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Aprendiendo de la historia
Mar, 03/08/2021 - 07:53

Segundo Capristán

Segundo Capristán
Segundo Capristán

Gerente de Finanzas y Relación con Inversionistas de Arca Continental Lindley

Aldous Huxley fue un filósofo y ensayista inglés que se caracterizó por sus obras distópicas (referidas a una sociedad indeseable) y entre sus obras dejó muchas frases de las cuales varias de ellas han sido importantes. Una de las más resaltantes fue “quizás la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.

Durante los últimos años la región ha vivido una serie de cambios en los gobiernos de turno virando de la centro-derecha a la izquierda y el socialismo lo cual ha representado para la mayoría un cambio inesperado debido a que el sistema vigente había procurado un crecimiento económico tal que había generado que varios países (especialmente los de la llamada Alianza del Pacífico) se constituyeran en los países más “prósperos” de la zona. Sin embargo, vale la pena analizar si era realmente inesperado que sucedieran estos cambios.

La realidad nos dice lo contrario, cuando los indicadores macroeconómicos venían mostrando resultados positivos del crecimiento del Producto Bruto y de la reducción de la pobreza, la tendencia de crecimiento de índices como el Índice de Progreso Social no mantenían la misma pendiente. Por otro lado, la reducción de la pobreza dejaba en un nivel de vulnerabilidad importante a quienes teóricamente dejaban de formar parte del grupo de las personas de menos recursos. Tal ha sido la vulnerabilidad que la pandemia tuvo como consecuencia que algunos países retrocedieron lo que habían logrado avanzar en períodos entre cinco y diez años consecutivos.

Hacia finales de 2019 publicaba en dos ediciones consecutivas de AE sobre la relevancia de cuidar el progreso de la sociedad y que el crecimiento económico no debería ser considerado el fin sino el medio para lograr dicho progreso, sin embargo, lo que hemos visto ha sido una concentración en medir el bienestar por medo de la medición del Producto Interno Bruto.

Adicionalmente, en los últimos años las elecciones ya anunciaban un avance importante en la preferencia por los conocidos outsiders y por los candidatos anti-sistema, en al caso de Perú desde 2006 los candidatos estuvieron en la segunda vuelta o muy próximos a estarlo, inclusive en 2011 fue elegido Ollanta Humala quien en su primera postulación (2006) se presentó como un candidato radical y luego en la segunda oportunidad mostró cierta moderación ganando la elección.

Reclamos desmedidos como los sucedidos en Colombia y Chile a consecuencia de decisiones del gobierno que no representaban cambios significativos en la sociedad nos dicen que no se había estimado el grado de inconformidad de buena parte de la población y que dichos actos, que como decíamos no eran estructurales, fueron la gota que derramó el vaso.

Si consideramos la suma de una visión concentrada en el crecimiento económico y no en el progreso social y la falta de un entendimiento de las preferencias de los electores por medio de su apoyo a candidatos outsiders, como diría Huxley, no hemos aprendido de nuestra historia, y lo que es más espinoso, de nuestra historia reciente.

Ante esta nueva tendencia y ante los cambios sucedidos se hace más relevante entender que si bien la economía de mercado es un sistema que permite el desarrollo de los países y que procura un crecimiento que permite un mayor bienestar, es muy importante que se establezca un set de indicadores que permitan determinar si ese progreso está llegando a los distintos niveles de la economía y así se logre un desarrollo que consolide el sistema con el apoyo popular.

Busquemos que el concepto de que no aprendemos de la historia quede trasnochado por una nueva historia que toma en cuenta las lecciones del pasado.