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Caravanas de chilenos avanzan con ayuda a pueblos devastados por el terremoto
Sábado, Marzo 6, 2010 - 20:43

Varios automóviles de una larga caravana llevaban banderas de Chile o leyendas pintadas en sus carrocerías para insuflar ánimo en los pueblos por donde pasaban, que tratan de reponerse del peor terremoto en 50 años.

Constitución. Miles de chilenos en autos y camionetas cargados de ayuda viajaban estesábado rumbo a las zonas devastadas por el sismo y los tsunamis,algunos en busca de noticias sobre sus familiares y otros para brindarasistencia a quienes se quedaron sin hogar en el sur del país.

Varios automóviles de una largacaravana llevaban banderas de Chile o leyendas pintadas en suscarrocerías para insuflar ánimo en los pueblos por donde pasaban, quetratan de reponerse del peor terremoto en 50 años, que dejó cientos demuertos hace una semana.

Muchos viajaban a reencontrarse con ciudades que dejaron hace años, pero que a duras penas lograban reconocer tras el desastre.

Marcelo Castillo, un abogado de43 años, miraba estupefacto las ruinas del teatro de Constitución, suciudad a unos 360 kilómetros al sur de Santiago, a donde llegó elsábado para traer ayuda, pero sobre todo para buscar información.

"No lo podía creer, en elfondo. Quería verificar que fuera efectivamente esa la cantidad depersonas muertas y recabar información porque todo era confuso", dijo.

Constitución fue una de lasciudades más golpeadas el sábado pasado por el sismo de magnitud 8,8 ylos violentos tsunamis que lo siguieron.

Castillo tomaba fotos a casas ycontactaba gente para alimentar una página de la red social Facebook,donde las personas de la ciudad comparten información sobre el sismo.

Pedro Antonio Díaz llegó desdela ciudad patagónica de Puerto Natales, en el sur, al timón de su barcopesquero Fernando Andrés II. En la tarde del sábado descargaba enConstitución, su ciudad natal, 22 toneladas de ayuda y 35.000 litros deagua.

Otros aprovechaban el fin de semana para comprobar en qué estado quedaron las casas de sus familias.

En el centro de la ciudad un grupo religioso llegado de Talca, otra ciudad devastada, repartía folletos llamando a la esperanza.

En la carretera que une a laprincipal autopista con Constitución, muchos vehículos se detenían paraatender a los pedidos de gente que sostenía carteles pidiendo ayuda.

"Como no hay energía no haytrabajo en las (empresas) forestales", se lamentó una mujer quesolicitaba alimentos junto a sus hijos.