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Dogecoin: la criptomoneda meme que se transformó en una burbuja
Viernes, Febrero 12, 2021 - 11:22

Partió como una broma de Internet que pretendía desmarcarse del resto de las criptomonedas y, hoy, su precio ha crecido más de 2.200% respecto a febrero de 2020. ¿Por qué causa tanto furor Dogecoin? Expertos lo catalogan como un proyecto educativo pero advierten que es una burbuja que podría reventar en cualquier momento.

En medio del alza del mercado de las criptomonedas hay un proyecto que se ha destacado durante las últimas semanas, incluso sobre Bitcoin. Se trata Dogecoin, una criptomoneda que nació a partir de un meme - imágenes o videos que se difunden por internet - hace ocho años, pero cuyo precio ha aumentado más de un 2.200% respecto a febrero del 2020.

El peak del Dogecoin fue el jueves de la semana pasada, cuando el multimillonario empresario Elon Musk la respaldó en Twitter. Su precio subió de US$ 0,037 a US$ 0,058, un crecimiento de 56,7% en el mismo día.

La tasa de crecimiento del Dogecoin fue la razón por la que la criptomoneda atrajo la atención del CEO de Tesla y de los inversionistas, que ha sido cinco veces superior al Bitcoin, que subió subió 376% interanual.

Ante tal alza los expertos advierten que el fenómeno es muy arriesgado, ya que no hay una tecnología que justifique su precio, tampoco existe razón más que la especulación en el crecimiento y llaman a los inversionistas a tener cautela.

“Invertir en Dogecoin es muy arriesgado y solo lo recomiendo en dos escenarios. En primer lugar, si eres un inversionista avanzado de las criptomonedas con capital para arriesgar o si eres principiante con capital de riesgo muy pequeño, que desee experimentar, aprender y apostar con este tipo de activos”, dice a AméricaEconomía Roberto Zibert, CEO de la casa de criptomonedas chilena, OrionX. “El Dogecoin puede ser muy educativo e incluso sacar ganancias en el camino, pero si ninguno de estos dos escenarios es el tuyo, pasa de este criptoactivo”, agrega.

DOGECOIN: DEL MEME A LA CRIPTOMONEDA

Dogecoin fue diseñado el 17 de febrero de 2013 a partir de la imagen de un famoso perro meme de Internet. Sus creadores; Jackson Palmer, empleado de Adobe, y Billy Marcus, un antiguo ingeniero de IBM, buscaban crear una moneda digital más amigable que el Bitcoin, en un momento que este fue tristemente asociado al polémico sitio deep web Silk Road, que solo aceptaba pagos con criptomonedas para distintos servicios ilegales como tráfico de armas, drogas, órganos, entre otros. “Dogecoin buscaba diferenciarse de aquello”, aseguró Jackson Palmer.

En concreto, Dogecoin nació basado en Litecoin, una de las criptomonedas más antiguas del mercado que, a su vez, es un derivado del Bitcoin. “Por lo tanto, el Dogecoin no es realmente más innovador o distinto al Bitcoin”, dice Roberto Zibert, de OrionX. 

Tanto en el caso del Dogecoin como el Litecoin, utilizan el sistema PoW (Prueba de Trabajo, traducido del inglés) en su blockchain, la tecnología en el que todas las criptomonedas se basan y que funciona como un libro de cuentas digital de lo que sucede en una red de intercambio de valor.

El principal objetivo del protocolo PoW es proteger la red frente a los ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS), que son maniobras como las que afectaron al Banco Estado -una de las instituciones financieras más importantes de Chile- y que mantuvo a más de sus 7 millones de usuarios con servicios suspendidos durante casi una semana en 2020.

Por otra parte, su capacidad tecnológica hace que el procesamiento de las transacciones (minería) requiera mayor gasto energético y, por ende, mayor inversión por parte de los mineros de criptomonedas. Eso impulsa a que el precio de venta sea más caro por lo que, a mayor adopción, aumenta el valor de los tokens.

Originalmente, los Dogecoins se limitaban a solo 100 millones de unidades, pero en febrero de 2014 Jackson Palmer eliminó ese tope, por lo que se seguirán produciendo este tipo de criptomonedas infinitamente. En consecuencia, habrá mayor estabilidad en su precio a largo plazo porque hay más oferta, argumenta Roberto Zibert de OrionX.

MONEDA INFLACIONARIA

La burbuja actual del Dogecoin se ha visto anteriormente también. Su primer auge fue en 2017, cuando la corrida del Bitcoin arrastró el ecosistema de criptomonedas al alza. Mientras que una unidad de Dogecoin valía alrededor de US$ 0,0002 el 1 de enero, en el mismo período del 2018 valía US$ 0,0136: un alza de 68 veces. En un año más, su valor cayó a US$ 0,0023 por el derrumbe de Bitcoin.

El valor del Dogecoin, como la mayoría de las criptomonedas, se mantuvo en niveles muy lejanos a su máximos hasta fines de octubre del año pasado cuando grandes instituciones financieras, como Visa y JP Morgan, empezaron a invertir o aceptar Bitcoins. Las operaciones inflaron el valor de muchas criptomonedas, entre esas Dogecoin.

Actualmente, el Bitcoin vale alrededor de US$ 47.800 por unidad y el Dogecoin, inflado también por el efecto del primero, saltó de US$ 0.002568 a US$ 0,0849 el 7 de febrero, alcanzado su valor máximo histórico. 

Una de las principales razones de este auge fue el impulso del dueño de Tesla y SpaceX, Elon Musk, quien publicó este jueves en su Twitter que compró Dogecoins a su hijo de 9 meses al considerarlo “un proyecto divertido". El valor del activo se disparó más de un 60% tan solo en algunas horas.

Los expertos llaman a cuestionar estas alzas pronunciadas basadas en el furor de las redes sociales, donde el término FOMO se apodera de los inversores minoristas en la web, los mismos quienes, a través de Reddit, impulsaron el valor de GameStop hasta un 2.300%.

FOMO son las siglas en inglés de "miedo a perderse algo” (fear of missing out). En este caso, miedo a perderse las inéditas alzas de Dogecoin.

“Elon Musk compra el Dogecoin para dar a entender su apoyo a la industria (de criptomonedas). Ese juego, sumado a la poca liquidez de este activo en comparación a otros (US$ 9.000 millones), produce que se mueva bastante el mercado”, reflexiona Roberto Zibert, de OrionX.

El punto anterior lo comparte Guillermo Torrealba, CEO de la casa de criptomonedas Buda que tiene presencia en Chile, Argentina, Perú y Colombia. “Se ha transformado en la cripto(moneda) preferida de Elon Musk, lo que mucha gente interpreta como una señal positiva, entonces la compran y el precio sube. Eso, sumado a que es una criptomoneda con baja capitalización bursátil, hace que sea particularmente propensa a vaivenes drásticos. Creo que es improbable que su precio se mantenga así de alto”, sostiene.

En relación a lo anterior, las plataformas de criptomonedas hacen el llamado a no confiarse del auge de Dogecoin y dejarla para operadores experimentados o quienes estén dispuestos a asumir el riesgo de su alta volatilidad. Es una inversión “extremadamente arriesgada”, concluye Torrealba.

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Tomás Figueroa