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Cómo enfrentar a las mascotas con los fuegos artificiales
Martes, Diciembre 6, 2016 - 13:42

Las luces y el ruido causan en perros y gatos desde reacciones de miedo hasta fobias.

Como organismos vivos, tanto humanos como animales mantenemos un estado de equilibrio dinámico -denominado “homeostasis”- que puede verse amenazado constantemente por estímulos adversos de tipo físico, biológico y psicológico, conocidos como estresores. Estos factores pueden provocar la pérdida de este equilibrio, generando manifestaciones fisiológicas y comportamentales alteradas.

Según María José Ubilla, académica de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello, el miedo es una respuesta natural que permite evitar situaciones peligrosas o aversivas. “Está controlado por estructuras del sistema nervioso central tales como la amígdala, el hipocampo y el tallo cerebral. Dentro de las manifestaciones clínicas se pueden mencionar el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, la respuesta de lucha, de huida, e incluso la inhibición generalizada o conducta de congelación”, señala.

Por otro lado, explica la experta, las fobias son respuestas cuya presentación e intensidad no guardan relación con el peligro real del estímulo que la ha desencadenado. Así, pierden el valor adaptativo que posee el miedo y se convierten en respuestas que dificultan un buen equilibrio entre el animal y su entorno. “La sintomatología es similar a la respuesta de miedo pero con una gran intensidad, provocando que los animales incluso puedan perder el control de esfínteres, o bien quedar con serias heridas por la conducta de escape”, agrega Ubilla, quien es especialista en etología y bienestar animal.

El origen de las fobias puede ser una experiencia desagradable relacionada con el estímulo que la desencadena, o bien, la falta de contacto previo con dicho estímulo. Para Ubilla, es tarea de los propietarios de animales de compañía, así como de médicos veterinarios, reconocer estos signos de manera de poder actuar en su prevención y en su tratamiento. “Es de vital importancia en patologías de este tipo ponernos en el lugar de los animales; extrapolar las emociones y sensaciones que sentimos las personas cuando por algún motivo hemos sentido miedo extremo”, agrega.

 Existen tratamientos para las fobias que deben comenzar a aplicarse con tiempo, de manera de realizar a conciencia y de la forma propicia el manejo conductual central. La académica UNAB detalla que estos tratamientos buscan la desensibilización al estímulo, ya sea fuego artificial u otro, para lo cual es necesario trabajar en sesiones guiadas por un etólogo clínico. Todo ello sumado a un manejo medioambiental importante que debe incluir, al menos, entrenamiento, enriquecimiento ocupacional, enriquecimiento sensorial (feromonas, música, masajes y caricias), enriquecimiento social basado en la contención de los animales por parte de sus propietarios (nunca el castigo), y enriquecimiento físico creando una zona segura para el animal.

“Tendremos casos que, además de lo anterior, requerirán de apoyo con terapia farmacológica de tipo ansiolítica o antidepresiva, la cual solo puede ser recetada por un médico veterinario y previo análisis de exámenes de sangre y perfil bioquímico”, puntualiza Ubilla. “Los tranquilizantes no sirven de nada en estos casos; al contrario, empeoran seriamente el problema, dado que los animales sometidos a estos tratamientos se encuentran conscientes y sin poder escapar del estímulo fobógeno”.

Lo fundamental para ayudar a nuestros animales a pasarlo bien en las fiestas de fin de año es consultar a tiempo cuando se presentan dudas respecto a su comportamiento en años anteriores, o bien, si se trata de un cachorro con antecedentes de miedo.

Autores

Agencias