Esta sociedad hiperconectada, en red y en 'la nube' lleva a reflexiones que muchas veces van más allá de lo evidente, más allá de lo académico y se adentran en lo profundo de la ciencia ficción, las ciencias básicas y el 'cyberpunk'.
La cantidad de información que debemos procesar día tras días nos confunde. Cuesta hacer una adecuada "curatoría digital" para desechar lo inservible y conservar lo relevante. El temible big data nos abofetea sin piedad sin saber administrarlo aún.
Esta sociedad hiperconectada, en red y en 'la nube' lleva a reflexiones que muchas veces van más allá de lo evidente y de lo meramente marqueteado por los gigantes de la tecnología, más allá de lo academicista y se adentran en lo profundo de la ciencia ficción, las ciencias básicas y el 'cyberpunk'.
Intentando comprender la vastedad de internet y su poder casi infinito, surge en mi una correlación con la física, la naturaleza, lo palpable, en fin, con la materia que nos rodea. Tal como decía el filósofo y matemático griego Demócrito hace más de 2.000 años: “ardua tarea es penetrar en las cualidades reales de cada cosa”.
Recuerdo, basado en la serie de animé cyberpunk, un clásico a estas alturas, 'Lain, Serial Experiment', que todo este tejido electrónico participativo llamado internet, el cual Tim O’Reilly afirma que funciona en base a una inteligencia colectiva, puede tener un sustento en otra red, esta vez física, real, electromagnética: la Resonancia Schumann
La Resonancia Schumann es un campo electromagnético poderoso que rodea la Tierra que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 Kms. sobre nosotros.
Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o menos constante del orden de 7,83 Hz (hertz) o ciclos por segundo; similares al pulsar de un corazón.
Llamada así por su descubridor, el profesor de físca alemán Winfried Otto Schumann, quien en 1952 predijo su existencia, la Resonancia Schumann es una red electromagnética global que afecta a todos los seres vivos del planeta.
Ahora bien, la explosión de internet, la hiperconectividad, la Internet de las Cosas, la comunicación máquina a máquina (M2M), que operan en red, interconectando millones de nodos, chips...puede ser una materialización tecnológica de un fenómeno que ha existido siempre en la naturaleza: la red electromagnética global que es la Resonancia Schumann!
Tal como decía McLuhan en su célebre “El medio es el mensaje”, “todos los medios son prolongaciones de alguna facultad humana, psíquica o física”. Así, continúa McLuhan, “la rueda es una prolongación del pie, el libro es una prolongación del ojo, la ropa una prolongación de la piel, el circuito eléctrico una prolongación del sistema nervioso central”.
¿Y la sociedad red actual, Internet, es una prolongación de qué? ¡Puede ser una prolongación de la Resonancia Schumann!, tal como se explicaba magistralmente en Lain.
De hecho, el fundamento de la web es la interconexión mundial, a través de nodos (que podrían ser las neuronas en este caso), donde la mayor cantidad de personas tengan acceso a la información, creándose una red planetaria. Y esta red planetaria ya existe (internet), crece y es parte escencial de la productividad global
Hay quienes dicen que llegará un momento en que nuestros cerebros estarán conectados entre sí (como los nodos que conectan internet), gracias a la Resonancia Schumann y otros dispositivos conectados, y la comunicación sería casi “telepática”. No me asombraría.
Sobre la Resonancia Schumann hay bastante debate, unos más serios que otros. Se dice que puede estar manipulada, ocupada con fines militares, que incluso inside en la percepción del tiempo terrestre y que afecta los climas del mundo.
Finalmente, me quedo con la sentencia de Demócrito: “Ardua tarea es penetrar en las cualidades reales de cada cosa”
