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BofA Merrill Lynch Global Research: ¿por qué no anunciar la recesión en EE.UU.?
Martes, Octubre 4, 2011 - 17:42

Uno de los argumentos contra el escenario de recesión, es que los bancos centrales lucharán con todas sus fuerzas para evitarlo. El mayor riesgo a corto plazo para Estados Unidos y la economía mundial es la crisis europea.

De acuerdo con el informe elaborado por BofA Merrill Lynch Global Research, los economistas recortan cada vez más sus proyecciones para Estados Unidos. En este sentido la gente se pregunta por qué no simplemente lo llevan al siguiente nivel y se anuncia una recesión. Según los expertos de Bofa, existen tres razones por las cuales “tan sólo” se estima un 40% de posibilidades de que Estados Unidos entre en recesión en los próximos 12 meses.

En este sentido, en la víspera de una recesión el sector privado está sobre extendido. Los inventarios están inflados; el gasto en bienes duraderos como automóviles y equipo de capital está al máximo; y la fuerza laboral comporta excesos de personal. Ésta es la base del argumento de “stall speed” (velocidad de estancamiento): los consumidores y los corporativos están equipados para un rápido crecimiento, el crecimiento disminuye y provoca un caótico repliegue. Actualmente, no se perciben estas condiciones de esplendidez. Debido a la débil recuperación del ciclo económico y a la falta de confianza, los presupuestos familiares están en los huesos, preparándose para un periodo de bajo crecimiento. En opinión de la entidad, bajo los estándares de un ciclo normal, no se observan las condiciones previas a una recesión.

Aunque los inversionistas están correctamente enfocados en la crisis de deuda de Europa y Estados Unidos, los choques que comenzaron la desaceleración global ya están desapareciendo. Los precios de la gasolina en Estados Unidos alcanzaron su nivel más alto en abril y han retrocedido un poco, reduciendo la presión sobre los presupuestos familiares. Una manera de medir el impacto del alza en los precios alimentarios y energéticos sobre el gasto del consumidor es comparar la inflación general con la subyacente. La diferencia es una medida del costo extra que imponen los crecientes precios  de los alimentos y de la energía. En mayo, esta brecha alcanzó un nivel máximo de 1.9%. Asumiendo que los consumidores cubrieron la mitad de este gasto con sus ahorros, y la otra mitad recortando el consumo real, esto representa un golpe de 1.0 puntos porcentuales al crecimiento anualizado del consumo.

 

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Afortunadamente, con los retrasos ya conocidos, el choque energético se está disipando. Los precios, según la entidad, para el petróleo se mantienen estables. Mientras,  el Brent se intercambia  a US$108/barril, y se  prevé que sean US$102 /barril para el cierre del año. Por lo tanto, como muestra la tabla, el choque alimentario y energético a los ingresos reales regresa a cero.
Una historia similar aplica para la disrupción de las cadenas de suministro de Japón. La crisis en Japón tuvo un impacto negativo sustancial sobre el crecimiento estadounidense, particularmente en el segundo trimestre cuando la producción automotriz se estancó, recortando casi todo un punto porcentual del crecimiento del PIB. Sin embargo, los proveedores japoneses han sido muy ingeniosos para subsanar la escasez energética, y la producción industrial se ha recuperado en gran medida. Esto en particular ha ayudado al sector automotriz de Estados Unidos. Algunos indicadores sugieren una mayor recuperación de las ventas automotrices en septiembre, alcanzando un ritmo de 12.6 millones al año.

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Soporte de los bancos centrales. Un último argumento contra el escenario de recesión que presenta BofA, es que los bancos centrales lucharán con todas sus fuerzas para evitarlo. El mayor riesgo a corto plazo para Estados Unidos y la economía mundial es la crisis europea. La retórica del Banco Central Europeo (BCE) es estricta y firme, mientras trata de incitar a la acción a las autoridades fiscales, pero cuando las cosas se ponen difíciles, el BCE actúa. En este sentido, el organimso tiene disponibles 150 puntos base de recortes y, en nuestro escenario base, utilizará 25 puntos base en su reunión de noviembre, seguidos de otros 25 puntos base a finales de 2011 o principios de 2012. El banco puede –y probablemente buscará– expandir sus facilidades de liquidez y sus programas de compra de deuda. Desde luego, en última instancia las autoridades fiscales tendrán que actuar, pero el BCE puede comprar algo de tiempo.

La Fed en tanto,  enfrenta obstáculos menores, pero también le quedan herramientas menos efectivas. Aún tiene herramientas poderosas para lidiar con una crisis de liquidez y, como cualquier banco central, puede detener una deflación (inundar la economía con liquidez hasta que la inflación se reanude). No obstante, no tiene buenas herramientas para lidiar con una pérdida de confianza, no puede sanar rápidamente las heridas de una crisis, y no puede compensar completamente los errores de política fiscal que están ocurriendo. Sin embargo, una cosa queda clara: Bernanke no se dará por vencido.

 

 

 

 

 

Autores

AméricaEconomía.com