Pasar al contenido principal

ES / EN

Más ecos de la Primavera Árabe
Mar, 15/09/2015 - 08:58

Ana Paula Ordorica

México: nada está escrito en las elecciones
Ana Paula Ordorica

Ana Paula Ordorica es analista político, conduce el programa Frente al País, junto con el periodista Pablo Hiriart, que se transmite todos los días por Grupo Imagen en más de 70 radiodifusoras de México y 20 estaciones en el sur de los Estados Unidos. Adicionalmente es titular del programa Paralelo 23 en ForoTV, Televisa. Es analista habitual de Excelsior, Nexos y Foreign Affairs Latinoamérica, entre otros medios. Es licenciada en Relaciones Internacionales del ITAM, con estudios de Maestría en Historia en la Universidad Iberoamericana.

La guerra del Estado Islámico llegó ahora a México en la figura de los turistas asesinados en Egipto. Sirva esto para recordarnos que, por más que pensemos que el mundo empieza y termina en nuestras fronteras, las crisis humanitarias y de seguridad, como tantas otras, no nos pueden ser ajenas.

Sirva también para ver un eco más de la Primavera Árabe. Aquella fiesta que comenzó en Irán en 2009 y siguió en Túnez en 2010 para contagiar a varios países islámicos de Oriente Medio cuyas poblaciones se rebelaron en contra de los líderes autoritarios/dictatoriales que llevaban décadas encabezándolos.

Occidente celebraba: llega la democracia a Oriente Medio; el mundo árabe se une a “nuestro” estilo de gobernar.

Fue el caso en Túnez con Ben Ali; en Egipto con Hosni Mubarak; y le siguieron Libia de Gadhafi; Yemen; Bahréin y notablemente Siria, con el aún líder Bashar al-Assad.

El entusiasmo entre los jóvenes árabes que veían que podían tomar las calles y exigir derechos se contagió en analistas, medios de comunicación, políticos y observadores de occidente.

Hoy, esa gran fiesta conocida como la Primavera Árabe ha quedado atrás. Y en su lugar tenemos ecos de inestabilidad que han generado las olas de migrantes que vemos intentando llegar a Europa.

Provenientes de países que funcionaban bajo el yugo de liderazgos unipersonales, hoy las poblaciones de muchos de estos países se encuentran en el desamparo y desorden.

En marzo y junio supimos de los ataques a turistas, primero en un museo y después en una playa en Túnez. Ambos ataques atribuidos al Estado Islámico.

Ahora ha sido el ataque a los turistas mexicanos en la región oeste de Egipto. En esta ocasión se habla de que el ataque se debió a un error de las fuerzas policiacas y militares de Egipto que están intentando mantener segura una zona en pugna por el control de rutas de contrabando.

Estas rutas estaban “tranquilas” cuando Mubarak y Gadhafi encabezaban el gobierno en Egipto y Libia, respectivamente. Pero ahora, los contrabandistas beduinos se encuentran en pugna y el actual presidente egipcio, Abdel-Fattah al-Sisi, simplemente no ha podido establecer un control que evite ataques a civiles y a turistas. Como sucedió el domingo.

El caos en Egipto es tal que no se ha podido confirmar con precisión el número de muertos ni bien a bien por qué fueron atacados por las fuerzas egipcias los turistas mexicanos como si fuesen terroristas.

Egipto quiere revivir su economía dañada por las múltiples manifestaciones en la Plaza Tahrir a través del turismo.

Se antoja complicada la situación en ese y otros países del mundo árabe que simplemente dejan de funcionar cuando se les quiere implantar el sello de la democracia occidental.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

Países