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El Bovespa enfrenta el pesimismo de los inversores
Viernes, Agosto 5, 2011 - 18:27

El Bovespa es ahora el índice de peor rendimiento en toda América este año, con una caída del 23,8%.

Sao Paulo. Durante la mayor parte de la década pasada, el mercado de acciones de Brasil fue una virtual máquina de hacer dinero que recompensaba a inversores que eran seducidos por la economía del grupo BRIC de rápido crecimiento.

Sin embargo, el Bovespa es ahora el índice de peor rendimiento en toda América este año, con una caída del 23,8%.

¿Qué pasó? Una serie de factores específicos de Brasil, como un alto nivel de inflación, una parálisis política y las perspectivas a largo plazo de un crecimiento económico de cerca de un 4%, han dejado al Bovespa especialmente vulnerable a la reciente venta global de acciones.

Con la perspectiva actual, es probable que el índice tenga un desempeño peor que el de sus pares en los próximos meses.

El declive del Bovespa a su nivel más bajo en más de dos años ha hecho que algunos inversores se pregunten si la fiesta vivida entre el 2003 y el 2010, cuando el índice subió casi un 400%, ha llegado a su fin, al menos por ahora.

Desde el 2007, el Bovespa se ha mantenido básicamente plano.

"En mis conversaciones con inversores de todo el mundo, hay una nueva especie que (...) no existía hace seis meses: el inversor pesimista a ultranza de Brasil", dijo Tony Volpon, director de investigación de mercados emergentes para América en Nomura.

"Me llaman y dicen 'Brasil va a explotar, hablemos sobre cuándo'", afirmó Volpon.

El especialista acotó que él no es tan pesimista y que Brasil aún tiene muchas cosas que están a su favor.

Algunas de las principales son: una deuda soberana relativamente pequeña, una joven clase media emergente y un crecimiento económico que, aunque menor a la de sus pares del BRIC -grupo que integran además Rusia, India y China-, aún dejaría envidiosos a la mayoría de los países ricos.

Ahora, tras una expansión económica del 7,5% en el 2010, virtualmente ningún economista prevé un pronto regreso a esos niveles. Y hay señales de que el boom de los últimos años ha creado distorsiones que seguirán acosando a los inversores en acciones en particular en el mediano plazo.

Los datos divulgados el viernes mostraron que el índice de precios al consumidor IPCA subió un 6,87% interanual, sumando el cuarto mes consecutivo por encima de la meta del banco central del 4,5% +/- 2 puntos porcentuales.

En respuesta, el banco central ha elevado la tasa de interés referencial Selic cinco veces este año, a 12,50%, desde el 10,75% en que estaba cuando la presidenta Dilma Rousseff asumió el Gobierno el 1 de enero.

Eso da a Brasil la tasa de interés más alta entre las principales economías, y la falta de progresos respecto a los precios significa que las tasas podrían seguir altas durante más tiempo que el que los inversores creían previamente.

Bonos versus acciones. Eso lleva a una pregunta simple que está en el centro de los problemas del Bovespa: ¿qué preferirían los inversores, una ganancia virtualmente garantizada del 12,50% una pérdida potencial del 23,8%? En otras palabras, ¿bonos o acciones?

Con la deuda soberana de Brasil calificada con grado de inversión por parte de las tres mayores agencias y la tasa de interés tan alta, los mercados de renta fija han atraído a inversores desde activos más riesgosos, donde no ven retornos tan altos como para compensar costos de crédito más altos.

"Administradores de fondos de activos de todo tipo han ido más a renta fija que a acciones", afirmó Jason Press, estratega de acciones latinoamericanas de Citi.

Atendiendo a algunos indicadores técnicos, otros países -como Chile, China e India- ofrecen valuaciones bursátiles más atractivas.

Mientras tanto, la economía de Brasil enfrenta otras preocupaciones.

El real alcanzó su máximo nivel frente al dólar en 12 años la semana pasada y es considerado por muchos, incluido Goldman Sachs, como la moneda más sobrevalorada del mundo.

Muchos economistas también se han preocupado cada vez más por indicios de una burbuja en los mercados de deuda de consumidores e inmobiliario de Brasil.

También preocupa que la respuesta política a las señales de sobrecalentamiento, incluido un impuesto a los derivados cambiarios que sorprendió a los mercados la semana pasada.

Esa respuesta y algunas otras ha asustado a los inversores, que no saben qué otras medidas piensa impulsar en los mercados cambiarios el ministro de Finanzas, Guido Mantega.

"Creemos que con tantas medidas regulatorias vistas a lo largo del año pasado, ahora tenemos distorsiones encima de distorsiones", escribió Win Thin, jefe global de estrategias en mercados emergentes de Brown Brothers Harriman, en una nota clientes.

"Estamos detectando una creciente exasperación por parte de inversores y bancos con la naturaleza arbitraria de esos controles", agregó el analista.

Preocupante visión de Rousseff. De hecho, la visión general del Gobierno a largo plazo se ha convertido en una preocupación.

Desde que asumió su mandato en enero, Rousseff no ha conseguido que el Congreso apruebe importantes cambios al código tributario, que muchos inversores afirman son necesarios para que Brasil vuelva a tener niveles de crecimiento de 6 o 7%.

Rousseff, una economista que nunca antes había postulado a un cargo de elección popular, ha lidiado con disputas internas dentro de su propia coalición que, a su vez, ha paralizado una agenda de reformas económicas que ya era modesta.

Hay "una ausencia de una agenda económica más ambiciosa para incrementar la competitividad de la economía", observó Zeina Latif, economista del Royal Bank of Scotland en Sao Paulo.

Cuando el gobierno de Rousseff ha actuado, a menudo ha sido de una forma contraria al deseo de los inversores bursátiles.

Rousseff personalmente intervinó en la compañía minera Vale este año para presionar por el cambio de presidente ejecutivo en la firma. También ha intervenido en el gigante petrolero Petrobras respecto a los precios de la gasolina.

Esas intervenciones, sumado a la relativa ineficacia en el combate a la inflación, ha enfriado el ímpetu de muchos inversores que estaban entusiasmados respecto a Brasil.

Otavio de Magalhaes Vieira, que supervisa 1.300 millones de reales en activos para el Grupo Safdie en Sao Paulo, fue tajante: "Los mercados han visto un Gobierno menos eficiente a lo que esperábamos antes de las elecciones del año pasado".

Autores

Reuters