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6 equipos tecnológicos que estaban obsoletos pero volvieron a la vida
Sábado, Diciembre 19, 2015 - 08:04

Cualquier tiempo pasado fue mejor o, al menos, eso es lo que dicen los nostálgicos. Y no solo ellos, también los que nos vamos haciendo ya algo mayores…

Por Cecilia Vega Hevia para Think Big. Con el desarrollo vertiginoso de la tecnología, tanto que casi no nos damos ni cuenta de lo rápido que va, son muchos los hitos que han quedado relegados a los museos o al recuerdo. Pero en plena era digital también podemos encontrar ejemplos de retrotecnología que, por nostalgia o por comodidad, ganan adeptos cada día. Te proponemos echar la vista atrás, por lo que toma nota de esta serie de seis productos tecnológicos ya antiguos, que no pasados de moda, y que debes usar si quieres estar al día.

Teléfonos de primera generación

Voy a poner mi casa patas arriba hasta dar con mi primer móvil, ese Nokia 8210 de color azul que jubilé hace años. Si tú también tienes olvidado en un cajón un terminal de primera generación, de esos que solo servían para hacer llamadas y enviar SMS, debes saber que te estás perdiendo una doble oportunidad: la de rescatarlo y volver a usarlo (te hará parecer muy cool) o la de venderlo (depende de la rareza del modelo podrás embolsarte unos cuantos euros, ¡incluso miles!).

No estoy exagerando. Hasta 1.900 euros piden por un Motorola Aura, o 1.300 euros por un Nokia 880 Arte Gold en un sitio web especializado en la venta de móviles vintage.

Si hasta la archipoderosa directora de Vogue, Anna Wintour, o la cantante Rihanna lucen con orgullo sus viejos teléfonos, está claro que algo está sucediendo. Y es que mientras unos hacen largas filas para comprar el último modelo de smartphone, otros buscan lo original en lo antiguo o eligen llevar una vida menos dependiente y conectada con modelos más discretos, más sencillos y menos hackeables.

Discos de vinilo

Primero la llegada del CD y después de la música en formato digital y en streaming precipitaron el declive del vinilo. Parecía que había tocado fondo, pero hace unos años, cuando varios grupos decidieron sacar a la venta ediciones limitadas de sus trabajos en vinilo, algo cambió. Para sorpresa de muchos, estas copias se agotaron rápidamente en manos de ávidos coleccionistas y se desató una renovada pasión por este evocador formato sonoro.

Hasta tal punto ha sido este renacer, que en Reino Unido ya se puede consultar la lista semanal de los discos de vinilo más vendidos, elaborada por la empresa Official Charts Company. En este país, el vinilo facturó 1,88 millones de dólares en 2014, la cifra más alta registrada en los últimos 18 años.

Si creemos a los melómanos, hay que buscar la explicación de este fenómeno en la calidad del sonido (nada que ver con los archivos digitales de mp3, dicen) aunque la receta del éxito del vinilo incluye también ingredientes de romanticismo, nostalgia y  moda. Si los vinilos son bonitos, sobra decir la magia que desprenden esos tocadiscos antiguos que ahora reviven al son de un número cada vez mayor de referencias. Y, para los que no tenemos la suerte de tener una de esas joyas, tranquilidad, existen en el mercado variedad de tocadiscos, algunos de diseños clásicos, y otros mucho más modernos con radio, reproductor de CD y conexión USB.

Casetes

Y llega el turno del primo canalla del vinilo: el casete. Si alguien lo daba por muerto, estaba equivocado. Este formato es en la actualidad la forma común de distribución musical en escenas alternativas como el punk, el hardcore o el death metal. Así lo explica en una entrevista para El Mundo el responsable de Mondo Canapé Records, sello discográfico español que edita exclusivamente en casete.

Publicar en casete es mucho más rápido y rentable que hacerlo en vinilo, aunque las cintas vengan del extranjero. En EE.UU. se encuentra el mayor fabricante del mundo que, con más de 10 millones de cintas producidas este año, está viviendo su mejor época desde que abriera allá por 1969. Su terquedad y negativa a desaparecer se ha visto recompensada.

En este renacer del casete pesa de nuevo la cuestión de la calidad del sonido (el casete distorsiona el sonido, le aporta calidez y textura, cuentan los expertos) y, por supuesto, la moda retro que nos inunda. Aunque muchas de estas cintas incluyan un código para descargar el contenido de Internet, es agradable, casi un ritual, tener un casete entre las manos, jugar a rebobinar la cinta con un boli y, si aún conservas un viejo walkman, meter el casete y darle al Play.

¿No tienes Walkman? Por el momento, y a pesar del repunte de los casetes, es complicado encontrar este revolucionario reproductor de audio portátil en una tienda física. De hecho, Sony, su casa matriz, dejó de fabricarlos en 2010. Por fortuna siempre nos quedará el gran mercado de Internet.

Auriculares XXL

Cuánto más grandes y llamativos, mejor. De los 80 y los 90 a nuestros días. La tendencia revival viste nuestras orejas desde hace ya varios años. Adiós a los pequeños y discretos auriculares que se meten en los oídos. Hola a los auriculares grandes (enormes) elevados a la categoría de complemento de moda. Esos equipos que antaño solo se asociaban a Djs y hip hoperos acompañan hoy a teléfonos y dispositivos de audio tanto de melómanos como de deportistas y fashion victims.

A favor, las cómodas almohadillas que cubren el pabellón auditivo, que te aíslan con más efectividad del exterior y cuidan tu salud auditiva. Mucho mejor que los auriculares chiquititos tipo botón que (al menos en mi caso) nunca llegan a encajarse correctamente donde deben y se caen y se vuelven a caer. Tecnología al servicio de la experiencia y calidad del audio también deberían ir en el apartado de los pros, aunque existen muchos cascos de nueva generación que priorizan estética a técnica con desafortunadas consecuencias.

En contra. Incómodos de transportar y engorrosos de guardar (por mucho modelo plegable e inalámbrico que se inventen). Curioso (a veces ridículo) comparar el tamaño de los auriculares con el de los normalmente minúsculos reproductores de música.

Máquina de escribir

Hace unos meses los medios se hacían eco de lo que llamaban la última moda hipster  y que consistía, nada más y nada menos, que en escribir a máquina en lugares públicos. En el metro, en el aeropuerto, en el parque, en una cafetería… cualquier lugar era inspirador, a tenor de las fotos subidas a Redes Sociales. En EEUU ya hay establecimientos con máquinas de escribir a disposición de los clientes e incluso se celebran fiestas temáticas, type-ins, en cafés y librerías. ¿Para cuándo una en España?

La antigua herramienta de escritor, inventada en 1868, está en las antípodas de los ordenadores y editores de texto actuales, y quizá por ello resulte tan atractivo posar los dedos sobre sus teclas y, por un rato, creerse Heminghway o T.S. Eliot frente al folio en blanco. Una gran dosis de sentimentalismo y también alguna que otra ventaja se esconden tras la elección: privacidad, seguridad, instantaneidad, espontaneidad, concentración y menos distracciones. Uno es más susceptible a procrastinar frente a una pantalla de ordenador (sobre todo si hay conexión a Internet).

Más pruebas de que la máquina de escribir está de moda la encontramos en iTunes, donde gracias a la app Titled Hanx Writer puedes recrear la experiencia de escribir a máquina en tu tablet. Un auténtico éxito de descargas. Otra opción, más fiel al original, de combinar analógico y digital es comprar un Qwerkywriter, un teclado con conexión USB y Bluetooth que imita al de una antigua máquina Remington.

Cámaras de fotografía analógicas

Si hay un producto tecnológico que indiscutiblemente hace interesante a quien lo lleva es la cámara de fotos. Y si este principio se aplica a la fotografía digital, el interés se multiplica exponencialmente cuando la cámara es analógica. El fotógrafo en cuestión puede ser un romántico, un purista, un amante de lo tradicional, un aficionado a experimentar … El carrete no es lo más práctico, tampoco lo más barato, pero lejos de morir, ofrece un futuro prometedor.

Cada vez es más frecuente ver en la calle antiguos modelos con película de 35 mm de marcas conocidas como Canon, Nikon, Yashica, Leica y Olympus, pero también cámaras míticas de formato medio como las Rolleyflex o las Hasselblad.

Pero si hay dos cámaras de las que presume un buen moderno son las Polaroid y las Lomo. Mientras las primeras dotan al proceso fotográfico de la magia de la instantaneidad (aunque los modelos de nueva creación permitan también almacenamiento digital), las segundas siguen cautivando con esa estética errática pero transgresora que recuerda a un Instagram de la época analógica. Por amor a la fotografía o por tendencia y moda, ambos modelos se han convertido en clásicos retro de culto.

Ya sabes, presume de antiguo para ser moderno. Rebusca en cajones, visita mercadillos o tiendas de viejo y hazte con la retrotecnología de moda. Incluso puedes probar a reconstruir tu memoria tecnológica con piezas de Lego. La experiencia nostálgica elevada al cubo.

Autores

Think Big