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Conozca el difícil camino que espera al plan económico de Enrique Peña Nieto
Viernes, Junio 29, 2012 - 18:01

Durante sus mítines, entrevistas y propagandas, el ex gobernador del central y populoso Estado de México lanzó propuestas junto con ofrecimientos de apoyo al empleo y mejoras a los programas de seguridad social.

México DF. El favorito para ganar los comicios presidenciales del domingo en México, el opositor Enrique Peña Nieto, ha ofrecido elevar los ingresos de los trabajadores y bajar el precio de los alimentos, pero trabas legales impedirían cumplir esas promesas de campaña en caso de que alcance la presidencia.

Durante sus mítines, entrevistas y propagandas, el ex gobernador del central y populoso Estado de México lanzó esas propuestas junto con ofrecimientos de apoyo al empleo y mejoras a los programas de seguridad social.

Pero el candidato de 45 años, al igual que sus competidores, no ha detallado las vías por las que se obtendrían más recursos para poner en marcha sus planes y que necesariamente tendrían que pasar por un aumento del presupuesto, acotadas por ley a márgenes establecidos desde 2006.

"Las plataformas no ahondan en los temas que tienen que ver con el financiamiento", dijo Alejandro Villagómez, economista del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), que ha dado seguimiento a las principales propuestas de los candidatos.

"Entonces el problema es que si nos quedamos al nivel de la campaña pues hay muchas promesas, pero vamos a tener problemas una vez que se intenten implementar", agregó.

Peña Nieto ha dicho que daría prioridad a una reforma fiscal en su gobierno en caso de llegar a la presidencia y aunque no ha dado detalles de cuáles serían los elementos de esa reforma, sus asesores han sugerido que incluiría ampliar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a alimentos y medicinas, una opción que ha sido polémica por años.

De hecho, legisladores del PRI rechazaron propuestas tanto del Gobierno del ex presidente Vicente Fox (2000-2006) como del actual mandatario, Felipe Calderón, ambos del conservador Partido Acción Nacional (PAN), para gravar en alguna medida con IVA a los alimentos y las medicinas.

Los sondeos apuntan a que el PRI regresaría al poder quitándole la presidencia al PAN, que lo sacó de ella en el 2000 tras gobernar siete décadas consecutivas, con una imagen rejuvenecida pero aún con el estigma de ser un partido corrupto y causante de severas crisis económicas

Peña Nieto se afilió al PRI en 1984, dos años después de una aguda devaluación de la moneda y de uno de los más profundos desplomes económicos, que sumió al país en lo que se conoce como "la década pérdida" en los ochenta.

Retomando el sesgo de gobiernos paternalistas y benefactores del PRI, Peña Nieto centró su campaña en un decálogo en el que propone mejorar los salarios, detener la tendencia alcista de los precios de los alimentos, reducir las tarifas eléctricas, otorgar becas escolares y vales para medicamentos.

Su intención es lograr que la economía mexicana crezca "hasta tres veces más" que lo actual para que las familias "tengan calidad de vida, mejores ingresos y les alcance para más", según dijo el candidato recientemente en un acto público.

Pero sus adversarios lo atacan señalando promesas incumplidas cuando gobernó en el Estado de México (2005-2011), vecino a la capital y un pulmón de la economía del país.

"Me parece que votar por los partidos revolucionarios es apostarle al retroceso", dijo el analista económico Macario Schettino.

"Como gobernador, su administración no tiene mucho que celebrar: redujo la competitividad de su estado, incrementó la opacidad, fue la entidad en la que más creció la pobreza y en la que más cayó la calidad educativa", añadió.

Aún así, desde el comienzo de las campañas hace tres meses, el priísta, avalado por la vieja guardia de su partido, se ubicó en la cima de las preferencias, favorecido también por su estilo fresco de aproximarse a la gente y por su matrimonio con una actriz de telenovelas.

Más allá de la factibilidad de las propuestas, sus simpatizantes están ansiosos por ver al PRI de regreso en la silla presidencial, tras dos gobiernos del PAN en los que no logró importantes reformas económicas, generar suficientes empleos y por una sangrienta batalla contra el narcotráfico que ha cobrado la vida de más de 55,000 personas.

"Nosotros anteriormente siempre estábamos mejor con los priístas, contra todo lo que se diga", dijo Fernando Molina, un maestro de 34 años, en uno de los cierres de campaña de Peña Nieto. "Tenemos salubridad, tenemos asistencia publica (...) muchas cosas buenas, más buenas que malas", agregó.

Entre diciembre de 2000, cuando asumió Fox, y mayo de 2012, México generó solamente 3.3 millones de empleos, según cifras de la Secretaría del Trabajo, utilizando el número de trabajadores afiliados a la seguridad social, un registro más fiel del mercado laboral formal.

La pobreza también aumentó, en medio de débiles expansiones económicas para cada periodo presidencial, de alrededor del 2 por ciento promedio anual.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), autónomo del Gobierno, la pobreza patrimonial se expandió a 57,7 millones de personas en el 2010, desde los 52,7 millones en 2000.

Pero las intenciones de Peña Nieto de revertir la pobreza en el país de 112 millones de habitantes, mejorando los salarios y los programas sociales también cuentan con el presupuesto gubernamental en contra.

El investigador Fausto Hernández dijo que el 90% del presupuesto mexicano ya está asignado y regido por la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, decretada en el 2006 y que pone límites al gasto para evitar endeudamientos que pongan en riesgo la estabilidad fiscal.

"Es poco lo que pueden cumplir (...) el gobierno federal tiene muchos más candados", dijo Hernández, quien también formó parte de un equipo de revisión de las propuestas.

Autores

Reuters