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Barbara Beskind: la abuela de 91 años que triunfa en Silicon Valley
Sábado, Septiembre 12, 2015 - 07:29

Esta diseñadora es parte del equipo estrella de la firma IDEO, una compañía conocida por estar detrás de la creación del primer ratón para Apple así como la Palm V.

Por Pablo G. Bejerano.  Cuando Barbara Knickerbocker-Beskind vio en 2013 a David Kelley en el programa de televisión 60 minutes se planteó que ella podría echarle un cable a aquel hombre. Barbara tenía entonces 89 años y toda una trayectoria a sus espaldas como terapeuta ocupacional. Aquel hombre, David Kelley, era el fundador de la firma de diseño IDEO, que en su momento diseñara el primer ratón para Apple, así como la Palm V y otros productos para marcas de la talla de Coca-Cola o Ford.

Actualmente IDEO cuenta con más de 600 empleados y está asentada en varias ciudades de Estados Unidos, en Londres, en Múnich y en polos económicos asiáticos, como Tokio, Shanghái y Singapur. Nos habíamos quedado en que Barbara vio a David Kelley y pensó que podría ayudarle. Por las palabras que dijo el fundador de la compañía en televisión, esta veterana intuyó que en su empresa aceptaban y realmente respetaban a gente con trayectorias muy variadas.

"Tengo un tipo único de experiencias y habilidades de diseño, yo podría ser de valor para esa firma", pensó la mujer al ver a Kelley en televisión.

Y desde luego la trayectoria de Barbara era muy distinta a cualquiera que pudiera trabajar en IDEO. Su labor profesional como terapeuta ocupacional, apoyando la rehabilitación de personas con discapacidad o pacientes con diferentes tipos de lesiones, se unía a su formación primitiva en Artes y Diseño, que completó en 1945. A esto último sumaba las clases que había dado a partir de 1997 de base artística, para aprender nociones que le sirvieran en sus dibujos.

Porque sí, Barbara dibujaba. Practicaba esta disciplina para crear los diseños de sus inventos. Como terapeuta ocupacional había tenido que enfrentarse a múltiples retos a lo largo de su vida profesional y algunos de ellos requerían un punto más de ingenio que se sobrepusiera a los instrumentos y recursos existentes. De ahí que ideara sus propios artilugios, como una almohada cuadrara que patentó para proteger a los niños cuando se caían.

No obstante, su gusto por los "inventos" venía de mucho antes, especialmente en los tiempos de la Gran Depresión cuando su padre le enseñó a fijarse en las cosas a su alrededor y su madre, a disparar su creatividad. La necesidad afila el ingenio y en aquel momento no había dinero para comprar muchas cosas. Barbara las tenía que inventar.

Si bien el padre de Barbara fue uno de los primero 100 hombres en trabajar para el FBI, cuando ella tenía solamente un año perdió su trabajo y no encontró un nuevo empleo por más de siete años. A causa de esto, su familia debió mudarse donde su abuela, su primer acercamiento con lo que era la tercera edad. En este contexto, la ahora diseñadora de IDEO se vio obligada a crear sus propios juguetes, por ejemplo, con dos ruedas de auto podía construir su propio "caballo" de goma.

Ya para los 10 años, Barbara sabía que quería ser inventora, sin embargo en aquella época no aceptaban mujeres en las escuelas de ingeniería así que no tuvo mayor opción que estudiar Economía de Hogar en caso de que alguien, algún día, necesitara crear un nuevo diseño de abrelatas. 

 

Fue recién en 1945 que Barbara se graduó de la carrera de Arte y Diseño aplicado de la Escuela de Economía del Hogar de la Universidad de Syracuse, y pudo entrar a la carrera que ejerció por tanto años: Terapia ocupacional.Dentro de este oficio, se vio obligada a seguir precisamente el camino que tanto deseaba creando nuevos objetos por medio de materiales como lana, cuero o madera tanto para entretener a sus pacientes, como también para ayudarlos con nuevos equipos para moverse independiente o incluso, poder sostener una cuchara por su cuenta.

Uno de los casos que más la marcó, dentro de este trabajo, el del piloto Hickam Field. Este militar llegó paralizado producto de una plaga de polio dentro de la guerra y no podía valerse por si mismo. Sin embargo, Barbara no se dio por vencida, trabajó con él y logro diseñar un aparato especial para que pudiera moverse en distancias pequeñas y por su cuenta.

Pensando en esta variedad de conocimientos, y una larga carrera de trabajo que trató dejar en 5 oportunidades sin éxito, Barbara se puso manos a la obra y redactó una carta a Kelley, que envió por correo postal donde confesaba, según comentó a la BBC, que si bien estaba interesada en trabajar con ellos no usaba el ordenador porque sus ojos se lo impedían.

En una semana obtuvo la respuesta: la invitaron a las oficinas a conocer a parte del equipo de IDEO. La compañía estaba desarrollando en esos momentos una serie de diseños orientados a ayudar a las personas de más edad.

Cuando Barbara llegó a las oficinas, con la idea de que tendría una charla con un par de personas, se encontró con 30 ó 35 diseñadores e ingenieros que aguardaban a que ella hablara. A partir de ahí esta mujer que ahora tiene ya 91 años se convirtió en consultora para el equipamiento y el diseño de productos y servicios dirigidos a la población mayor y a las personas con visión reducida.

Cada jueves Barbara toma el tren hacia las oficinas de IDEO. Llega sobre las diez de la mañana y se sienta. La gente concierta encuentros con ella y le pide consejo. Del ambiente destaca que hay un tono “extremadamente colaborativo” y hace notar que se la trata como a una igual, pese a que la gente allí tiene seis o siete décadas menos que ella y muchos cuentan con doctorados o másteres. Sus palabras, en cambio, son respetadas en base a su experiencia. 

Por ejemplo, para la creación de un producto que todavía no ha sido lanzando, los otros diseñadores deberían usar baterías, pero debían ser muy pequeñas para la estructura del producto. Lamentablemente, al usar pilas tan pequeñas, los usuarios de mayor edad eran excluidos de estos productos, especialmente, por la dificultades que les podía suponer manipular estos elementos. En base al conocimiento de Barbara, los expertos decidieron optar finalmente por un sistema de carga eléctrica, algo que solo fue posible luego de que la diseñadora de 91 años compartiera su experiencia.

"No espero que cualquier persona quiera trabajar de la manera que yo lo hago. Pero si no tienes algo que te identifique del resto -sea a través del tejido o porque tocas maravillosamente el piano- pierdes tu identidad. Y esta es mi identidad. Sigo trabajando", señaló Barbara sobre sus motivaciones para mantenerse, por este año y los que pueda trabajar, como la persona de mayor edad dentro del vanguardia Silicon Valley.

*Crédito imágenes: IDEO

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