Dilma Rousseff ha hecho de la necesidad de bajar las tasas una prioridad de su gobierno, en un intento por revivir una economía que ha estado al borde de la recesión desde mediados del 2011.

Sao Paulo. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quiere vincular los retornos que entregan las cajas de ahorro nacionales con la tasa de interés referencial fijada por el Banco Central, dijeron este jueves diarios locales.

La medida es riesgosa y altamente controversial, pero podría facilitar nuevas bajas en la tasa de interés de referencia en los próximos meses.

Rousseff ha hecho de la necesidad de bajar las tasas una prioridad de su gobierno, en un intento por revivir una economía que ha estado al borde de la recesión desde mediados del 2011.

La tasa referencial Selic se encuentra actualmente en un 9%, cerca de un mínimo histórico para Brasil pero aún en un nivel exorbitante si se la compara con las tasas cercanas a cero en Europa y Estados Unidos.

Uno de los mayores obstáculos para seguir bajando la Selic es la tasa fija de retornos que entregan las cajas de ahorro, el vehículo de inversión más popular en Brasil.

La tasa de retornos actualmente ronda el 6% anual, pero una vez que se descuentan los incentivos impositivos y otros factores equivale de hecho a un piso para la Selic en o cerca de su actual nivel.

Según dijeron los diarios Valor Económico y Estado de S. Paulo sin citar fuentes, Rousseff planea eliminar la tasa fija y en cambio atar el retorno de las cajas de ahorro en hasta un piso del 70 por ciento de la Selic.

Valor informó que los actuales contratos de las cajas de ahorro no experimentarían ningún cambio.

Un importante funcionario del Gobierno declinó confirmar o desmentir la información y dijo a Reuters que Rousseff finalizaría los detalles el jueves por la mañana.

La propuesta, que necesitaría ser aprobada por el Congreso, acarrea enormes riesgos políticos y económicos y representa una reestructuración profunda de los pilares básicos del sistema financiero brasileño.

Los brasileños tienen más de 432.100 millones de reales (US$225.000 millones) en cajas de ahorro, dijo Bank of America en un informe conocido esta semana.

Estas cuentas son percibidas como seguras y sus retornos fijos, que se remontan a cuando Brasil era parte del imperio de Portugal en el siglo XIX, son muy valoradas debido a los antecedentes de crisis financieras en el país.

Un intento del antecesor de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, en el 2009 por cambiar estas reglas debió ser abandonado por la oposición ciudadana.