Pese al levantamiento de la sanción anunciado por Trump, el impacto económico alcanzaría grandes daños al grupo chino que corría el riesgo de irse a quiebra.

Por Mediatelecom Agencia Informativa. El proveedor chino de equipos ZTE reconoce que la prohibición impuesta por el gobierno estadounidense (que finalizó la semana pasada) para la venta de sus productos provocará pérdidas de alrededor de US$3.100 millones, en medio de la incertidumbre de empleados y clientes, según un informe de Bloomberg.

ZTE, el cuarto mayor fabricante de teléfonos inteligentes en Estados Unidos se enfrentó a una orden de denegación del Departamento de Comercio de ese país, que impide que las empresas estadounidenses vendan hardware o servicios a la empresa china. La prohibición de siete años, que obligó a ZTE a cerrar sus “principales actividades operativas”, provino luego de que se determinó que ZTE violó los términos de un acuerdo de 2017 por el envío ilegal de equipos estadounidenses a Irán y Corea del Norte.

De acuerdo con el reporte de Bloomberg, citando a fuentes cercanas al asunto, la prohibición ha asustado a los clientes, provocando incluso el rompimiento de contratos que ya habían sido firmados. La compañía con sede en Shenzhen, China, ha gastado entre 80 y 100 millones de yuanes en gastos operacionales diarios, mientras que la mayoría de sus 75 mil empleados permanecen inactivos.

ZTE tuvo problemas por primera vez en 2016 por violar las leyes que restringían la venta de tecnología estadounidense a Irán. Un acuerdo en 2017 exigió a la compañía pagar hasta 1.200 millones de dólares y penalizar a los trabajadores involucrados, en lo que fue la multa penal más grande del Departamento de Justicia en un caso de control de exportaciones o sanciones.

Pero en abril de 2018, el Departamento de Comercio dijo que ZTE no sólo no cumplió con el acuerdo de 2016, sino que pagó bonos completos a los empleados que participaron en la conducta ilegal, no emitió cartas de amonestación y mintió sobre sus prácticas a las autoridades de Estados Unidos. Eso desencadenó la suspensión de siete años, y sus acciones han sido suspendidas en Shenzhen y Hong Kong desde entonces hasta la semana pasada.

El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el anhelado acuerdo para solucionar el conflicto con el grupo chino el pasado viernes, pese a las protestas de legisladores demócratas y también republicanos.

“La cerré (a ZTE), dejémosla ahora reabrir bajo importantes garantías de seguridad, un cambio en su dirección y su consejo de administración, la obligación de comprar componentes estadounidenses y una multa de US$1.300 millones”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.

Según informó el The New York Times, citando una fuente cercana al caso, altos funcionarios estadounidenses serían contratados para garantizar que ZTE cumpla con la legislación del país.