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Creatividad en la oficina: ¿virtud o maldición?
Viernes, Marzo 2, 2012 - 10:53

Sepa sobre pros y contras de la creatividad en una oficina y en un emprendimiento.

En ambientes corporativos tradicionales, dar voz a opiniones e ideas que difieren de los demás puede ser más un problema que una virtud. Mientras, la misma actitud puede ser un as bajo la manga para un emprendedor en ciernes

Así piensa Khary Cuffe, co-fundador y CFO de Heritage Link Brands, comercializadora online de vinos africanos, en su artículo publicado en la estadounidense INC Magazine.

Al relatar Cuffe sobre su experiencia en cargos corporativos, cuenta que muchas veces sintió ser bueno en algo que no le interesaba demasiado. Encima, cuando sus ideas y resultados iban más allá de su contenido de trabajo, su creatividad resultaba una hoja de doble filo porque su input no era del todo bien visto, aunque los resultados finales fueran positivos. Finalmente se decidió a abrirse camino como emprendedor y estas son algunas de sus reflexiones sobre las cualidades que no le servían mucho en las corporaciones pero resultaron útiles como emprendedor.

1. Decir lo que pienso, y respaldarlo con obras. Ambientes laborales tradicionales usualmente no saben qué hacer con gente que comunica directamente. Ir al grano con colegas y jefes, puede tomarlos con la guardia baja. Sin embargo, esa misma característica es una carta de triunfo para el emprendedor que trata con clientes, asociados y personal de su propia empresa. Ellos aprecian no tener que perder tiempo en buscar el significado oculto de las palabras. Por demás, al extender esta actitud y hacerla parte de la cultura corporativa de la pequeña empresa, entre los empleados se levanta mucho menos drama, hay menos lugar para el rumor y se estimulan las ideas poco ortodoxas e innovadoras.

2. Aceptar las habilidades y debilidades propias. Por ejemplo, muchos adultos se desenvuelven en ambientes corporativos a pesar de padecer de déficit de atención e hiperactividad. Para estos, quizás el ambiente formal corporativo, de reuniones donde cada ejecutivo habla con vaguedad, no sea el mejor lugar para desarrollar sus talentos. En cambio, su  ingenio y productividad puede dispararse en encuentros cortos donde cada cual explique brevemente su punto. Un tipo de cultura que un emprendedor puede elegir instaurar en su propia empresa.

3. Sentirse cómodo con decir "no". El poder del "no" suele ser subestimado, sobre todo en ambientes corporativos. Muchas veces, un empleado recibe una pregunta, que en el fondo es retórica y es una forma "amable" de encomendarle una tarea o una manera ficticia de generar consenso, y su interlocutor queda sorprendido ante una respuesta negativa. Mientras, como manager de la propia empresa, no solo es últil dejar claro cuando una propuesta o pregunta recibe una respuesta negativa, lo cual elimina largos e incómodos intercambios de contrapropuestas, sino que también ayuda a aclarar las razones que respaldan los "no", tanto los del CEO como los de sus colaboradores.

Autores

AméricaEconomía.com