A pesar de lo que pudiera pensarse, las disquerías especializadas no le temen a las descargas gratuitas. Crecimiento en las ventas y un público fiel que busca por cielo, mar y tierra el objeto coleccionable, han hecho perdurar un negocio difícil.

Víctor Vega (en la foto) no recuerda un minuto más complejo para su negocio que cuando partió en 2005; los nervios propios del primerizo en los números y las inversiones, la incertidumbre en la verdadera potencialidad de un negocio. Vender discos no es como vender pan.

Nunca, sin embargo, para el dueño de la disquería Sonar (Paseo Las Palmas, Providencia, Chile) la piratería o las descargas masivas y constantes de música desde la web, han sido un tema de preocupación. Más bien lo contrario.

“Para mi, internet es una ayuda, y no es que muchos de mis clientes no descarguen, lo que pasa es que igual vienen y compran esos discos que bajaron. Tener un disco físico o un vinilo tiene un valor agregado que hasta ahora no ha sido desestimado por la gente. De hecho, mis ventas han aumentado 30% en los últimos dos años”.

Estrategia. Pero entonces, ¿cómo es que la industria y en general las grandes tiendas de discos parecen caer ante la gratuidad de la red? Según Vega, el negocio es rentable, pero la escala millonaria de antaño no va más.

“El plus acá es la especialización, es la única manera de ofrecer música a un nicho específico pero donde hay clientes fieles”, asegura, calculando en 300 o 400 discos los que importa mensualmente de diversas partes del mundo. “Yo tengo un negocio al que le va bien, pero no estoy seguro de que abrir otro local sea grito y plata. Hay que mantenerse a una escala pequeña y traer productos afines, como Blu Ray”.

-¿Qué buscan esos clientes y que no encuentran en internet?

-Cuando uno invita amigos a la casa no les muestras la pantalla del computador cuando quieres hablarles de tu colección de discos, para eso tienes esas ediciones especiales, las reediciones, los bonus, las cajas coleccionables, las remasterizaciones. Además, está el tema del sonido y los archivos que se bajan de internet por lo general no suenan bien.

Siempre atentos. Esa idea del objeto coleccionable y del impulso entregado por los que ven en la música un objeto de deseo que no es pasajero, inspiró a Ronald Feeley, fundador de Funtracks (Nueva de Lyon 029).

“Cuando partimos nadie importaba los cd-singles, con remixes o versiones acústicas que no estaban dentro del tracklist del cd normal. Para los dj's y aficionados a la música electrónica tuvimos una tienda especializada con vinilos y cd's de ese tipo de musica. Además, hemos traído vinilos importados desde el inicio de nuestra tienda, no es un 'mercado nuevo'  para nosotros”.

Según Feeley, en la mayoría de los casos los coleccionistas son de edad, ya que ellos ya generan sus ingresos, pero siempre hay excepciones. “Hay jóvenes de 15 años que ya tienen armada una colección de sus artistas favoritos. En estos últimos años nos ha ido bien, debido al resurgimiento del vinilo, ya que es producto que no se puede copiar al mismo formato”.

-¿Qué piensas de las personas que prefieren bajar música en vez de  comprarla?

-Cada persona tiene el derecho a realizar lo que le plazca. Lo que no comparto es que alguien lucre de manera no legal por esto. Me parece bien que se regule el mercado de bajar música, así los derechos de los artistas y sus compañías no son

Pasados a llevar. Con 17 años de experiencia, Kraftwerkmusic (Nueva de Lyón 0114) fue fundada por el diseñador Hugo Ilabaca Mestre, bajo la premisa de enfocarse a melómanos puros. “En cuanto al tipo de discos, bueno, ellos obedecen a la selección constante, con pinzas, de piezas que después de cada búsqueda, escojo cuidadosamente para traer a Kraftwerkmusik”.

-¿Cómo se explica a tu juicio que el negocio sea rentable cuando cualquiera puede bajar casi todos los discos disponibles desde la web?

- Tienes razón, cualquiera puede bajar, pero ¿qué es lo que bajan? La masa se conforma con mal sonido. A pesar de lo que muchos de ellos afirmen hoy, hay fundamentos físicos muy simples que demuestran esto. Ellos no escuchan música y nunca la han escuchado. Probablemente tampoco leen, o ven cine en el cine. Confundir "gratuidad" con "calidad" es un triunfo del sistema.

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