A pesar de que las ventas minoristas no han mostrado signos de desaceleración, el bienestar del consumidor se ha visto golpeado.
La caída de más de 50% del precio del petróleo, la tasa de cambio colombiana por encima de los $2.600 y la inflación en 4,36% por doce meses son indicadores de que la economía colombiana muestra signos de desgaste. Sin embargo, poco se habla sobre cuáles son los efectos de estas variables para los ciudadanos y más específicamente sobre el consumo, que con un crecimiento de 4,8% en el tercer trimestre de 2014 es el segundo sector que más influye en el Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Para Camilo Herrera, presidente de la firma Raddar, “no hay evidencia de que el consumo en el país se esté desacelerando como consecuencia de la inflación y del alza de la tasa de cambio. De hecho, las ventas minoristas registraron un aumento significativo durante 2014, en especial durante la última parte del año”.
De acuerdo con el último informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), las ventas reales del comercio minorista presentaron en 2014 un incremento de 7,7% respecto al año precedente. Además, los grandes almacenes alcanzaron ventas de $39,8 billones, logrando un aumento de 9,6% respecto al mismo período del año anterior.
Sin embargo, esto no refleja el bienestar de la población, ya que hay algunos productos de primera necesidad cuya demanda no se ve tan afectada ante los cambios en los precios. De manera que, aun cuando las ventas minoristas no muestran signos de desaceleración, la confianza del consumidor en el mercado no sigue necesariamente la misma tendencia.
“Desde diciembre de 2014 el Índice de Confianza del Consumidor se ha venido deteriorando a raíz del incremento de la inflación y el alza de la tasa de cambio. Aun si su comercio no disminuye, los productos de bienes básicos serán los que más golpeen el bolsillo de los colombianos. En cambio, los artículos importados, como los electrodomésticos y demás bienes de tecnología, podrían presentar una reducción en sus ventas por el encarecimiento del dólar”, explica Camila Pérez Marulanda, directora de análisis macroeconómico y sectorial de Fedesarrollo.
Es una posición con la que no está de acuerdo Herrera: “Es posible que se produzca una disminución de la demanda de los bienes importados, pero esto sólo tendría un efecto de sustitución, porque los ciudadanos reemplazarían estos bienes por los productos que se ofrecen y se fabrican dentro del país”.
Además, el DANE indicó que las ventas de vehículos automotores nacionales e importados presentaron un incremento de 12% respecto al mismo período de 2013. Cabe destacar que todas las categorías de vehículos presentaron incremento en las ventas, sobresaliendo los automóviles particulares, que aportaron 5,2 puntos porcentuales a la variación total del período.
El primer reporte de expectativas de 2015 muestra que el efecto negativo en el bienestar de los ciudadanos continúa. De acuerdo con el informe realizado por Fedesarrollo, “en enero el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en 17,9%, mostrando un retroceso de 4,5 puntos porcentuales respecto al mes anterior. La reducción es más notoria en las comparaciones interanuales frente a los meses de enero de 2014 (27,3%), 2013 (23,1%) y 2012 (32,7%)”.