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Lo que queda de la Primavera Árabe
Lun, 12/11/2018 - 08:09

Loay Mudhoon

La seducción de los déspotas
Loay Mudhoon

Loay Mudhoon dirige el portal qantara.de.

Una breve mirada al mapa político ocho años después de la dinámica revolucionaria de la Primavera Árabe debería ser suficiente para ver que no queda mucho de las esperanzas de la gente de una vida en democracia y digna.

En lugar de "pan, libertad y justicia social", al estallido del "Arabellion”, la mayor movilización de masas de los pueblos árabes de la historia reciente, le siguió mucho caos y destrucción: en Libia amenaza el colapso del Estado, sobre Yemen advierte Naciones Unidas de la mayor catástrofe humanitaria del mundo. En Egipto impera un silencio de cementerio espantoso y engañoso.

Al mismo tiempo, varios países que reclaman cambios se han transformado en puntos de partida de conflictos regionales. El complejo conflicto sirio se ha convertido en una guerra regional e internacional tras años de lucha brutal y confesional. Un levantamiento popular pacífico contra el reinado del terror del clan Assad se ha convertido ahora en un conflicto mundial.

Sólo en Túnez, cuna de la "Arabellion”, la transición de la dictadura a la democracia podría tener éxito, especialmente si el país controla sus problemas económicos. El modelo de democracia tunecino debe seguir siendo apreciado y mantenido por Occidente.

Restauración autoritaria y estancamiento de la reforma

Peo, ¿cómo se pudo llegar a ello? ¿Por qué ha quedado tan poco del espíritu de optimismo de la Primavera Árabe, de la esperanza de una vida mejor en libertad y con dignidad? Ciertamente hay muchas razones para esto. Se encuentran principalmente en el legado de la dictadura y menos en la cultura. Para entender el proceso, debemos recordar un hecho: la "Arabellion” ha revelado la crisis de los Estados árabes, y no la ha desencadenado.

La causa principal de la crisis radica en el fracaso colosal de las élites gobernantes (militares) en la construcción de un Estado moderno. Porque estas élites controlan las débiles instituciones y los recursos del Estado, los cuales usan seguido para su propio beneficio. Poco a poco se han ido desconectando de la vida real del árabe de a pie, de las preocupaciones de la mayoría de la población. El alejamiento de ese pacto social, especialmente en Egipto, demostró una vez más ser devastadora para la identificación de los ciudadanos árabes con el Estado.

Y así, casi todas las "repúblicas del miedo" árabes se debilitaron económicamente con el paso del tiempo, pero también se volvieron más represivas. Los partidos islamistas se convirtieron en un contrapoder en el Estado, pero han obstaculizado el desarrollo humano.

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