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Choque entre Londres y París revela la profundidad de la crisis
Sábado, Diciembre 17, 2011 - 12:48

El fantasma de choques nacionales en Europa pareció resucitar esta semana con las acusaciones cruzadas entre Francia y Gran Bretaña sobre la situación de sus economías.

París. El fantasma de choques nacionales en Europa pareció resucitar esta semana con las acusaciones cruzadas entre Francia y Gran Bretaña sobre la situación de sus economías.

La amenaza de rebajar la calificación crediticia francesa por parte de Fitch, Moody´s y Standard & Poor´s ha desatado la ira del gobierno galo y del presidente de su Banco Central, Christian Noyer, quien cree que existen "motivos políticos" tras las advertencias de las tres agencias.

De esta manera, pocos días después de que el primer ministro británico, David Cameron, votara en contra del pacto fiscal europeo propuesto por Alemania y Francia, el primer choque político entre los viejos rivales del Canal de la Mancha supone un deslizamiento de la crisis económica al terreno político.

Noyer recomendó el jueves a las calificadoras que "deberían comenzar por degradar al Reino Unido, que tiene mayores déficits, más deuda, inflación más elevada, menos crecimiento que nosotros y una disminución del crédito".

Ayer, el titular del Banco Central francés fue retrucado por el número dos del gobierno de Londres, Nick Clegg, quien consideró "simplemente inaceptables" los comentarios de Noyer, mientras portavoces del gobierno británico dijeron que los mercados confían en su país por los ajustes fiscales realizados.

Si el rechazo de Cameron al acuerdo franco-alemán mostró la primera fisura seria en la Unión Europea (UE), este ríspido enfrentamiento pone de relieve el completo fracaso de la Cumbre de presidentes celebrada ocho días atrás, para articular una salida a la crisis de la deuda.

Mientras en el Viejo Continente afloran, como no se veía desde hace décadas, los choques entre naciones, la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, advirtió el jueves sobre los peligros que afronta la economía mundial y europea.

Durante una conferencia realizada en Washington, Lagarde ligó que "las perspectivas de retracción económica, proteccionismo creciente y aislamiento" con lo "ocurrido en los ´30", cuando la Gran Depresión hundió a Europa en un cataclismo político que concluyó en el ascenso del nazismo y la Segunda Guerra Mundial.

Este inicio de división del mercado común construido pacientemente durante décadas refleja un impasse económico que se refracta ahora en un alejamiento de las perspectivas políticas comunes, debido a la defensa de los intereses nacionales por parte de cada gobierno de la UE.

Así, Cameron se niega al pacto fiscal porque el resto de sus socios no le conceden una protección especial para el sistema financiero británico, en tanto los franceses se niegan a pagar con una crisis bancaria una degradación de su calificación crediticia.

Por su parte, Alemania rechaza poner en cuestión su supremacía económica y la seguridad de sus bancos y por ello no concede la emisión de Eurobonos, que los países afectados por la desconfianza financiera ven como la única salida para su difícil situación.

En este contexto, la Cumbre de Bruselas ha vuelto a aprobar una línea de acción basada en imponer una mayor austeridad fiscal a todos los integrantes de la Eurozona y de la UE, un camino que no ha hecho más que ahondar la crisis en los dos últimos años.

En lo fundamental, el acuerdo pactado entre 23 de los 27 miembros de la UE se centra en introducir una cláusula que impida a sus firmantes superar un déficit del 0,5% de su PIB nominal, amenazando a quienes no cumplan con la expulsión de la Unión.

La idea parece calcada del postrer intento del ex ministro de Economía argentino Domingo Cavallo, cuando en septiembre de 2001 declaró que habría un "déficit cero" en el país para comprar la confianza del FMI, de los mercados y seguir pagando la deuda pública.

No sólo por el conocido resultado de ese brevísimo experimento sino también por el declive de la economía en Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia después de dos años de brutal austeridad, es claro que la receta no funciona y agrava mes a mes la crisis financiera y económica del Viejo Continente.

El camino de deflacionar salarios y precios ahonda las recesiones de las naciones en crisis y va conduciendo a éstas, como bien lo atestigua la situación de Grecia, a las puertas de la depresión.

En la medida en que la parálisis reduce la recaudación fiscal, hunde el consumo, paraliza la producción y aumenta el desempleo, el peso porcentual y absoluto de la deuda sobre el PBI se hace insoportable, sin posibilidad ninguna de devaluar.

Y en tanto el 70% del comercio exterior de Europa se realiza en los marcos de la UE, la entrada en recesión o depresión, según el caso, de sus miembros, disminuye aún más el intercambio comercial.

Este último factor, unido a los temores de cada país y gobierno a un colapso de sus sistemas financieros, es lo que está en la base de la inacción de la UE y de los crecientes choques entre naciones que tan bien ilustra el episodio de esta semana entre Londres y París.

El agravamiento de la crisis en Europa y a escala mundial se ha reflejado notablemente en las últimas dos semanas en los mercados monetarios y de materias primas, con una caída en picado del euro y del oro, una huída hacia la seguridad relativa del dólar, y una disminución creciente del precio de las materias primas.

Un cuadro que deja una perspectiva nada halagüeña para el año que se avecina, pues una combinación de los factores de crisis ya en desarrollo, sumados a mayores problemas en China y en los mercados de materias primas, podrían conducir a la economía mundial a una recesión.

Autores

Télam