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Tecnópolis, la apuesta de Argentina para el desarrollo tecnológico
Lunes, Agosto 1, 2011 - 18:40

Ideada como parte de los festejos del bicentenario de la nación, Tecnópolis pretende transformarse en un referente regional de políticas públicas en tecnología. En el presente reportaje, hacemos un análisis de la mega feria y su rol en la política pública para esta área de Argentina.

En la septentrional Tierra del Fuego, el ingeniero bioquímico de la Universidad Nacional de la Patagonia, Oscar Bianciotto, recorre todos los días las gélidas marismas revisando el crecimiento del “espárrago de mar”, vegetal de la familia de las espinacas y acelgas del cual Bianciotto está extrayendo biodisel a partir de sus semillas. Conocida científicamente como la Salicornia, originaria de Europa y Estados Unidos, este producto tiene la particularidad de regarse íntegramente con agua de mar, aunque su mayor potencialidad está en su su re descubrimiento como un rico alimento funcional y fuente de combustible renovable. Este proyecto biotecnológico, es una de las varias atracciones de la feria científica, tecnológica y productiva Tecnópolis de Buenos Aires, Argentina, iniciativa liderada por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que está llamada a constituirse en una 'bisagra' para el desarrollo tecnológico del país sudamericano.

Inaugurado el pasado 15 de julio por la presidenta Cristina Fernández como parte de las celebraciones del bicentenario de Argentina, la feria Tecnópolis se yergue como un híbrido entre parque científico, museo de la ciencia, exposición de avances empresariales y futuro polo de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I), conviertiéndola de paso en uno de los engranajes más importantes de los esfuerzos estatales por hacer de Argentina una economía basada en el conocimiento e innovación productiva, dejando atrás el tradicional rol de productor de alimentos no elaborados.

La muestra tuvo un costo de aproximadamente US$8 millones de inversión directa, destinados sobre todo a la habilitación de la infraestructura de las 50 hectáreas, aunque los costos generales son más elevados, puesto que Tecnópolis se gestó con el aporte de varios ministerios, además del sector privado.

"El parque Tecnópolis está pensado para crear allí un polo tecnológico, aprovechando la amplia superfice y la presencia en los alrededores de instituciones importantes de ciencia y tecnología, como la Comisión de Energía Atómica, la Universidad Nacional de San Martín, el Institito Nacional de Tecnología Industrial y la Comision de Investigaciones de las FF.AA., en donde pensamos insertar algunas instituciones como la Fundación de Nanotecnología, entre otras", dice el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao. "La idea es habilitar la instalación de empresas tecnológicas para que inicien sus actividades, relacionándose con estas instituciones académicas y de investigación".

La megamuestra argentina está compuesta de stands, intervenciones, recitales y variados espectáculos artísticos y científicos, presentándo una atractiva y creativa puesta en escena, dividiendo la feria en cinco 'continentes': Tierra, Agua, Aire, Fuego e Imaginación, por donde ya han pasado más de 1 millón de visitantes, número que se espera aumente hasta el cierre de la muestra el próximo 22 de agosto.

La importancia de Tecnópolis en el desarrollo tecnológico de Argentina. Si bien los parques de la ciencia no son una novedad en el mundo desarrollado, en alguna medida en Latinoamérica sí lo son y funcionan como una herramienta trascendental para lograr la tan anhelada simbiosis público-privada que busca transformar el conocimiento científico generado en las universidades, en innovaciones productivas desarrolladoras de riqueza. La importancia de estos parques científicos radica en su impacto en toda la cadena de los sistemas de innovación nacionales, desde los jóvenes de la educación primaria y secundaria, en la educación superior, en el aparato productivo y en las políticas públicas destinadas a apoyar la innovación. El trinomio ciencia-universidad-empresa, manifiesta todo su potencial apalancador de desarrollo.

"Latinoamérica todavía no ha llegado al nivel de investigadores que tienen otros países. En el Informe Mundial de la Ciencia UNESCO 2010, se señala, por ejemplo, que la Unión Europea tiene 3.000 investigadores por cada millón de habitantes, y en la región sólo es de 450, casi 10 veces menos, mientras que en Norteamérica son 4.600; por ello, en nuestras sociedades existe una necesidad de priorizar la formación de ingenieros, y en este sentido es fundamental la contribución de las universidades, y de iniciativas científicas como Tecnópolis, las que se deben complementar con más y mejor educación científica en las escuelas (...) debe tener su correlato en las escuelas", dice Ernesto Fernández Polcuch, especialista senior del Programa Política Científica y Creación de Capacidades de la UNESCO para Latinoamérica.

En el caso de Argentina, la demanda de ingenieros y técnicos es una necesidad urgente. Tal como se expusiera en el reportaje de AETecno, “Transferencia tecnológica: la gran deuda de Cristina Fernández en Argentina”, los esfuerzos estatales por desarrollar la nación a través de la innovación productiva y tecnológica, no han dado los frutos esperados, puesto que la mayoría de la transferencia tecnológica ha sido trasladada e instalada casi íntegramente desde el extranjero, dejando a los científicos e investigadores argentinos sin partticipación en estos procesos.

Esta realidad, nos es materia aislada de Argentina. Lamentablemente es una de las trabas de Latinoamérica para alcanzar el desarrollo, que en muchos casos, sólo imita modelos extranjeros sin adaptarlos a la realidad local, provocando desaprovechamiento de recursos públicos, falsas expectativas y una comunidad científica que ve como sus investigaciones, muchas de ellas de calidad mundial, quedan archivas en las bibliotecas universitarias sin poder llegar al sector productivo.

"Frecuentemente nuestros empresarios no encuentran suficiente mano de obra calificada, ingenieros y técnicos que puedan resolver los problemas, por lo que generar nuevas vocaciones en ciencia y tecnología tiene un impacto directo sobre la capacidad de la sociedad de innovar: sin ingenieros la innovación no puede lograrse”, dice el personero de la UNESCO.

El Informe Mundial de la Ciencia UNESCO 2010 es categórico al respecto, pues indica que el 80% del Producto Interno Bruto (PIB) regional se concentra tan sólo en cinco países, en donde un tercio de los latinoamericanos, unos 200 millones, viven por debajo del nivel de subsistencia y 13,4% de ellos, unos 80 millones, están sumidos en la extrema pobreza. Estas cifras, urgen a adoptar nuevas políticas y procedimientos para transformar en riqueza todo el conocimiento científico que generan las universidades de la región.

El estudio de la UNESCO también hace referencia a la relevancia de las inversiones del PIB en ciencia y tecnología, destacando que el “escaso nivel de las inversiones en I+D sigue siendo el talón de Aquiles de las políticas de innovación en ciencia y tecnología en los países de América Latina”. Con excepción de Brasil, (60% del gasto en I+D del conjunto de la región), el año 2007 el gasto bruto en I+D de América Latina y el Caribe alcanzó sólo el 0,67% del PIB, 3% del gasto mundial en I+D.

"Me parece muy importante que la sociedad en América Latina entienda que la ciencia y la tecnología aplicada en nuevos productos, procedimeintos y servicios, son de importancia esencial para su propio futuro. El factor 'conocimiento' es de primera importancia para la competitividad en los mercados del futuro, no los recursos naturales, ni la mano de obra barata. Con tasas de inversion bajo de 1% del PIB (México, 0,5%; Colombia, 0,2%; y Chile y Argentina, 0,8%), los países latinoamericanos no tienen una capacidad de absorción para las nuevas tecnologías, excepto, como siempre, en el papel de importadores", dice Andreas Trepte, director de la Oficina Ejecutiva para Análisis y Proyección de Investigación Científica de la Sociedad Max Planck y curador del Túnel de la Ciencia.

En Argentina el gobierno ha incrementado el presupuesto en tecnología, desde los US$144 millones en 2003, a cerca de US$1.448 millones en 2010, aumento que ha permitido, por ejemplo, el lanzamiento del primer satélite argentino hace pocas semanas, denominado SAC-D, la producción de radares, el desarrollo de infrestructura local (que tenía décadas de retraso), así como también la recuperación de investigadores argentinos radicados en el exterior, producto de la denominada 'fuga de cerebros'.

"La ley de industrias de software, desde el año 2005 brinda beneficios a las emprseras del sector. Este miércoles 27 de julio, se acaba de aprobar su renovación, extendiéndose los beneficios hasta el 2019, por lo que existe un entorno que está estimulando y dando empuje a que las industrias y empresas hagan avances tecnológicos", dice Enzo Puma, gerente de Marketing de Sistemas Bejerman, empresa de software argentina presente en Tecnópolis.

Por su parte, el ministro Barañao está convencido que una efectiva política de apoyo a la ciencia y tecnología necesariamente tiene que ser continua, puesto que no basta con lo que se pueda hacer en un sólo gobierno, si no que es necesario que exista un apoyo permanente. A raíz de esto, el Ejecutivo está centrando sus esfuerzos en tres áreas específicas de la economía. "Tenemos tres matrices principales: la nanotecnología, las TICs y la biotecnlogía, aplicadas a sectcores claves de Argentina, como la salud, la agroindustria, las energías renovables y el desarrollo social, los que fueron definidos a través de consejos sectoriales acotando un número puntual de prioridades para poder tener una intervención efectiva. La idea es incorporar tecnología de apunta en sectores que Argentina tiene chances de ser competitivo", dice el Barañao.

Lo que está sucediendo con Tecnópolis, que también tiene algunos correlatos latinoamericanos, con el PITT de Monterrey en México, o el Centro Científico Explora en Colombia, está también siendo re valorado por los países desarrollados, quienes continúan apostando a este modelo como motor de crecimiento.

Recientemente el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, anunció su interés por crear en la ciudad un centro universitario de formación e innovación en nuevas tecnologías, ingeniería y ciencia aplicada, para lo cual ofrece a los centros y universidades interesadas un nuevo campus y US$100 millones para mejorar infraestructuras. Las posibles zonas de localización del futuro centro tecnológico son Governors Island, Navy Yard o Roosevelt Island, con lo que se pretende generar una competencia en la costa Este al consolidado Sillicon Valley.

Y si se trata de innovar, la política tampoco debe quedar al margen. La integración regional pareciera ser una de las innovaciones necesarias para apalancar el desarrollo que tan esquivo se ha presentado en nuestra región, o por lo menos así lo cree el ministro Barañao. "Estamos convencidos que es imprescindible una integración regional, ya que ningún país por separado tiene la capacidad de inversión que le permita un desarrollo sustantivo, por lo que estamos trabajando para coordinar las políticas de ciencia y tecnología porque creemos que es muy importante tener lineamientos comunes, para hacer un uso eficiente de la inversióin que cada país hace por separado", dice la autoridad.

La necesidad de fundamentar el desarrollo de nuestra región en base a la ciencia y tecnología, parece ser el camino. Alba Santa, coordinadora de contenidos del Observatorio Virtual de Transferencia de Tecnología de la Universidad de Alicante OVTT, define con mucha claridad la relevancia de implementar cambios profundos en nuestras sociedades. “Ahora más que nunca, en la situación de crisis económica mundial existente, los países deben apostar por la innovación, la ciencia y la tecnología como una forma de garantizar su desarrollo futuro. En este sentido, los parques científicos y tecnológicos juegan un papel fundamental, ya que son el caldo de cultivo idóneo para generar sinergias entre distintas entidades que apuestan por la innovación”, dice Santa.

Lo que trae Tecnópolis. Según el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina, en la feria se puede encontrar un planetario para discapacitados y detectores de rayos cósmicos en el continente Aire, de la mano del observatorio Pierre Auger. También un domo donde se puede entender el experimento físico más grande del siglo, el Colisionador de Hadrones a través de una película en HD y la explicación de los científicos argentinos que participan de este proyecto de escala global.

También se pueden sentir todos los climas del país recorriendo el Túnel de la Biodiversidad, donde en seis regiones los visitantes ven, escuchan y sienten la naturaleza de Argentina. Además, existen una serie de muestras para familias, con lo que se pretende acercar el conocimiento al ciudadano común y corriente.

Es así como hay disponible para visitas un galpón de la nanotecnología, con una película en HD y juegos para aprender en grande sobre el mundo más pequeño. Asimismo, es posible probar un software argentino en simuladores de Fórmula 1 o jugar al fútbol con robots.

La misma política de inclusión se aplica para los niños, quienes pueden cruzarse con un dinosaurio en el continente Imaginación y excavar en busca de fósiles. Los menores también pueden probar autos eléctricos, vehículos híbridos y bicicletas en la pista de pruebas después de conocer las maquinarias agrícolas que se fabrican en Argentina. Los visitantes también pueden filmarse y verse en 3D en el canal Tecnópolis TV; ver orquídeas, vacas y caballos clonados.

Autores

Pablo Albarracín