Se esperaba que su vida útil fuera solamente de dos años, pero el astromóvil sorprendió a los científicos de la NASA.

La sonda Curiosity llegó a Marte hace tres años y desde entonces no ha parado de enviar información a los científicos de la NASA, que le sirvió para realizar una crónica de las andanzas del pequeño robot de seis ruedas por el Planeta Rojo.

La misión de Curiosity era determinar si un cráter de Marte de 154 kilómetros de ancho llamado Gale podría haber albergado vida microbiana. Esta fue una tarea que cumplió rápidamente al descubrir que en un lugar llamado Yellowknife Bay existió, hace millones de años, un lago que podría haber sido habitable.

Pero en el centro de este cráter se encontraba la otra gran misión de Curiosity: la montaña Mount Sharp, de cinco kilómetros y medio de alto. Al haber terminado su primera misión con éxito, Curiosity se dirigió hacia ella para estudiar la composición de su terreno, y ahí, a 30 metros del suelo del cráter, es donde se encuentra hoy. Su siguiente meta es ascender, al menos, a los 500 metros de altura.

Curiosity se posó en Marte el 5 de agosto, ayudado por una especie de grúa aérea. En un principio, se esperaba que su vida útil fuera de tan solo dos años, pero en agosto de 2014 el astromóvil seguía explorando y decidieron extender la misión por dos años más, aunque su deterioro a raíz de las condiciones a las que estaba expuesto ya se hacían notorias. Los científicos responsables de Curiosity dijeron a Space que esperan seguir añadiendo extensiones a la misión cada dos años en la medida de que Curiosity sea capaz de seguir explorando.