Pasar al contenido principal

ES / EN

Cinco males que provoca el consumo del tabaco en la vista
Martes, Agosto 11, 2015 - 14:06

Investigación científica confirma efectos del cigarrillo en el funcionamiento visual.

Un reciente estudio realizado en Turquía muestra que fumar daña la vista de manera muy parecida a lo que ocurre en las primeras etapas del glaucoma, una condición que causa daño progresivo del nervio óptico y que es la segunda causa de la ceguera en el mundo.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores evaluaron los efectos causados por el tabaco en la capa fibrosa del nervio de la retina (RNFL, por sus siglas en inglés) que se encarga de reunir los impulsos visuales de los fotorreceptores (los conos y los bastones) y de las células ganglionales en la retina y luego de enviar esos impulsos al nervio óptico.

El estudio se elaboró con 88 adultos entre 20 y 50 años de edad. De ellos, 44 habían fumado al menos una caja de cigarrillos al día durante más de una década y los 44 restantes nunca habían fumado. Todos los participantes gozaban de buena salud y entre un grupo y otro no se encontraron diferencias significativas en cuanto a la distribución entre edad y sexo, errores de refracción (como la miopía, la hipermetropía, la presbicia y el astigmatismo) y la presión ocular.

Al examinarles las retinas se detectó que el grosor promedio del RNFL en el grupo de fumadores era mucho más delgado que entre los no fumadores. La disminución del grosor del RNFL se asocia con enfermedades visuales como el glaucoma y la retinitis pigmentaria, ocasionando puntos ciegos en el campo visual, pérdida de la visión periférica e incluso, ceguera.

Además, el glaucoma, la retinitis pigmentaria y el afinamiento del RNFL no son las únicas posibles consecuencias negativas para la vista con el consumo del tabaco. Si se continúa fumando, la vista puede sufrir las siguientes consecuencias:

1. Degeneración macular: la mácula, una parte de la retina (el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo), se ve afectada por el cigarrillo ya que sus células se deterioran debido al proceso de oxidación. Por otra parte, las sustancias químicas y tóxicas contenidas en el cigarrillo interfieren con flujo de sangre que llega a la retina, situada en la parte posterior del ojo.

Cuando la mácula se daña, la persona no puede ver con claridad los objetos, que le parecen borrosos y distorsionados, y se le dificulta además la capacidad de distinguir los colores. Los fumadores tienen un riesgo tres a cuatro veces mayor que los no fumadores de desarrollar esta condición. Es más, los no fumadores expuestos con frecuencia al humo de segunda mano, también tienen un riesgo mayor que las personas que no fuman.

2. Cataratas: éstas ocurren cuando el cristalino (o córnea) del ojo se vuelve opaco (en un ojo normal el cristalino es casi transparente y puede cambiar de forma para enfocar adecuadamente los objetos). El hábito de fumar aumenta el riesgo de desarrollarlas, ya que afecta a las células del cristalino mediante el proceso de oxidación y hace que los metales pesados como el cadmio se acumulen en éste.

Los expertos han encontrado una correlación directa entre el desarrollo de las cataratas y la cantidad de cigarrillos que se fuman a diario. Mientras más se fume, mayor es el riesgo. Por ejemplo, las personas que fuman menos de 15 cigarrillos al día tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar cataratas que los no fumadores, pero quienes fuman 15 cigarrillos o más al día tienen un riesgo hasta tres veces mayor.

3. Retinopatia diabética: es una de las complicaciones de la diabetes y una de las causas principales de la pérdida de la visión, ya sea parcial o total. Ocurre cuando la diabetes daña los delicados vasos sanguíneos de la retina, que se rompen, dejan escapar sangre o se bloquean, lo que comienza a afectar la visión con el paso del tiempo.

Fumar no es sólo uno de los factores de riesgo para desarrollar diabetes, sino que hace mucho más difícil controlarla y por lo tanto, sus complicaciones se vuelven más serias.

4. Síndrome del ojo seco: ocurre cuando no se producen suficientes lágrimas para humedecer, limpiar y proteger los ojos que entonces se irritan, arden, se vuelven muy sensibles a la luz y se sienten como que tienen arena.

Si todo esto no es suficiente, conviene saber que el consumo de tabaco se relaciona, además, con daño al nervio óptico, la ambliopía y la molesta conjuntivitis.

Autores

LifeStyle