En las últimas semanas, los ahorristas argentinos comenzaron a desprenderse de sus pesos y a volcarse a la compra de dólares por la incertidumbre global.

Buenos Aires. La escalada de las tasas de interés que una fuga de capitales provocó en Argentina podría golpear al pujante sector agropecuario local, que depende en gran medida de créditos para financiar sus cosechas.

En las últimas semanas, los ahorristas argentinos comenzaron a desprenderse de sus pesos y a volcarse a la compra de dólares por la incertidumbre global y por algunas dudas sobre la política económica del país, causando un alza del costo del crédito justo en plena siembra de soja y maíz.

"La falta de crédito y el aumento de las tasas perjudican en un momento en que la producción está a toda máquina. Hoy los productores van al banco y no consiguen crédito tan fácil", explicó a Reuters Julio Currás, vicepresidente primero de la Federación Agraria Argentina (FAA), una de las principales entidades que nuclean a los agricultores locales.

Una fuente del mercado dijo que es difícil cuantificar el incremento del costo del financiamiento debido a que varía según el banco y el tipo de préstamo. Sin embargo, se estima un aumento mínimo de 3 o 4 puntos porcentuales en las tasas anuales.

Los productores recurren de forma habitual a los préstamos para financiar los costos y los insumos de las siembras porque en muchos casos no cuentan con suficiente liquidez, ante las dificultades que suelen tener para vender sus granos debido a las regulaciones gubernamentales sobre el mercado agrícola.

"Todo esto atenta contra la productividad. El productor agropecuario va a invertir con mayor cautela, es decir, menos cantidad, y trata de disminuir los riesgos. Y hoy tomar un crédito para sembrar pasa a ser un riesgo más alto", señaló Ernesto Ambrosetti, economista en jefe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), otra importante entidad de agricultores.

Los inconvenientes financieros aparecen luego de cinco años en que los préstamos bancarios al sector se triplicaron, según medios locales.

El gobierno de Cristina Fernández mantiene limitada la exportación de trigo y maíz para garantizar el abastecimiento doméstico de alimentos, una regulación que también altera la venta de esos cereales en el mercado local.

Inflación en dólares. Los agricultores también están sufriendo las alzas de precios de fungicidas y herbicidas, insumos indispensables para la implantación, cuyos valores treparon por versiones de un posible freno a las importaciones de productos agroquímicos en momentos en que el Gobierno restringe las compras del país al exterior en general para preservar los dólares.

"El sector agropecuario en particular, además de la alta tasa (financiera), tiene el problema de la inflación en dólares, porque todos los aumentos de costos son en dólares", dijo Ambrosetti.

La siembra de soja, el principal cultivo del país, está avanzada y su cosecha podría alcanzar los 53 millones de toneladas en la campaña 2011/12, aunque la dificultad para conseguir agroquímicos podría perjudicar los rendimientos de los granos.

"En el caso de la soja, fundamentalmente, se necesitan muchos fungicidas últimamente, y son todos productos importados (...) Si realmente hay restricciones ahí, vamos a tener serios problemas en la calidad de nuestra producción", advirtió recientemente Carlos Garetto, presidente de la asociación rural Coninagro, en declaraciones radiales.

Argentina es el principal exportador mundial de aceite y harina de soja y el segundo de maíz.