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Comienza el proceso de consultas para elegir al nuevo director general de la OMC
Domingo, Marzo 31, 2013 - 16:37

Nunca hasta ahora se habían presentado tantos candidatos para ocupar este puesto: tres latinoamericanos, tres asiáticos, dos africanos y un oceánico.

La campaña de los candidatos a ocupar el puesto de director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en sustitución del francés Pascal Lamy, termina oficialmente este domingo, y se abre así un proceso de consultas para elegir a finales de mayo a uno de los 9 aspirantes al cargo.

Nunca hasta ahora se habían presentado tantos candidatos para ocupar este puesto: tres latinoamericanos, tres asiáticos, dos africanos y un oceánico competirán en los próximos meses para convertirse a partir del 1 de septiembre de 2013 en el nuevo director general de la OMC.

El ganador o ganadora sustituirá a Lamy, que ocupa la dirección general desde 2005 -el que acaba es su segundo mandato- y que cierra una difícil etapa marcada por la crisis económica mundial y el estancamiento desde 2008 de la ronda de Doha, el proyecto para dar un nuevo impulso liberalizador al comercio mundial.

El pistoletazo de salida fue el pasado 29 de enero, con la presentación ante el Consejo General de la OMC, el máximo órgano ejecutivo de la organización, de los nueve candidatos.

La "campaña electoral" informal había comenzado un mes antes, desde que se conocieron los nombres de los 9 aspirantes, y concluye oficialmente este domingo.

Comienza ahora un largo proceso de consultas en el que un comité formado por los presidentes del Consejo General, del Órgano de Resolución de Disputas y del Órgano de Revisión de Políticas Comerciales, escucharán a los 159 miembros de la OMC sobre sus preferencias.

La idea es que haya tres rondas de consultas: tras la primera se espera que desistan los cuatro candidatos peor posicionados; en la segunda, otros tres; para que sólo queden dos aspirantes en la última, y pueda elegirse al que reúna el mayor consenso en torno a su figura.

Una vez determinado, a más tardar el 31 de mayo se celebrará una reunión del Consejo General en la que se nombrará al nuevo director general.

El objetivo es lograr que el candidato sea aceptado por consenso y que no haya que llegar a una votación, algo que ocurrió en 1998 para la elección del neozelandés Mike Moore y que puso a la OMC en una situación de gran división.

Lo que parece casi seguro es que el nuevo director general representará a un país emergente o poco desarrollado, rompiendo lo que ha sido hasta ahora una norma casi inalterada en la OMC, y en su antecesor Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), de que la máxima responsabilidad recaía en un representantes de los países ricos.

Con la excepción del tailandés Supachai Panitchpakdi, que fue director general de la OMC entre 2002 y 2005, el organismo que vela por el impulso y la justicia del sistema internacional de comercio ha sido dirigido hasta ahora de manera consecutiva por un británico, dos suizos, un irlandés, un italiano, un neozelandés y un francés.

Entre los nueve candidatos confirmados a ocupar la máxima responsabilidad ejecutiva de la OMC, figuran tres latinoamericanos: la ministra costarricense de Comercio Exterior, Anabel González, el economista y ex político mexicano Herminio Blanco, y el actual embajador brasileño ante la OMC, Roberto Azevedo.

Sus competidores serán el ministro surcoreano de Exteriores y Comercio, Taheo Bark, el ministro neozelandés de Comercio y Cambio Climático, Tim Groser, el ex ministro jordano de Industria y Comercio, Ahmad Hindaui, la diplomática keniana Amina Mohamed, la ministra indonesia de Turismo e Industrias Creativas, Mari Pangestu, y el ex ministro de Comercio ghanés Alan John Kwadwo Kyerematen.

La tarea que le espera al próximo director general será titánica, porque será encargado o encargada de intentar resucitar la Ronda de Doha, y su primera "gran" cita será en la próxima reunión ministerial, en diciembre en Bali.

En ese encuentro el nuevo director general tendrá que "estrenarse" y demostrar sus cualidades de prestidigitador para lograr un consenso, un "acuerdo de mínimos", que salve la dignidad de una institución que muchos comienzan a plantearse si debe seguir siendo un organismo de referencia o no.

Autores

EFE