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Christian Dior presenta su colección de alta costura otoño-invierno
Jueves, Julio 10, 2014 - 07:51

Las orquídeas blancas recubrieron las paredes de espejo de la sala circular habilitada en los jardines del Museo Rodin, para el desfile de moda otoño-verano, de la marca Christian Dior, en la Semana de la Moda de París 2014, que consistió de ocho partes dedicadas a periodos concretos o prendas especiales.

Christian Dior presentó en la Semana de la Moda de París 2014, su colección de alta costura otoño-invierno, con trajes a la francesa, vestidos estilo 1920 y su clásica chaqueta Bar, diseñados por el modisto belga Raf Simons.

Las orquídeas blancas recubrieron las paredes de espejo de la sala circular habilitada en los jardines del Museo Rodin para el desfile que consistió de ocho partes dedicadas a periodos concretos o prendas especiales.

Simons propuso vestidos blancos con pequeños toques de color que compartieron protagonismo con los cortes, volúmenes y texturas de lujosos materiales.

La pasarela abrió con vestidos de líneas curvas con ensanches en las caderas, rescatando el volumen del traje a la francesa del siglo XVIII.  El fustán con el que se le daba volumen a la falda en aquella época dejó paso a la estructura de tul, y el sostén, a sencillas partes sin mangas.

Los refinados bordados de geometrías florales y esquemáticas compartieron escenario con las telas de seda de filamentos plateados y dorados.

El contraste de esta colección lo constituyeron los overoles tipo aviador y sus diferentes derivaciones, todas con vistosos cinturones que los hacen muy funcionales.

Además del blanco, la paleta de colores incluyó tonos pastel, en azul, verde o rosa, pero también gris oscuro y caqui.

Simons no quiso caer en la severidad y por eso mantuvo despierta la imaginación con un juego cromático que recordó que la firma es especialista en combinar elegancia con diversión.

Los abrigos, formales y largos hasta el tobillo en honor al periodo eduardiano de principios del siglo XX, mostraron a cada paso el alegre color de los pantalones: rosa, azul tinta, burdeos o rojo anaranjado.

Dior mantuvo guiños de esos colores en conjuntos de falda recta por encima de la rodilla y calzado de tonalidades vivas, en especial botines en punta.

El director artístico de Dior resucitó las chaquetas masculinas del siglo XVIII para el uso en las mujeres, que se convirtieron en uno de los mayores aciertos de la colección, en las cuales sobre fondo negro, sobresalían ricos bordados y formas rígidas y estructuradas, en terciopelo, en lana o en seda.

Los años veinte del siglo pasado se hicieron presentes en la pasarela con vestidos rectos, por debajo de la rodilla, cubiertos de flecos o de flores, con toques de arte contemporáneo, con un único punto azul sobre fondo blanco.

Simons dirigió la mirada también a la herencia de Dior y, concretamente, a su chaqueta Bar o saco sastre, de la década de 1950.

Esta prenda, que regresa sin cesar a cada desfile de la casa, fue reinterpretada en esta ocasión a partir de las solapas, que se expandieron en capas y circulares como baberos.  El modisto dejó abierta la puerta al futuro con unas creaciones de fluida seda plisada, atravesada por ordenados bordados.

Con esta colección, Simons rindió homenaje a la historia de la moda y demostró una vez más el saber hacer de Dior. 

Autores

Prensa Libre