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Creciente entusiasmo de China estimula millonaria inversión de chicles mexicanos
Jueves, Octubre 2, 2014 - 16:21

Empresa Mondeléz invierte US$50 millones en una línea especial para el gigante asiático. Todo surge por la extraña preferencia de un polémico político y militar mexicano del siglo XIX.

La planta de chicles que la empresa mexicana Mondeléz posee en Puebla funciona a toda máquina. Con 50 mil toneladas al año, es la estructura productiva más grande de la compañía, destinando la tercera parte de lo elaborado a países como Estados Unidos, Canadá, Centro y Sudamérica, así como Sudáfrica, Grecia y Marruecos.

Sin embargo, la principales preferencias en el mundo se centran en otro lugar: China. Los creadores de la reconocida marca Adams no quieren perder esa dulce oportunidad que se está presentando y han decidido desarrollar una nueva línea de producción de gomas de mascar exclusiva para el mercado chino, invirtiendo para ello US$10 millones en la planta de Puebla.

Simone Knorr, directora de la planta, explica que el chicle producido en México hacia el mercado chino representará el 7% del volumen de exportación este año. La ejecutiva subraya que la inversión total efectuada hasta ahora (unos US$25 millones) permite competir en el gigante asiático con la destacada línea Trident, considerada la mejor versión de goma de mascar en las últimas tres décadas.

"Este proyecto nos llena de entusiasmo y orgullo”, destaca Knorr.

La planta de Puebla ha producido más de 500 mil toneladas de chicles desde sus inicios en la década de los 40. Actualmente, Mondelēz opera otras tres plantas en México, localizadas en el Distrito Federal, Estado de México y Nuevo León.

Antonio López de Santa Ana fue un polémico político y militar mexicano, quien se paseó por todas las expresiones de lo público, llegando a ocupar once veces la presidencia de México en los más diversos momentos e incluso alguna vez desempeñarse como dictador vitalicio.

El punto es que fue un asiduo consumidor de mascar goma y en uno de sus exilios en Estados Unidos se las arregló para contar con cargamentos de resina. Un conocido suyo, Thomas Adams, vio que el dulce pegadizo podría tener una expresión comercial y lo inscribió como patente comercial.

Posteriormente, se le fue incorporando sabor con regaliz, jarabe de arce y menta. Hoy los chinos están conociendo la mejor versión del chicle, transformándolo en uno de sus dulces preferidos.

 

Autores

Agencias/ LifeStyle.com