una guerra de legítima defensa o en una de agresión. Eso es algo en lo que coinciden seis expertos israelíes (incluyendo militares y ex funcionarios) consultados por el diario Haaretz. Por lo demás, el propio gobierno israelí de la época admitió haber iniciado las hostilidades a través de un "ataque preventivo" contra bases aéreas en Egipto, Jordania y Siria. El argumento es que, ante la inminencia de un ataque en su contra, Israel decidió atacar primero en defensa propia. Pero el derecho internacional no reconoce la legitimidad de los ataques preventivos, entre otras, por una razón obvia: si fuera el propio atacante quien decide que el suyo fue un ataque preventivo en legítima defensa no existirían las guerras de agresión.

Virtualmente ningún atacante admite ser un agresor. El gobierno ruso, por ejemplo, está sometido a sanciones por parte de los países que integran la OTAN por violar exactamente  el mismo principio que violó Israel, al adquirir por la fuerza y luego anexar la península de Crimea. Y, a diferencia de Israel en el Golán, Rusia si tenía una reivindicación histórica sobre esa península, cuya población es en su mayoría étnicamente rusa. Pero, precisamente, el principio de que es inadmisible adquirir territorios por la fuerza no distingue casos con base en las motivaciones de la potencia ocupante: lo que juzga son los medios empleados para adquirir el territorio. Porque, si de motivaciones se trata, el gobierno ruso también alegó que sus acciones tenían un propósito defensivo: proteger a la población de etnia rusa en Crimea de acciones hostiles por parte de grupos ucranianos de extrema derecha (cosa que, por lo demás, era cierta), propiciadas por el propio gobierno de Ucrania (algo más bien discutible).

De hecho, el de Crimea es el único caso de adquisición de un territorio por la fuerza desde 1976 que deriva luego en una anexión formal. Los Estados Unidos defienden en Crimea el mismo principio que vulneran en el Golán.

Países
Autores