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Liderazgo femenino, un activo reputacional que llegó para quedarse
Jue, 23/05/2019 - 10:11

Diego Fuentes

Liderazgo femenino, un activo reputacional que llegó para quedarse
Diego Fuentes

Diego Fuentes es gerente general de INC Comunicaciones.

Los recientes nombramientos de mujeres en la gerencia general de Coca-Cola Chile, Aguas Andina, la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI) y Cámara Chilena de la Construcción (CChC); o el directorio de Mall Plaza, es resultado de una demanda ciudadana que comenzó a gestarse años atrás, pero que cobró una fuerza importante recién en 2018. Prueba de ello es que si analizamos desde la inteligencia digital las 86 mil conversaciones públicas sobre mujeres en posiciones de liderazgo, desde enero del año pasado a la fecha, la cifra es cuatro veces mayor que el promedio anual desde 2015 a 2017 sobre este tema.

Las organizaciones están comenzando a tomarle el peso a los asuntos relevantes de la ciudadanía, comprendiendo que mejorar su percepción en los diferentes grupos de interés es fundamental para construir una reputación sostenible desde la confianza y la credibilidad, atributos esenciales de este intangible que han perdido valor en la crisis de legitimidad que hoy gobierna en Chile.

Antes, este y otros temas respecto a imponer una agenda en la opinión pública era debate exclusivo de círculos de poder, correspondiente a ese "establishment" que influía unilateralmente en el clima de opinión.  Eso cambió en el contexto de la fragmentación del poder, y hoy nos encontramos con una sociedad que es dirigida por un nuevo líder de opinión, dueño de la reputación de las organizaciones. Que es indivisible en su rol de persona/ciudadano/consumidor y juez de quienes tienen la tan ansiada licencia social para operar. Un director de orquesta que presiona coyunturalmente a través del mundo digital para imponer su agenda valórica. De hecho, es en la ciudadanía donde se da el mayor crecimiento de comentarios digitales respecto de mujeres en alto cargo, desde el 2018 en adelante, con un aumento exponencial de 200% respecto del periodo 2015-2017.

Este nuevo líder demanda coherencia en el quehacer del sector público y privado, entre lo que declara sobre la inclusión y lo que realmente está haciendo en materia de cuotas femeninas en la primera línea. Esto, nos enfrenta al desafío de aumentar significativamente el 6,4% de mujeres en directorios de las compañías del IPSA (Ranking Mujeres en la Alta Dirección 2018, de ComunidadMujer y Virtus Partners), cifra que este año podría aumentar gracias a la Subsecretaría de la Mujer y la Equidad de Género -como parte de la Agenda Mujer-, acercándonos en el mediano plazo al 20% de la media de los países OCDE. En los gobiernos corporativos de las estatales no SEP, las cifras son igualmente bajas con solo un 10,5% de mujeres; y, por el contrario, en el Sistema de Empresas Públicas el escenario es más auspicioso con directorios con cerca de un 40% de presencia femenina.

La igualdad de género en las organizaciones es clave para la construcción de su reputación, generando valor para sus stakeholders y en su desempeño financiero. Romper estereotipos y contar con políticas adecuadas al interior de cada entidad es fundamental para poder cumplir con las expectativas de la ciudadanía, la cual cree que la segunda desigualdad principal entre hombres y mujeres es la ocupación de cargos directivos (48%), de acuerdo al estudio Chile 3D 2018.

Todo indica que este control ciudadano irá tomando cada vez más fuerza. En consecuencia, el llamado es seguir escuchando y gestionando los asuntos relevantes de la comunidad para capitalizarlos como activos reputacionales que generen vínculos fuertes y duraderos en el tiempo. Como referencia, solo en la semana del 15 de abril de este año se generaron 950 conversaciones sobre mujeres en la alta dirección, pero solo 38 de estas se referían a un nombramiento particular de una empresa, con lo cual las organizaciones tienen mucho espacio para que comunicacionalmente puedan posicionar en los grupos de interés todos sus avances en materia de inclusión. Finalmente, ¡la mejor forma siempre de decir es hacer! 

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