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Tecnología y sustentabilidad: las energías que impulsarán los autos del futuro
Lunes, Octubre 17, 2011 - 14:52

Estuvimos presentes en la Feria del Automóvil de Frankfurt (IAA), donde observamos de primera mano las principales innovaciones tecnológicas que se están desarrollando en la industria motor, que mezclan lo mejor de la potencia en cuatro ruedas, con la sustentabilidad ambiental.

Ya pocos son los que se atreven a negar la influencia de la quema de combustibles fósiles en el cambio climático, y con los automóviles representando un porcentaje alto de la contaminación del aire, cada vez son más las marcas que diseñan nuevas estrategias para disminuir este problema. Estuvimos en la IAA, una de las ferias de automóviles más importantes del mundo, para conocer las últimas novedades al respecto.

La competencia por la energía predominante no es una lucha reciente, ya en los primeros diseños de automóviles podían encontrarse disputas entre el vapor, la batería eléctrica y la combustión interna, con esta última alzándose por sobre sus competidores rápidamente gracias a su rendimiento, bajo costo, y distribuilidad.

Pero mientras los precios del barril de petróleo suben, la calidad del aire baja y el cambio climático se cierne como una amenaza cierta sobre el medio ambiente, por lo que el esfuerzo por reducir al mínimo las emisiones contaminantes sin modificar fuertemente el desempeño es algo que todos los ingenieros de automóviles tienen en la mira. Y en la última edición de la IAA, en Frankfurt, la sustentabilidad, preocupación por la ecología y el planteamiento de nuevas energías fue transversal.

La serie i de BMW fue una muestra de las tendencias que seguirán los autos en los próximos años con relación a la sustentabilidad, una de las razones por las que la compañía obtuvo por séptima vez consecutiva el primer lugar del Dow Jones Sustainability Index. Presentados como concept cars, el i3 y el i8 son la punta de lanza de BMW y, por más futuristas que parezcan, podrán estar disponibles desde el 2013 en las calles.

El i3, por ejemplo, tiene elementos suficientes para definir el siguiente vehículo de “Mega Ciudad”. Una de las principales preocupaciones a la hora de utilizar autos eléctricos es la autonomía de conducción que estos tienen, muchos modelos sólo presentan posibilidades de viajes cortos, no adaptándose a la vida en ciudades grandes, donde los usuarios necesitan viajar de un lado a otro sin recargar sus autos en el entretanto.

“Gracias a las nuevas tecnologías y el rendimiento de las baterías, los nuevos modelos pueden llenar hasta el 90% de las necesidades de movilidad de los pilotos”, explicó Jacob Benoit, Head of BMW i Design, en la feria.

Además, según explicó el experto, la batería puede ser recargada totalmente en 6 horas en una toma de corriente residencial normal. Si se usa un cargador de alta velocidad (como los que existen en las estaciones de carga), el 80% de la batería puede ser llenado en sólo una hora.

Un enfoque un tanto distinto en torno a las energías renovables es el de los automóviles que utilizan hidrógeno líquido como combustible. Si bien el compuesto se encuentra hace varios años disponible en el mercado, los costos de implantación, modernizacíón de los automóviles e instalación de infraestucutura, han hecho que alcancance un porcentaje de mercado practicamente inexistente hasta ahora.

“Hace un tiempo era imposible pensar en un auto que corriera 100% bajo una tecnología tan limpia como el hidrógeno líquido”, cuenta un representante de Mercedes-Benz en la IAA. “Pero actualmente hemos demostrado que los automóviles impulsados por hidrógeno están más cerca de ser la tecnología del futuro que cualquier otra”.

La marca celebró sus 125 años en la industria con un tour llamado F-Cell World Drive, donde recorrió 14 países y más de 30.000 kilómetros con tres Mercedes-Benz B-Class F-Cell, vehículos con cero emisiones contaminantes que utilizan sólo hidrógeno para impulsarse.

Además, el auto estrella de la marca para la IAA, el F125!, concept car que muestra todos los avances que la empresa considera para el futuro del automovilismo, también tiene un motor de hidrógeno como su fuente principal de energía.

¿Cuáles son las barreras de entrada para esta tecnología? Aparentemente precio e infraestructura, dado que un auto basado en hidrógeno puede multiplicar hasta por cuatro el valor de un vehículo, y los países que cuentan con plantas abastecedoras de combustible aún son demasiado escasas como para considerarlos una alternativa real, además de no existir aún muchos planes de gobierno específicos para realizarlo.

Claro que no es necesario apostar por una tecnología completamente nueva para disminuir las emisiones y aprovechar mejor la energía. Destacable es el nivel de tecnificación que han alcanzado los procesos computacionales al interior de los autos, resultando en un aumento significativo en la eficiencia al conducir y, por consecuencia, una menor cantidad de emisiones independiente del tipo de combustible utilizado. Los técnicos de la mayoría de las marcas se han dado cuenta que con pequeñas modificaciones a cómo se invertían los recursos, mayor rendimiento y menor contaminación eran una tarea fácil de lograr.

Un ejemplo de esto es el modo ECO PRO, disponible en la Serie 6 Coupé de BMW, que con sólo presionar un botón controla variables como los cambios de marcha, la aceleración, los frenos y el flujo de aire en el motor, aumentando la eficiencia del combustible hasta en 20%, sacrificando sólo un poco de velocidad, lo que lo vuelve un modo ideal para manejar en la ciudad y distancias cortas.  

Y si bien no hubo ninguna marca que no contara con algún modelo híbrido o netamente eléctrico, otra de las cosas que sorprendieron en la feria fue la gran cantidad de vehículos alternativos a los autos. A lo largo de la IAA podían verse motocicletas, scooters, bicicletas y segways, todos compartiendo motores totalmente eléctricos sin ningún tipo de emisión contaminante, y algunos incluso utilizando hidrógeno para alimentarse.

O claro, estaban también los clásicos que, más que confiar en las nuevas y revolucionarias opciones energéticas, se subían tranquilamente a una bicicleta común y corriente, o un poco más portátil que un modelo anterior, y partían por las calles de Frankfurt utilizando el más antiguo y efectivo motor del mundo: el cuerpo humano.