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I-Sense: el prometedor robot de estudiantes chilenas para personas no videntes
Jueves, Mayo 7, 2015 - 08:27

Un simple prototipo construido por jóvenes desarrolladoras con un kit de lego y un conjunto de sensores se puede convertir en el gran invento para las personas no videntes.

Partió como un simple juego, pero hoy en día representa una de las innovaciones realizadas por jóvenes más prometedoras a nivel mundial. No por nada ya acumula una trayectoria nacional e internacional de constantes reconocimientos.

Combinando su amor por la programación y sus ganas de facilitar la vida de personas con discapacidad visual, Daniela Sáez, estudiante de segundo año de Ingeniería Civil Telemática, junto a su amiga Sofía Carrasco, de primer año de Ingeniería Civil Electrónica, ambas de la Universidad Santa María, crearon el I-Sense: un prototipo robótico con distintos sensores de tacto y de luz, capaz de ayudar a personas no videntes a ubicarse y reconocer mejor el ambiente.

Todo comenzó en el taller de robótica del Liceo 1 Javiera Carrera el año 2011, cuando Daniela –siendo alumna de ese establecimiento– asistió a un curso de programación en NQC dictado en la USM por alumnos del Plantel. Incentivadas por su profesora para participar en la feria Explora Conicyt, Sofía y Daniela crearon su primer prototipo, un “emulador sensorial” a base de un kit de Lego consistente en una caja o “cerebro” del robot, conectada a través de cables a sensores de luz, de tacto y ultrasonido ubicados en las extremidades de una persona.

En palabras de sus creadoras, “el propósito es ayudar a las personas con discapacidad visual, a enfrentarse de mejor manera al medio en el que viven e incrementar su calidad de vida a través de mayor autonomía y nuevas posibilidades laborales y de seguridad personal”. De esta forma, el objetivo del proyecto consiste en llevar el prototipo a un producto absolutamente práctico, capaz de insertarse en el marco de las soluciones tecnológicas para las personas.

Esta introducción en el mundo de la ciencia aplicada las llenó de entusiasmo y así, el año 2013, las jóvenes científicas comenzaron a trabajar en un siguiente prototipo, más cómodo y mejor acabado. Gracias a sus propias gestiones, ganaron un espacio para presentar esta nueva versión de su proyecto en una muestra de MakerSpace, y luego, el mismo año, participaron en la feria de emprendimiento juvenil JumpStart Chile, donde obtuvieron el primer lugar nacional.

Gracias a esto, el 2014 viajaron a representar al país en la Gala de Emprendimiento Juvenil Mundial de NFTE en Washington, EEUU. “Nos dimos cuenta de que en Estados Unidos tienen otros sistemas para sus discapacitados, pero nada como lo que nosotras estamos haciendo”, cuenta Daniela Sáez. “Fue motivante saber que nuestro proyecto es novedoso y ellos quedaron muy sorprendidos con la idea”, añadió. El mismo año viajaron a Medellín (Colombia) para competir en la Feria Científica CT+I, donde se repitió el éxito y encantaron a participantes y a la prensa.

Este año, las creadoras del I-Sense salen en búsqueda de nuevas oportunidades para perfeccionar su proyecto, tanto en la universidad como en las nuevas puertas que le abrió su figuración internacional; están conscientes de la necesidad de abastecerse de más herramientas para alcanzar su objetivo. “Nos dimos cuenta de que para llegar a las personas que realmente necesitaban, teníamos que hacer un plan de negocios para hacer sustentable el proyecto. Esto requería difusión y financiamiento, proceso en el cual aún estamos trabajando, ya que no queremos dejar esta idea por un obstáculo como lo es el dinero”, comenta Daniela junto a Sofía.

UN ROBOT CON IMPACTO SOCIAL
 
Para poder desarrollar las funcionalidades que el dispositivo alcanza hoy, las jóvenes creadoras del I-Sense incluyeron la retroalimentación de quienes serían sus usuarios, es decir, personas con discapacidad visual. Para esto, visitaron diferentes instituciones de personas ciegas y, a partir de su contribución, definieron qué aplicaciones era necesario incluir para mejorar su prototipo inicial.
 
“Las personas no videntes que entrevistamos nos decían que para ellos era emocionante que unas niñas de enseñanza media hicieran estos proyectos, pensaran en ellos y en cómo insertarlos socialmente”, recuerda Daniela, explicando lo que fue un momento decisivo para su iniciativa. “La tecnología avanza para darle más comodidad a quienes tenemos todas las facilidades, pero generalmente deja atrás a las personas con otro tipo de capacidades”, añade Sofía.
 
Para ambas, una vez mejorado, el proyecto puede darles a los no videntes más independencia, seguridad y hasta posibilidades laborales, “un montón de cosas que hicieron que supiéramos que el proyecto puede ser mucho más grande de lo que pensábamos”, según Sofía.

PROYECCIÓN

En esencia, el impacto del proyecto de estas estudiantes no comprende barreras culturales o nacionales. No obstante, debe lidiar con un aprendizaje constante para poder exportar de manera exitosa ideas y productos desde América Latina, región que aún no se consolida como polo de innovaciones a nivel mundial. Sin embargo, para Daniela y Sofía, eso está por cambiar. “Me da orgullo pensar que no solo estamos representando a las mujeres, sino también a Latinoamérica. Nos dimos cuenta de que en el continente falta creerse el cuento, porque podemos hacer muchas cosas, pero nos quedamos ahí pensando que en Estados Unidos o Japón lo van a hacer mejor. Tenemos las mismas posibilidades, es cosa de aprovechar las oportunidades”, opinan.

-¿Qué esperan de i-Sense para unos cinco o diez años más? Un producto para centros especialistas, desarrollarlo directamente para una amplia parte de la población no vidente o comercializarlo de manera privada, por ejemplo.

-Nuestro objetivo es mejorar el prototipo para intentar cubrir la totalidad de las necesidades de esta parte de la población (cinco o diez años más). La idea es llegar a la mayor cantidad de personas no videntes, para esto necesitaríamos comercializarlo en centros especializados en la materia de salud.

-A partir de su experiencia internacional, ¿Cómo evalúan el entorno de innovación en América Latina? ¿Creen que en general se fomenta este tipo de desarrollos en la región o existe una gran deuda?

-Con nuestra experiencia internacional (Estados Unidos, Colombia) podemos decir que en América Latina hace falta creer en su propio recurso intelectual (inventores, científicos, investigadores, entre otros). Muchas veces se tienen buenas ideas, por ejemplo la nuestra, que recibió halagos de personas de todo el mundo, pero falta apoyo para iniciarlas y llevarlas a cabo. Solamente en algunos casos se logran llevar estos proyectos a buen término en un tiempo propicio.

-¿Cómo visualizan o piensan orientar el futuro de su carrera universitaria y profesional luego de este proyecto?

-Este es solamente un inicio de lo que nosotras esperábamos antes de entrar a la universidad. Uno de los factores que influenció en la elección de la carrera universitaria fue el interés mismo que generó el proyecto en este mundo de tecnología, innovación y emprendimiento. Más adelante planeamos idear y desarrollar más proyectos en esta área, ya que es lo que de verdad  nos apasiona y a lo que nos queremos dedicar.

Autores

Héctor Cancino