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Chile y su rol en la Cooperación Internacional al Desarrollo
Mié, 27/03/2013 - 09:17

Jorge Daccarett

Chile y su rol en la Cooperación Internacional al Desarrollo
Jorge Daccarett

Jorge Daccarett es Director Ejecutivo de la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (AGCI).

La Cooperación Internacional al Desarrollo es el mecanismo a través del cual los países colaboran entre sí para mejorar la calidad de vida de las personas. A principios de los 90, Chile recibió mucha cooperación de países más desarrollados, pero con el tiempo se fueron instalando competencias y aplicando políticas públicas que nos llevaron a convertirnos en un país denominado “de renta media”. Este hecho, junto con haber ingresado en la OCDE, hizo que Chile se graduara de ser un receptor neto de cooperación, asumiendo un doble rol: de receptor, pero también de cooperante emergente dentro de Latinoamérica y el Caribe.

Actualmente, el modelo chileno de desarrollo se ha convertido en un referente para el resto de nuestra región, y los demás países nos piden conocer nuestra experiencia para poder replicar el modelo y así avanzar en la senda del desarrollo.

Nuestra política de cooperación se denomina “Cooperación Sur-Sur”, y consiste en Asistencia Técnica y Fortalecimiento del Capital Humano, en la que a través de seminarios, pasantías y becas, nuestros funcionarios públicos comparten las políticas aplicadas y apoyamos el desarrollo regional. Bajo nuestra mirada, la cooperación no sólo genera desarrollo, sino también es una herramienta de apoyo a la integración de la región.

Más aún, el hecho de pertenecer a la OCDE también le ha permitido a Chile ir a la vanguardia de la denominada “Cooperación Triangular”, a través de la cual naciones más desarrolladas nos solicitan trabajar, de manera conjunta, proyectos con países de nuestra región en que cada cual hace su aporte de conocimientos y/o financiamiento. Esta es una situación beneficiosa para todas las partes involucradas, ya que no sólo apalanca recursos, sino que también se estrechan los vínculos con nuestros socios, mientras nuestros funcionarios públicos aprenden de su experiencia instalando nuevas capacidades para Chile.

En Chile, es la Agencia de Cooperación Internacional (ACGI), del Ministerio de Relaciones Exteriores, aquel servicio público que se encarga de articular y coordinar toda la cooperación que Chile recibe y otorga, relacionándose para ello con sus contrapartes internacionales y con los distintos Ministerios que participan en los programas de cooperación.

Sin embargo, aún queda tarea por hacer, y actualmente se está hablando de la incorporación de nuevos actores en el mundo de la cooperación, que serían el sector privado, la sociedad civil y la academia. El último Foro de Alto Nivel de la OCDE, realizado en Busán (Corea del Sur), en noviembre de 2011, puso de manifiesto la relevancia de incorporar a estos actores en materias de la cooperación internacional al desarrollo. Las alianzas público-privadas se presentan como una virtuosa herramienta para avanzar en el desarrollo y la integración, y Chile tiene una oportunidad latente para fortalecer su posicionamiento como plataforma de cooperación regional.

Dentro de las modalidades que se están diseñando para incorporar al sector privado en la Cooperación Internacional al Desarrollo se cuentan tres programas. El primero de ellos consiste en que la transferencia de conocimientos a los países no sólo sea realizada por funcionarios públicos, sino que además se incorpore a las Asociaciones Gremiales y a la Academia. De esta manera, los países conocerán la experiencia chilena no sólo desde el punto de vista del Estado, sino también con un sustento teórico-académico y una aplicación práctica. En este sentido, la sociedad civil también hace su aporte, a través del voluntariado que iría a apoyar la implementación y el seguimiento de los programas transferidos.

En segundo lugar, se está diseñando un programa de estudios de postgrado de MBA a través del cual alumnos de diferentes países puedan venir a trabajar como trainee en empresas chilenas, y a la vez cursar un MBA en formato ejecutivo por las tardes, lo que les permita volver a trabajar a sus países. De esta manera, se compartirá un financiamiento público-privado que permitirá contar con profesionales que tengan una formación teórico-práctica que será de gran beneficio para los países y, eventualmente, puedan ser los futuros ejecutivos de la expansión internacional de aquellas empresas que los formaron.

Por último, está el programa de Responsabilidad Social Corporativa Internacional (RSE-I), a través del cual las empresas chilenas con presencia internacional, pueden abordar de manera conjunta con el Estado –tanto técnica como financieramente- los programas que han sido solicitados por los países en la forma de demandas de cooperación, y que son altamente valorados por ellos. Estos programas se convertirían en los Programas de RSE-I de las empresas, y pueden replicarse como un sello distintivo en todos los países donde dicha empresa tiene operaciones.

La Alianza del Pacífico, constituida por México, Colombia, Perú y Chile, nos permite plantear un buen punto de partida para incorporar al sector privado en el tema de la Cooperación Internacional al Desarrollo, tomando en cuenta la ventaja que durante 2013 tendrá nuestro país, al llevar la presidencia del Grupo Técnico de Cooperación (GTC) de la Alianza, a lo que se suma la amplia presencia empresarial chilena en dichos países.

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