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Cara y sello de la enseñanza del networking
Martes, Enero 11, 2011 - 10:07

Abel Vera es ingeniero industrial (U. San Agustín, Arequipa), y MBA (U. de Chile, Santiago). Actualmente reside en Alemania.

Una de las principales lecciones que uno recibe en el MBA es la importancia de las redes, es decir el nivel de contactos con profesionales que uno puede llegar a hacer en la escuela de negocios para que durante esta etapa y posteriores aprendamos a cultivar contactos, haciendo crecer nuestros conocidos siempre con el fin de generar negocios, búsqueda de trabajo o conocer gente con la fe que en algún momento usaremos sus conexiones

Los de habla inglesa le denominan “networking”. Según una definición de Harvard se trata de “desarrollar relaciones que te ayuden a ganar penetración en una industria, una compañía o en la ruta laboral”. Esto, complementado con un dato que pocos conocen o solo intuyen y es que los trabajos encontrados por medio de las redes representan entre el 65% y el 80% del total. Así, nuestra búsqueda debería centrarse en un 80% de nuestro tiempo a usar este medio por encima de los tradicionales.

Regresando al tema de las redes en el MBA, debo reconocer que éstas componen un conjunto muy variado, dependiendo del estilo de cada programa, la cultura de cada país y el espíritu personal por desarrollarlas

Hay algunos temas que resultan contradictorios al momento de impulsar este concepto en los MBA. Primero que desde el primer día sabemos que estamos estudiando porque queremos ser los mejores “sólo nosotros”, así -sin querer- el mismo MBA se convierte en una carrera de egos e intelectos. ¿Quién no ha disfrutado en una clase al sabiondo que levanta la mano a cada rato? ¿Al tipo que siempre saca las mejores notas? y no falta al que le incomoda que a otros les vaya mejor. En Chile, donde estuve varios años, me decían que hay gente que cuando te ve triunfar siempre te va a tirar para abajo por envidia. 

Recuerdo que en clases nos repetían mucho la importancia de las redes y del trabajo en equipo, pero en mi experiencia poco se desarrolló el verdadero poder de las redes. No puedo decir si influyó la cultura del país o las características personales de mis compañeros, pero en lo práctico, en un momento un compañero se quedó sin trabajo y la verdad nadie hizo nada a pesar que el apeló a nuestra ayuda. Han pasado dos años y tengo contacto esporádico con menos de cinco compañeros, el resto simplemente se perdió. 

No sé si las tesis de titulación debieran ser individuales o más bien grupales para incentivar aun más el espíritu para desarrollar redes. El hecho mismo que todas las notas sean individuales hace que uno lo vea como una competencia individual. Sin embargo, otros amigos tuvieron gratas experiencias manteniendo sus redes y generando negocios. Y en ese afán de compartir experiencias surgieron algunos comunes denominadores que -si bien es cierto a veces pueden ser algo materialistas- pusieron a rodar este gran juego de los MBA.

Un común denominador es el prestigio de la escuela de negocios que necesariamente va relacionada al costo de ella. Hay que reconocer que si pago US$ 70.000 aproximadamente en Harvard, London Business School o MIT, por mencionar algunas, sin contar gastos de vivienda o alimentación, los compañeros en un mayor porcentaje serán directivos de grandes corporaciones o hijos de millonarios, así como también tendrán trabajos de nivel gerencial; por lo tanto la probabilidad de conseguir un buen puesto o negocio a través de esas redes es más alto que si estudiara un MBA poco conocido en alguna ciudad del interior de un país latino. 

Y curiosamente los mejores MBA son los que más seriedad le han dado al tema de desarrollar el networking. Un amigo me dijo “reconozco el valor de la meritocracia porque de ahí vengo, pero en mis negocios sólo contrato a los egresados de la escuelas de negocios más caras, porque las relaciones que ellos pueden llegar a tener y ofrecerme son especiales, y muy importantes para el segmento de mis negocios”.

Y otro común denominador muy importante en todas las historias de éxito que he oído, dice que las redes son una labor activa, jamás funcionará si tomamos una acción pasiva y esperamos a que alguien toque la puerta. Si a esto le damos una importancia crucial dentro de los programas de MBA, mentalizar a los alumnos de cuán importante es, ellos mismos crearán un efecto positivo en la imagen de dicha Universidad. 

En Chile suele suceder en las empresas que si el gerente general es egresado de la Universidad Católica, por mencionar una universidad, tiende a contratar gente de su propia universidad; así pasa con el resto de universidades chilenas: ellas mismas crean sus redes. 

Estoy consciente que esto puede crear una discusión sobre la meritocracia dado que palabras como Vara (Perú), Pituto (Chile), Vitamin B (Alemania), que no son otra cosa que voces coloquiales para expresar arreglos laborales por motivos ajenos al mérito, son usadas con sentido peyorativo. 

Pero las redes van más allá de eso y no tiene nada que ver con la ilegalidad. No discutiré aquí su legitimidad, pues sólo he venido de describir cómo funciona el tema de las redes, y hacer ver porque tal vez algunas universidades tocan el tema transversalmente y no con la profundidad que se merece.

Autores

Abel Vera