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Caimanes, boas e iguanas son el nuevo atractivo del zoológico de Guayllabamba en Ecuador
Domingo, Septiembre 7, 2014 - 09:49

Un caimán de anteojos (Caiman crocodilus), cuatro boas matacaballo y nupa (Boa constrictor constrictor y Boa constrictor imperator), cuatro iguanas verdes (Iguana iguana) y doce tortugas motelos y mordedoras (Geochelone denticulata y Chelydra acutirostris) abandonaron el viernes de la semana pasada el área de cuarentena del Zoológico de Guayllabamba para trasladarse a su nuevo hogar: el herpetario.

Se trata del nuevo atractivo del centro de rescate animal de Quito, el Guayllabamba.

Juan Manuel Carrión, director de la Fundación Zoológica del Ecuador, que lo administra, comenta que la construcción de este espacio se desarrolló por siete meses y costó $ 40.000.

La obra responde a la necesidad de descongestionar el área de cuarentena, que alberga a 160 de los 400 animales (de más de cuarenta especies) que encontraron un hogar en Guayllabamba.

El caimán de anteojos es una especie que en Ecuador se la ha reportado en Pastaza, Napo, Orellana, Sucumbíos, El Oro, Esmeraldas, Guayas y Manabí. Estas tres últimas provincias también acogen a poblaciones de la iguana verde, mientras que la boa matacaballo y la tortuga motelo habitan en la Amazonía. La boa nupa y la tortuga mordedora, por su parte, se distribuyen en la Costa.

Pero estos ejemplares fueron extraídos de sus hábitats a causa del comercio ilícito de vida silvestre; el haber vivido traumáticas experiencias les impiden ser devueltos a la naturaleza.

Por esto, ahora se refugian en el herpetario, una infraestructura de 200 m² que cuenta con paredes sinuosas que evocan la forma y el movimiento de las serpientes y cuyos dos espacios de exhibición están conectados por un callejón de circulación.

En su interior se han adecuado fosas de agua, hojarasca, rocas y troncos, condiciones similares a las que hallarían en sus propios entornos y donde pueden esconderse del público, que puede ver a las especies a través de ventanas de vidrio reforzado.

Sin embargo, los sismos registrados hace tres semanas en la capital generaron deslaves que provocaron el cierre de la vía Oyacoto-Guayllabamba, motivo por el cual el zoológico ha visto disminuidas las visitas hasta en un 80%. El fin de semana pasado, 500 personas visitaron el zoológico, cuando en promedio lo hacen 2.000 (alrededor de 280.000 al año).

La menor afluencia de público responde a que ahora se deben tomar vías alternas –como la E35– para llegar a Guayllabamba y que toman más tiempo.

Carrión manifiesta que “si bien es cierto el viaje es un poquito más largo, vale la pena, por ejemplo, para conocer el nuevo herpetario”.

Tanto este nuevo espacio, como el resto del zoológico, dependen de la taquilla para su funcionamiento. Carrión afirma que cada mes cerca de $ 80.000 se destinan a la alimentación de los 400 animales, cuidados veterinarios, los salarios de los 46 colaboradores del zoológico y demás gastos de administración y mantenimiento del centro.

Menciona que ha recibido el respaldo de las autoridades y que están promoviendo la campaña Quito Zoolidario (más detalles en www.quitozoo.org) para incentivar a la población quiteña a retomar sus visitas al zoológico de Guayllabamba.

 

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