Proyecto internet.org presentado en el MWC14 generó la reacción del presidente de Telefónica, César Alierta, que pide más inversión en infraestructura de las tecnológicas.
La rivalidad entre las empresas de telecomunicaciones que tienden infraestructura y las que generan o administran contenidos, vuelve a la primera plana de los diarios del mundo con miras a reinstalar en la agenda política cambios regulatorios para el sector.
España fue el escenario en el que volvió a salir a luz la rivalidad acallada por la crisis internacional y que ahora vuelve a reclamar a los gobiernos como mediadores y/o financiadores.
La semana pasada, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, presentó su proyecto internet.org en el encuentro de la industria móvil y generó la reacción del presidente del Grupo Telefónica, César Alierta.
Alierta hizo su primera rueda de prensa en cinco años en Madrid, tanto para apuntalar el discurso optimista del presidente español, Mariano Rajoy, como para dejar en claro a Zuckenberg y a Google que la buena voluntad declamada en esa iniciativa necesita de fuertes inversiones en infraestructura.
El proyecto internet.org en el que participa Facebook promueve dar acceso a internet a los dos tercios de la población mundial que todavía no está conectada, unos 5.000 millones de personas.
Si eso se logra, de acuerdo a un estudio de la consultora internacional Deloitte, la productividad se incrementaría un 25% y generará US$2,2 mil millones de PIB y más de 140 millones de nuevos empleos.
El proyecto incluye entre las primeras iniciativas a SocialEDU una prueba piloto para que estudiantes de Rwanda puedan acceder gratuitamente a educación en línea a través de smartphones de bajo costo.
En este caso participan Facebook, Nokia y Airtel junto al Gobierno de Ruanda, entre otros.
Otra propuesta es Innovation Lab -Facebook y Ericsson- dedicado a los desarrolladores de aplicaciones. También Unilever se sumó a la iniciativa para buscar solución a las barreras en el acceso a Internet en la India rural, planteando proyectos `in situ`, según datos facilitados por Facebook.
Tan buena iniciativa recibió la respuesta inmediata de Alierta : "Son fantásticas las declaraciones diciendo que van a solventar los problemas del Tercer Mundo. Pero, ¿quién va a hacer las conexiones en Zambia y Angola?”, dijo en Madrid, sin pronunciar el nombre de Zuckerberg.
Alierta criticó rápidamente la “regulación asimétrica” entre las operadoras de telecomunicaciones y empresas cono Facebook, Google o Yahoo y otras -Netflix- que surgieron el último lustro cuya actividad se monta sobre la infraestructura que tienden las primeras, más allá de que están también lucran con el consumo que sus clientes hacen de esos contenidos.
Europa y Latinoamérica ya conocen de este debate que en el caso de nuestra región terminó con la intervención de los Estados y la financiación propia de tendidos de fibra optica para llegar dónde los privados no encontraban el incentivo para dar acceso a los nuevos servicios.
En Argentina el caso relevante es Argentina Conectada, un programa que estimuló la creación de nuevas redes en las provincias, el armado de empresas estatales y la organización de Arsat como un proveedor mayorista de servicios.
Ya el año pasado en el encuentro de la industria de internet y las comunicaciones en Mar del Plata el presidente del grupo Datco, Horacio Martinez, llamó la atención sobre la situación, al dejar en claro que “la nube” tan proclamada por las empresas “tiene nombre y apellido”, porque está formada por las empresas que tienden la infraestructura.
En materia regulatoria la historia de los últimos 20 años demuestra que no hay modo de satisfacer a las firmas del sector.
En lo 90 promovieron en el mundo el pase a manos privadas del mercado porque la competencia era la madre de los servicios extendidos a todos los ciudadanos, pero ya en el cambio de siglo los mismos evangelizadores reconocián que en este mercado era preferible que hubiera una empresa por país para optimizar las inversiones.
Con la explosión de la burbuja bursátil de las telecomunicaciones, las empresas aceptaron compartir infraestructura en los mismos mercados dónde años atrás habían competido por tener la red propia y la más grande; al tiempo que se iniciaba un proceso de concentración.
Recuperados de la crisis de fines de los 90 y principios de siglo, las telefónicas entendieron que su competencia estaba diversificada entre todos aquellos que llegaban al cliente final con servicios y con contenido; a quienes no los comprendía la regulación vigente: cableras, redes eléctricas, satelitales, móviles y obviamente las overt the top (OTT).
Ahora el proceso de concentración ocurre en los overt the top, o aquellos que desarrollaron servicios y aplicaciones que ganaron el favor de los usuarios.
Según Alierta, el año pasado los operadores invirtieron 60.000 millones de euros y emplearon a 1,5 millones de personas, mientras que los OTT invirtieron 30 millones y emplearon a 20.000 trabajadores.