Pasar al contenido principal

ES / EN

Corea del Sur tiene sus posibilidades de recuperación intactas
Martes, Septiembre 22, 2020 - 05:50

Aunque la economía surcoreana ha mostrado signos de recuperación a medida que mejoran las exportaciones y la manufactura, su sociedad ha acusado el golpe del resurgimiento del COVID-19. Expertos analizan con AsiaLink las fortalezas y desafíos de esta nación asiática para salir del atolladero post pandemia.

El próximo 28 de septiembre se celebrará en ambas Coreas el denominado Chuseok, o "gran punto medio del otoño", una especie de mega festival de la cosecha que se extiende por tres días donde, como es tradición, se espera que muchos surcoreanos residentes en grandes urbes visiten a sus parientes del campo.

La festiva ocasión será ideal para la promoción del turismo local, la hotelería y el comercio minorista. Pero también es un peligro en potencia para crear nuevos clusters o focos de contagio por coronavirus.

Con eso en mente, el gobierno ha apostado por levantar temporalmente las restricciones, regresando al nivel 2 por las próximas dos semanas, lo que permitirá ir a gimnasios, cenar en restaurantes después de las 9 PM y asistir a eventos con hasta 100 personas al aire libre, exceptuando los hitos deportivos. Todo hasta que llegue el Chuseok y nuevamente aumenten las medidas de seguridad.

Esta oscilación entre libertades y restricciones sociales de Surcorea ha sido la tónica que predomina durante los últimos meses. Y es que, si bien se destacó mucho en un principio a la nación de Moon Jae-In de entre sus pares asiáticos por su combate coherente y muy disciplinado de la pandemia, hacia julio pareció surgir un relajo de las medidas. Luego comenzaron los rebrotes, especialmente en Seúl, asociados al sector de bares y gastronomía, primero, y al de las iglesias de culto cristiano, después.

¿Cuál ha sido el efecto de todo esto en su economía?

Si bien el país muestra signos de recuperación a medida que mejoran las exportaciones y la manufactura, el mismo gobierno reconoce en sus comunicaciones oficiales que el proceso se ha tambaleado debido, justamente, a factores como el fortalecimiento del distanciamiento social en medio de las preocupaciones sobre el resurgimiento del COVID-19.

De acuerdo con el más reciente informe del Ministerio de Economía y Finanzas (MOEF), al terminar la segunda semana de septiembre, se registró una mejoría en los índices fabriles y de servicios, pero también destacó una baja en las ventas minoristas y la inversión en instalaciones.

POSIBILIDADES INTACTAS

El pasado 11 de septiembre, el MOEF detalló que el sector clave de las exportaciones bajó 9,9% interanual en agosto, una caída que se hizo más pronunciada desde la baja del 7,1% del julio, lo que se explicaría en parte debido a menos días trabajados (1,5 días festivos de agosto).

Los indicadores económicos han ido mejorando, pero a un ritmo lento, a medida que persiste la pandemia: el índice de confianza del consumidor (CSI) mejoró 4,0 puntos en agosto a 88,2. El índice de sentimiento empresarial (BSI) para el sector manufacturero subió 7 puntos a 66, y la perspectiva de BSI para septiembre subió 7 puntos a 68.

Se perdieron 274.000 puestos de trabajo, comparado con igual mes de 2019, pero fue una desaceleración respecto de la baja de 277.000 del mes anterior, ya que los empleos del sector servicios y los trabajos de construcción disminuyeron a un ritmo menor. Los precios al consumidor subieron un 0,7% respecto al año anterior, en agosto. El valor de los productos agrícolas se disparó, debido a las fuertes lluvias y la inflación subyacente aumentó un 0,8%.

Por otra parte, el KOSPI subió en agosto, debido a las expectativas de recuperación económica en el país y en el extranjero. El won se fortaleció y los rendimientos de los bonos del Tesoro aumentaron por las preocupaciones sobre el aumento de las emisiones.

A pesar de las oscilaciones, las perspectivas país son más positivas que negativas.

“Las posibilidades de Corea (del Sur) de una recuperación económica están intactas. Es probable que no sea tan rápido como para China, que ya ha vuelto a los niveles anteriores a la crisis, pero la robusta economía coreana podría volver a esos niveles previos a la crisis a principios del próximo año. Las últimas cifras de exportación de julio fueron alentadoras, y las exportaciones se normalizaron a medida que EE.UU. y Europa reabrieron sus economías”, afirma a AsiaLink Susan Joho, economista de Julius Baer residente en Zurich.

Para Joho, el consumo privado, podría tardar un poco en recuperarse, ya que los consumidores se mantienen cautelosos y buscan mantienen el distanciamiento social restringiendo compras y salidas.

“No obstante, podemos esperar una rápida recuperación en el tercer trimestre gracias a las exportaciones y un gran apoyo fiscal. Y podría continuar a un ritmo más lento a partir de entonces, ya que es probable que la demanda mundial se mantenga moderada durante un tiempo debido a la pandemia”, recalca la experta.

Y es que, dentro de Asia, Corea del Sur puede que no lo esté haciendo tan espectacular como China o Taiwán, pero definitivamente está lejos de lo que sucede en naciones como Indonesia o India, que muestran una explosión casi incontrolable de casos de Covid: en el país, las cifras de contagios cayeron constantemente a un mínimo de 100, después de que el gobierno impusiera restricciones sin precedentes al distanciamiento social a fines de agosto, pero aumentó la semana pasada cuando surgieron pequeños grupos.

"El número de infecciones diarias aún no desciende a dos dígitos y aún no es una situación en la que las medidas puedan relajar significativamente, ya que la ruta de transmisión de una de cada cuatro personas es imposible de rastrear", dijo por televisión el reciente fin de semana el primer ministro Chung Sye-kyun.

El Centro de Corea para el Control y la Prevención de Enfermedades (KCDC) informó 121 nuevos casos de infección por el nuevo coronavirus hasta la medianoche del sábado 12 de septiembre, lo que eleva el total de infecciones a 22.176, y un total de 358 muertes en todo el país.

LAS CIFRAS DE LA CRISIS

Se espera que la economía del país se contraiga mucho más de lo proyectado anteriormente para este año, dijo el gobernador del Banco de Corea, Lee Ju-yeol el pasado 24 de agosto.

El jefe del banco central de Corea del Sur insinuó en agosto una posible reducción del pronóstico de crecimiento del banco para 2020, ya que el resurgimiento de casos de coronavirus está frenando la recuperación económica. La entidad pronosticó en mayo que el PIB del país se contraería un 0,2% este año.

El comportamiento del mercado de valores coreano fue de los peores, tal como en muchos países durante los meses de marzo y abril. “Pero luego hubo una decente recuperación, posiblemente debido a un exitoso control de la pandemia. Algo que se vio también en las elecciones intermedias a mediados de abril, donde el partido de Moon Jae-in, el actual presidente, obtuvo la mayoría en la asamblea nacional lo cual le da una amplia posibilidad de que los presupuestos destinados al combate de la pandemia y la recuperación económica se aprueben sin mucho problema”, dice el académico mexicano Juan Felipe López Aymes, investigador en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional de México (UNAM).

“A los surcoreanos el coronavirus les ha pegado muchísimo en la economía y la bolsa local. Aunque están aplanando la curva hacia la recuperación, siguen con problemas pero ya no de dos dígitos, aumenta consumo interno y confianza del consumidor está en mejores niveles” agrega.

López Aymes, quien es maestro en Estudios Internacionales por la Universidad de Yonsei, en Seúl, considera que esta mejora del consumo tiene que ver con los paquetes de ayuda del gobierno.

“Ha sido parte de este éxito (del gobierno) el resolver el problema inmediato, frenando la caída económica, evitando quiebras de pymes. También ayuda que (el actual presidente Moon Jae-In) tenga un parlamento donde su partido tiene mayoría. Esto le da buenas perspectivas hasta fin de su mandato. Eso le ha permitido dirigir recursos a una economía verde y digitalizada”, explica el académico.

“La tasa de desempleo de Corea del Sur saltó del 3,7% antes de la crisis a un máximo del 4,5% en mayo y bajó al 4,3% en junio. A pesar del apoyo masivo del gobierno para retener empleos, el desempleo puede permanecer elevado por un tiempo, otra razón por la cual la recuperación podría desacelerarse después de un salto inicial”, agrega Susan Joho, de Julius Baer.

Aunque el desempleo se disparó, fue en específico el desempleo juvenil el que alcanzó un récord del 9,9% en marzo. La pandemia ha afectado duramente a los trabajadores jóvenes. Más de una cuarta parte de los trabajadores económicamente activos de entre 15 y 29 años están desempleados o subempleados, casi un 21% más que en diciembre de 2019.

“La cifra es la más alta de los países de la OCDE. Si bien el gobierno está trabajando para crear 550.000 puestos de trabajo para trabajadores jóvenes y de bajos ingresos, estos se encuentran principalmente en el sector público en lugar de un apoyo diseñado para fomentar la contratación en empresas privadas”, indica Troy Stangarone, miembro del Instituto Económico de Corea de América (EE.UU.)

Choong Yong Ahn, profesor de la Universidad Chung-Ang destaca en un análisis que en los primeros 10 días de mayo, las exportaciones de Corea del Sur cayeron un 46% interanual, la peor caída desde que comenzaron los registros en 1968.

“La casi parada de las cadenas de suministro regionales corre el riesgo de convertir a las pequeñas y medianas empresas de Corea del Sur en zombies. Los servicios de alimentación y alojamiento por cuenta propia también se vieron gravemente afectados por la contracción del consumo y el virtual cese del turismo”, lamentó Yong Ahn en una columna del East Asia Forum (EAF).

La pandemia dejó al descubierto las grandes disparidades del capitalismo coreano. “Allá es una realidad distinta a la latinoamericana. Ahora ha vuelto la pobreza, pero no como la pobreza que tenemos en nuestro continente”, precisa López Aymes.

No solo han sido lamentaciones. Junto con buscar controlar la pandemia, Corea del Sur también tomó medidas inmediatas para abordar la crisis económica.

“La administración de Moon anunció un paquete de estímulo inicial de US$13.700 millones de en marzo que se centró en hacer frente a los costos de la crisis de la atención médica y brindar apoyo a las pequeñas y medianas empresas (PYME). En una serie de presupuestos complementarios, la administración ha aumentado los préstamos a las pymes, ha proporcionado fondos para crear nuevos puestos de trabajo y formación laboral y ha enviado cheques de estímulo a los ciudadanos. Los paquetes de estímulo de Corea del Sur totalizaron el 14%del PIB. En tanto que el Banco de Corea estableció una línea de canje bilateral de US$60.000 millones con la Reserva Federal de Estados Unidos”, enumera Troy Stangarone en un editorial para EAF.

Los subsidios gubernamentales para las prestaciones por desempleo también alcanzaron un récord de US $ 917 millones en junio, el quinto mes consecutivo, con un nuevo récord.

“Para principios de ese mes, casi el 100% de las familias elegibles para recibir la ayuda en forma de tarjetas de crédito o débito para el consumo, ya las habían recibido y lo que se notó en la primera semana y fracción después de haber sido entregadas, es que hubo un incremento en el consumo en mercados del distrito, pequeños restaurantes, pequeñas tiendas, hospitales y farmacias del barrio”, agrega López Aymes.

FUERTE, PERO DEPENDIENTE

Para entender e impacto económico en Corea del Sur, es muy importante considerar el papel de la economía global en el desempeño económico y en la viabilidad del modelo económico coreano. Las exportaciones e importaciones, como porcentaje del PIB, es sumamente alto, eso significa que es una economía muy vulnerable a los ciclos externos de crecimiento.

“Esta dependencia en el sector externo además está concentrada en unos cuantos países, China sería el principal, seguida de EE.UU. y es bastante notorio que prácticamente dos quintas partes de la economía coreana está en esas dos economías nada más”, destaca López Aymes.

Si bien la construcción y la industria manufacturera (ventas internacionales de automóviles) parecen más sólidas en Surcorea, los vaivenes políticos como la guerra comercial de China con EE.UU. afectan al país. Tanto como el boicot y el conflicto histórico con Japón que había estado presente en un sector de la sociedad surcoreana en los meses previos a la pandemia.

“El principal socio comercial de Corea es, con mucho, China”, coincide Susan Joho.  

“Aproximadamente una cuarta parte de las exportaciones van a China y se utilizan principalmente como insumos de alta tecnología para su posterior procesamiento. Por lo tanto, si las exportaciones de China se desaceleran como resultado de su conflicto comercial con los EE. UU., Corea del Sur se ve afectada directamente, a través de su cadena de suministro. Ya pudimos ver esto el año pasado cuando las exportaciones de Corea del Sur cayeron a la par con las de China. El conflicto con Japón tampoco ayuda, ya que Japón sigue siendo un socio comercial importante (el quinto más grande). El comercio seguirá siendo un pilar fundamental en lo que respecta a la velocidad de la recuperación en curso”, vaticina la analista de Julius Baer.

Otro problema es la concentración en sectores y en ciertas industrias. Por ejemplo en maquinaria eléctrica y transporte, prácticamente es más de la mitad del total de las exportaciones coreanas. Ante lo inmediato de la crisis, las empresas que han estado involucradas en este tipo de industrias, primero han reducido los volúmenes de producción, en algunos casos han suspendido servicios, reducen costos, venden activos y buscan liquidez, también recortando salarios, principalmente de los altos ejecutivos.

“En algunos casos se dan licencia con o sin goce de sueldo a los empleados, también han solicitado préstamos a la banca de desarrollo como el Korean Development Bank y el Korean Import and Export Bank”, destaca López Aymes.

Adicionalmente, la industria automotriz es muy dependiente del sector externo y de las cadenas globales de producción. “Por ejemplo, Hyundai redujo sus ventas de enero a mayo en 26% y la producción también se redujo a 1.288.629 vehículos contra 1.748.911 del año anterior. Y tuvo que suspender actividades temporalmente en varias de las plantas en el exterior: China, Estados Unidos, India, Turquía, República Checa, Rusia y Brasil. Ya después se han reabierto, pero parcialmente, no están a toda capacidad”, explica el académico de la UNAM.

El otro sector clave para la economía coreana, el de las tecnologías de la información y la comunicación ha sufrido, porque los consumidores no están renovando productores tecnológico no esenciales como teléfonos celulares o pantallas inteligentes. Los microchips o semiconductores y los ordenadores en cambio, de abril a mayo 2020, sí han tenido cierto crecimiento, especialmente y se entiende esta parte por la nueva normalidad de trabajo en casa remoto, a distancia, el uso de computadoras y ordenadores ha visto un incremento bastante importante.

“Otro indicador de las dificultades, en cuanto a la cuenta corriente, también vemos que hay un déficit de U$31 mil millones. Estos son signos de las dificultades que tiene la macroeconomía coreana”, recalca el profesor López Aymes.

Y como en todo, distintos sectores sienten los efectos de forma diferente.

“Las pequeñas y medianas empresas tienen las mayores dificultades, y es que la mayor parte de la economía doméstica opera en función de ellas. Las PYME ocupan a casi el 90% de la población económicamente activa y de a poco están participando cada vez más en las exportaciones y esto es un gran reto, porque, justamente son las exportaciones las que están teniendo mayores problemas”, especifica el investigador mexicano.

UN ‘NEW DEAL’ COREANO

Aunque la pandemia tiene características nunca antes vista en términos de salud de la población y de su impacto económico, esta no es la primera vez que el país debe rehacerse.

Corea del Sur pudo evitar el declive económico durante la Gran Recesión de hace una década. “El PIB de Corea del Sur creció un 0,7% en 2009 y pudo evitar una recesión gracias a un sector bancario y corporativo que se había vuelto más sólido fiscalmente tras la crisis financiera asiática una década antes, un cartera de exportaciones diversificada y un paquete de estímulo fiscal equivalente al 6,9% del PIB entre 2008 y 2010. El gobierno también introdujo un plan de crecimiento verde de cinco años, diseñado para gastar el 2% del PIB para desarrollar futuras industrias de crecimiento verde”, afirma Troy Stangarone.

Y ahora, los planes económicos de la administración Moon se extienden más allá de brindar asistencia a los trabajadores y empresas. La administración gastará US$ 94.600 millones durante los próximos cinco años como parte de un paquete del New Deal para estimular el crecimiento económico futuro.

Este New Deal se divide en el New Deal Digital y el New Deal Verde.

“El New Deal Digital se centra en convertir a Corea del Sur en un actor líder en datos, inteligencia artificial y tecnología inalámbrica 5G. El Green New Deal es, quizás, más ambicioso en su escala con el compromiso de alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050, poner fin a la financiación de plantas de carbón en el extranjero, introducir un impuesto al carbono y continuar el impulso de Corea del Sur para desarrollar una economía del hidrógeno”, detalla Stangarone en su columna del EAF.

De acuerdo con la comunicación oficial enviada a los medios, la implementación exitosa de los proyectos del New Deal requiere no solo capital del sector público sino también inversión del sector privado.

Este "Fondo del Nuevo Trato de Corea" se compone de tres pilares clave: un fondo New Deal liderado por el sector público de US$17.157 millones al 2025, la promoción de los fondos de inversión del New Deal SOC (Social Overhead Capital) y un impulso a las inversiones del sector privado en proyectos del New Deal. La inversión de US$135.000 millones en tecnología ecológica y digital comprende: US $ 96.300 millones del Tesoro, US $ 21.200 millones de gobiernos locales y otros US $ 17.300 millones del sector privado.

El New Deal coreano se anunció por primera vez a fines de abril de 2020 y ha evolucionado significativamente desde entonces.

Según el anuncio del Ministerio de Finanzas el 7 de mayo, el New Deal coreano iba a ser principalmente una política de digitalización, que giraba en torno a los tres pilares de la infraestructura de datos, la economía “sin contacto” (untact) y la digitalización del capital social.

Sin embargo, Moon anunció el 20 de mayo que el New Deal coreano incluiría un componente de “Green New Deal”. En este contexto, un anuncio del 1 de junio describió el New Deal coreano de US$ 63.300 millones, liderado por los pilares digital y verde, que además crearía 550.000 nuevos empleos.

Esa fecha, el gobierno se comprometió a gastar US$26.560 millones hasta 2022 y US$37.943 millones adicionales hasta 2025 para el New Deal coreano, y proyectó que el plan podría crear aproximadamente 550.000 nuevos puestos de trabajo.

El anuncio del 1 de junio también destacó más detalles del nuevo trato: establecer un "Smart Korea Fund" de US$759 millones para que el sector digital “entrene” a 100.000 nuevos talentos de inteligencia artificial y software; lanzar "7 proyectos emblemáticos de IA" que respaldarán la integración de la IA en áreas como el control de calidad de fabricación, la eficiencia energética o las operaciones aduaneras.

Buscará también instalar Internet de alta velocidad en 1300 pueblos rurales y proporcionar infraestructura digital para todas las escuelas públicas.

El 14 de julio, Moon presentó la hoja de ruta oficial del New Deal coreano, que amplió significativamente tanto el tamaño como el alcance de la iniciativa. Según el último plan, el gobierno invertirá directamente US$86.509 millones en el New Deal coreano hasta 2025, lo que eleva la inversión total a US$121.417 millones, incluida la financiación de los gobiernos locales y el sector privado.

Ahora se espera que la inversión cree 1,9 millones de nuevos puestos de trabajo para el 2025. Además, el nuevo plan incluyó “el fortalecimiento de las redes de empleo y seguridad social” como el tercer pilar del New Deal coreano, junto con los Nuevos Tratos Digitales y Verdes.

Así, este New Deal coreano gira finalmente en torno a los tres pilares o temas principales de la infraestructura de datos, los servicios "sin contacto" (sin contacto) y la digitalización del capital social (SOC), que se refieren a bienes de capital disponibles para todos, generalmente proporcionados por el gobierno.

En tanto que el New Deal Verde implica US$61.900 millones destinados a la creación de 319.000 puestos de trabajo para 2022 y 659.000 para 2025.

Ente sus metas están una expansión de los paneles solares y las turbinas eólicas a 42,7 gigavatios en 2025, frente a los 12,7 gigavatios del año pasado. El gobierno también instalará paneles solares en 225.000 edificios públicos.

En el centro del plan se encuentran las denominadas “Smart grids” o “redes inteligentes”: tecnología digital que permite que una empresa de energía se comunique con sus clientes y les responda, y viceversa. Corea planea instalar “medidores inteligentes” en cinco millones de apartamentos más, para ayudar a los consumidores a reducir su uso de electricidad.

El gobierno también invertirá en comunidades de microrredes. Esto implica el uso de energía renovable y sistemas de almacenamiento de energía en áreas regionales y aquellas con muchas islas, creando sistemas de energía descentralizados y con bajas emisiones de carbono.

El Green New Deal también establece un objetivo de 1,13 millones de vehículos eléctricos y 200.000 vehículos eléctricos de pila de combustible propulsados ​​por hidrógeno en las carreteras coreanas para el año 2025. Esto crea un mercado nacional para los fabricantes de automóviles coreanos como Hyundai.

Además, se gastará dinero en la construcción de estaciones de recarga de vehículos eléctricos (15.000 rápidas y 30.000 estándar). Se construirán unas 450 unidades de repostaje de hidrógeno, en beneficio de empresas locales, como EM Korea, y se implementarán iniciativas de economía circular como la reducción y el reciclaje de energía mediante redes eléctricas computarizadas avanzadas en las fábricas.

El plan también involucra tecnología para capturar y almacenar el carbono emitido por procesos industriales y reutilizar materiales industriales.

DE CARA AL FUTURO

Frenar los contagios por COVID-19 y que el New Deal tenga éxito son solo dos desafíos urgentes de los que aún tiene Corea del Sur por delante.

Aún sin pandemia, Susan Joho identifica al factor demográfico como un problema permanente. “La población coreana envejeció rápidamente y su población activa alcanzó su punto máximo hace unos años. Con menos trabajo y más personas a las que mantener, será mucho más difícil crecer, y mucho menos superar a sus compañeros. Sin embargo, esto es similar a otros países desarrollados, y Corea del Sur puede compensarlo a mediano plazo con grandes inversiones en I + D”, afirma.

En tanto que la impresión del doctor Soonbae Kim, Director del Centro de Estudios Comparados de Corea de la Universidad Central de Chile es que habrá sectores más desfavorecidos que otros tras la pandemia.

“Los perjudicados son la industria de turismo, hoteles, aerolíneas y distribución, que han sido afectadas fuertemente, tal como en otros países del mundo. Los beneficiados serán todos los asociados a la industria de “Untact” como plataforma digital, videojuegos, pago electrónico, telecomunicaciones y también salud, farmacéutica y bioindustria, que se han visto beneficiadas durante la pandemia”, explica a AsiaLink.

¿Qué camino le conviene seguir al país?

En el largo camino a la recuperación, las economías de Asia Pacífico tienen dos 'mega acuerdos' a su alcance: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (CPTPP).

“Corea del Sur necesita trabajar de manera proactiva para la implementación temprana del RCEP, que ya tiene un acuerdo con 15 estados signatarios y una puerta abierta a India. Mediante un mayor fortalecimiento de una cláusula regional de salud, la acción sobre RCEP podría mostrar la determinación del mundo asiático de salvaguardar el liberalismo regional y global”, afirma el académico Choong Yong Ahn.

El profesor de la Escuela de Graduados de Estudios Internacionales de la Universidad de Chung-Ang cree que Corea del Sur debería unirse al CPTPP, como parte de un segundo grupo de economías. “También debería impulsar la eventual fusión de la RCEP y la Asociación Transpacífica, suponiendo que Estados Unidos se vuelva a unir. Hay siete economías que pertenecen a ambos acuerdos. Corea del Sur debería trabajar con ellos hacia un regionalismo abierto e inclusivo de Asia Oriental”, explica.

“Los surcoreanos han admirado, casi ciegamente, a los países avanzados europeos y a Estados Unidos por mucho tiempo, debido a su desarrollo. Sin embargo, la gestión deficiente de esos países y su vulnerabilidad revelada ante la pandemia, en comparación a la buena contención de la crisis en su país, hizo reflexionar a los coreanos sobre su apreciación de esos países y a tener más confianza en sí mismos, como sociedad y también en su país. Sumado a esto, la pandemia impulsará a Corea con mayor razón hacia una sociedad de Untact, basada en la tecnología aún más avanzada”, opina Soonbae Kim.

En ese camino, ¿habría posibilidades de mirar hacia Latinoamérica?

“Por un plazo corto, es inevitable la reducción del comercio bilateral. Sin embargo, puede servir como una nueva ocasión para mejorar la cooperación bilateral en las áreas de salud e ICT, que Corea ha buscado con América Latina desde antes de la pandemia”, aventura el profesor Kim.

El problema es que los vínculos comerciales entre esta nación y el continente americano son todavía bastante pequeños.

“El mayor socio exportador latinoamericano de Corea del Sur es México, con una participación del 2%. Es posible que haya una "reconfiguración" de las cadenas de suministro dentro de Asia, ya que las economías tratan de beneficiarse del conflicto comercial entre Estados Unidos y China. Aquí, Vietnam, India y Tailandia están bien posicionados y podrían beneficiarse de tales desarrollos. Las economías latinoamericanas también podrían beneficiarse, pero probablemente seguirán siendo de menor importancia”, reflexiona Susan Joho.

“Me da la impresión de que Corea del Sur divide a Latinoamérica en México-Brasil y el resto”, dice Juan Felipe López Aymes. “En el caso de México y Brasil, hay más inversión por maquiladoras y ensambladoras. No hay inversión en I+D tampoco, excepto para adecuar algunas normas locales o regionales, pero no existe transferencia de tecnología”, complementa.

De acuerdo con el profesor de la UNAM, los insumos y productos intermedios clave para estas industrias no se producen localmente, ni en Brasil ni de México, sino que están suministrados por empresas coreanas, ya sea filiales regionales del mismo grupo o con empresas surcoreanas que han tenido negocios con el grupo por años. 

El académico explica que desde que se firmó el TMec, en julio de este año, muchas firmas se presentan como mexicanas para poder seguir exportando a EE.UU., pues existe esta figura de triangulación, donde se usa la economía mexicana como corredores industriales para exportar a las naciones desarrolladas de Norteamérica

“Creo que, en general, (el continente) no es prioridad. Siempre hay oportunidad de mejoras, pues gracias al TLC de 2004 con Chile, el comercio entre ambos países se multiplicó. Pero Corea sigue exportándole lo mismo a Chile y Chile le sigue vendiendo lo mismo a Corea: materias primas, vinos… una estructura que no viene con valor agregado. Y ocurre lo mismo con Colombia, Perú, Argentina. Todos esos países son economías extractivas para Corea del Sur”, concluye el profesor López Aymes.

Autores

Gwendolyn Ledger