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Es hora de desafiarnos para ser más productivos
Mié, 06/09/2023 - 08:00

Alejandro Inzunza

Tecnología versus capital humano
Alejandro Inzunza

Socio de Symnetics y cofundador Pharu Analytics

Los resultados de la encuesta Casen -que mide en Chile la pobreza por ingresos y la pobreza multidimensional con representatividad nacional y regional- nos dejaron un gusto de dulce y agraz. Sin duda es alentador ver una disminución de la pobreza a niveles por debajo de la época prepandemia (6.5%) pero, en la misma proporción, es preocupante entender que esta mejora tuvo que ver con transferencias vía subsidios a los sectores más desamparados, en lugar de haberse generado por medio de ingresos autónomos de este sector. Entonces el desafío que nace es cómo transformamos la noticia positiva en un número que se sostenga en el largo plazo y que, a la vez, sea independiente de lo que haga el Estado con recursos que disponga para revertir situaciones contingentes.

En otra mirada, pero con la misma lupa, cuando se observa el crecimiento esperado de la economía hacia adelante, hay bastante coincidencia con el rendimiento de los factores productivos que tenemos actualmente: los estudios arrojan un PIB tendencial de un 2.1% hasta el 2032, lo que no es muy distinto del crecimiento proyectado de la población en el mismo período.

Y es que, en el pasado, el éxito de Chile se debió en gran medida por la apertura a nuevos mercados mundiales donde pudimos posicionar nuestros productos y servicios a precios muy competitivos, entre otros factores. Desgraciadamente, a estas alturas, esta receta no alcanza. ¿Qué hacemos entonces?

Nos guste o no, debemos comenzar a desafiarnos más para ser más productivos. Y cuando hablamos de productivos, hablamos de hacer cosas realmente distintas y no sólo “apretar más y marginalmente lograr producir lo mismo con menos personas”. Esta es la respuesta fácil cuando los números no dan. Propongo al menos hacer un par de iniciativas importantes en nuestras organizaciones que nos desafíen a mejorar.

La primera es utilizando herramientas de excelencia operacional como la introducción de la filosofía Lean para producir de manera más eficiente en nuestras organizaciones, haciendo un barrido de los procesos que han ido mejorando marginalmente en el tiempo y desafiarse a producir más con los mismos recursos.

Tenemos un caso conocido y público de una empresa minera de mediano tamaño que, luego de una profunda revisión de sus procesos y acompañamiento en “ver que las cosas sucedan”, logró incrementar su producción en más de un 25% con los mismos recursos que ya tenía. ¿Qué sucedería si esto lo hacemos de manera transversal en toda la industria? Tendríamos al menos un 10-15% de mayor producción que podría perfectamente servir para aumentar los niveles de inversión, mejorar los sueldos de los trabajadores y también mejorar los dividendos para los dueños.

Todos ganan, el país gana.

Una segunda propuesta es mejorar la transformación digital y toma de decisiones basada en datos más que en el instinto, como aún suele ocurrir en muchos lugares. Desde nuestra experiencia, hemos confirmado que los niveles de ingresos y rentabilidad mejoran notablemente cuando las compañías toman decisiones basadas en datos.

Es una realidad innegable que cuando se realizan estos diagnósticos y se implementa esta metodología, las iniciativas son tantas que debieran reformularse en casos de negocios y otras metodologías. Nuevamente quedan millones (sí, millones) de dólares disponibles para reinvertir, distribuir más y mejor a los trabajadores y también a quienes son los dueños del capital. Incorporar fórmulas realistas a nuestro mercado, más eficientes y veloces, con mirada de largo plazo y sostenibles en el tiempo, nos aumentan significativamente las posibilidades de no sólo reducir la pobreza de manera permanente y con ingresos propios de los trabajadores, sino que por fin dar un giro necesario y generar incentivos que son virtuosos para todos.

No tengo dudas que hay otras iniciativas para mejorar la productividad y lograr mejores resultados, pero propongo comenzar con estas. ¿Qué falta para salir a dar este salto cuando tenemos incentivos de sobra para hacerlo? No nos estanquemos en la crítica ni en el sabor agridulce que nos ha quedado con los resultados de la última Casen. Ya sea por el interés individual o el colectivo, estamos ciertos que nos cuesta poco intentarlo.

La alternativa es seguir haciendo más de lo mismo, obviamente con resultados similares a los que ya hemos tenido.