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Conozca la ruta hacia los nuevos mercados que busca Colombia
Jueves, Septiembre 4, 2014 - 06:45

Según Confecámaras, uno de sus impulsores, la asociación entre empresarios es clave para crear productos con alto valor agregado.

Los números estaban ahí, desperdigados por todas partes. Sólo faltaba quien los reuniera, los organizara, les diera forma y una visión de futuro. Esas cifras señalaban que la industria vallecaucana producía 137.000 toneladas de pollo al año o 12,3% del total nacional; de la misma forma, era capaz de facturar 2.249 millones de huevos y alrededor de 39.000 millones.

Pero esos resultados se conseguían por separado. A pesar de que tenían el potencial de vender US$1,9 millones al año, las empresas del Valle del Cauca competían entre ellas. Y a pesar de su músculo, al compararse con otras regiones estaban muy atrás en las posiciones de liderazgo.

Eso lo comprendió la Cámara de Comercio de Cali, que desde hace un par de años comenzó a ejecutar una estrategia departamental para unir a cada una de las firmas del sector, capacitarlas y lograr que trabajaran unidas. Aquel esfuerzo se traduce hoy en el clúster de la Proteína Blanca, la iniciativa que ha permitido, además de incrementar la producción local, desarrollar productos con valor agregado como los huevos en rodajas, con alto potencial de conquistar nuevos mercados.

Este es apenas uno de los múltiples ejemplos de cooperación que hoy lideran 332 empresas en el país bajo la forma de clústeres de moda en Bogotá, de arcilla en Cúcuta o de servicios de medicina y odontología en Medellín. Esfuerzos planteados desde el Gobierno durante los pasados cuatro años y liderados en las regiones por las diferentes cámaras de comercio.

“La idea es ayudar a que esas empresas puedan vender mejor, que tengan menores costos y, al mismo tiempo, productos diferenciados”, comenta Julián Domínguez, presidente de la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras), quien expresa que la hoja de ruta de la entidad en el mediano plazo es incluir otras 2.000 empresas en esa estrategia.

Una meta que no sería fácil de alcanzar si antes no se hubieran fortalecido los mecanismos para formalizar a las pymes del país, trabajo que se inició hace cerca de 10 años y hoy permite que 70.000 empresas reporten sus actividades al Estado con total transparencia gracias al método de seguir el recorrido del producto: desde el propio fabricante, pasando por la cadena logística, hasta los propios puntos de venta.

“Es muy importante cubrir con formalidad toda esa cadena, desde el productor al consumidor. Porque no podemos pretender que los trabajadores se formalicen si trabajan en una firma que no lo está”, agregó.

La necesidad va más allá de la competencia local, incluso de las fronteras. Porque gracias a la inclusión de Colombia a la Alianza del Pacífico, el bloque económico que conforma junto con México, Perú y Chile (se espera que el próximo año se una Costa Rica), el país cuenta con la autopista perfecta para que las empresas se unan a sus similares regionales y trabajen así para conseguir nuevos consumidores en mercados de alta demanda, como África, el sudeste asiático o China.
Una autopista llamada encadenamientos productivos, que permiten a las empresas de un país miembro de la alianza transformar la materia prima de un socio y venderla, a través de los acuerdos comerciales de un tercero, a un nuevo destino. El modelo encaja como anillo al dedo a la estructura de los clústeres nacionales y, de nuevo, es impulsado por las 300 cámaras de comercio de las cuatro naciones.

“Buscamos nichos de negocios, encadenamientos productivos y, algo que es muy vital, movilizar productores y empresarios a participar en las ventas que hacen los gobiernos de la alianza”, señala Domínguez, quien les presentará a los empresarios colombianos los alcances de este proyecto en el congreso anual que el gremio inaugura este jueves en Cartagena.

En su etapa de formulación, los gobiernos de la Alianza del Pacífico señalaron los sectores de la agroindustria, los textiles y confecciones, los plásticos, los polímeros y los productos de cristal como los de mayor potencial. Pero aún hay que superar diversos obstáculos, especialmente en materia logística y de aduanas, como evitar que un mismo cargamento sea revisado dos y hasta tres veces por las autoridades del bloque en su rumbo hacia nuevos mercados.

Otro, quizás más importante, es lograr que los empresarios consideren al otro no como un competidor sino como un socio estratégico. Así lo explica Domínguez: “Cuando compiten se neutralizan unos a otros. Pero la única manera de avanzar no es eliminar la competencia sino lograr que también progrese. Y buscar mercado para todos”.

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ELESPECTADOR.COM