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El capital de riesgo sigue prosperando en Brasil
Miércoles, Febrero 13, 2013 - 16:53

El país alberga actualmente el segundo mayor proyecto de infraestructuras del mundo, la explotación de los depósitos de petróleo en alta mar en la capa pre-sal, que producirá un total de US$270.000 millones en inversiones en los próximos diez años.

Universia Knowledge Wharton. Según datos divulgados por la Asociación de Capital Riesgo de los Mercados Emergentes (EMPEA, según sus siglas en inglés), la industria de capital riesgo en Brasil, en 2011, alcanzó un volumen récord de US$7.100 millones, o un 18% del nuevo capital invertido en los mercados emergentes. De ese total, la industria de capital riesgo invirtió US$ 2.500 millones en 47 empresas. Más de la mitad de los negocios tuvieron lugar en el sector de energía, infraestructuras y sectores de consumo. No es una sorpresa, en la medida en que Brasil tiene el mayor mercado consumidor de América Latina: un total de US$1.500 millones en 2011. El país está más abierto que nunca al capital riesgo. Se publican historias de éxito en la prensa local, los mercados de capitales están más fuertes y el conjunto de inversores está cada vez más institucionalizado.

El despegue económico de Brasil. En la última década, Brasil ha superado las expectativas, convirtiéndose en una historia de éxito entre las economías de los mercados emergentes. El PIB per cápita pasó de US$2.812 a US$12.594 en 2011, lo que corresponde a un crecimiento medio del 18%. En septiembre de 2012, la tasa de desempleo en el país se situó cerca del porcentaje récord del 5,4%, frente a un 7,8% en EE.UU.

El éxito de la economía brasileña se tradujo en un mayor gasto del consumidor en diversas áreas, como bienes básicos, sector inmobiliario y la venta de coches. Además de eso, el Gobierno continúa invirtiendo en la explotación de petróleo en alta mar. El país alberga actualmente el segundo mayor proyecto de infraestructuras del mundo, la explotación de los depósitos de petróleo en alta mar en la capa pre-sal, que producirá un total de US$270.000 millones en inversiones en los próximos diez años, así como una demanda inmensa de productos y servicios secundarios. El proyecto debería generar dos millones de nuevos empleos en una industria que, actualmente, tan sólo cuenta con 500.000 empleados. En ese proceso, Brasil atrajo un volumen significativo de capital extranjero, en la medida en que los inversores buscan sacar provecho del creciente segmento de consumo del país y de las necesidades de infraestructuras.

A pesar del crecimiento relativamente lento de la economía en los últimos dos años, el sector de consumo continúa creciendo alrededor de los dos dígitos entre los hogares de la clase media baja. Dado el historial de intervención del Gobierno en la economía, corrupción y un periodo de hiperinflación en un pasado no muy lejano, es preciso tomar en cuenta de qué manera los diferentes gobiernos se involucraron en las actividades del mercado y en qué medida fueron responsables de la situación actual de Brasil.

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La mayor parte de las personas coincide en señalar que los fundamentos del éxito del sector de consumo se establecieron durante el Gobierno del ex presidente Fernando Henrique Cardoso. La estabilidad económica resultante del Plan Real, de 1994, que consistió en una serie de políticas fiscales y monetarias de carácter austero, y la creación de una nueva moneda, redujeron de forma drástica los niveles de inflación heredados de la dictadura militar, permitiendo al consumidor ahorrar y comprar a crédito. La inflación es corrosiva para la sociedad y es muy nociva para el poder adquisitivo de la clase baja, que se ve fuertemente afectada por los aumentos de los precios de los productos básicos y posee pocos activos. Una vez controlada la inflación, se hizo posible invertir en el crecimiento del consumidor brasileño emergente.

Aunque el Gobierno del presidente Luís Inácio Lula da Silva, de 2003 a 2010, infundió cierto temor en el mercado en un principio debido a su retórica radical, consiguió ganarse la confianza del sector privado gracias a una política de cordialidad con el mercado. En el mismo periodo, la clase media brasileña pasó de 26 millones a más de 59 millones ayudada por programas sociales como la Bolsa Familia, que proporcionó apoyo financiero a millones de familias desfavorecidas en todo el país. Surgieron también nuevos modelos de consumo, lo que convirtió a Brasil en uno de los mercados emergentes más codiciados.

Bajo el liderazgo de la presidente Dilma Rousseff, los inversores están ansiosos por saber qué nuevas políticas se adoptarán. Aunque no se deben esperar grandes cambios, debido a la afinidad entre Lula y Rousseff, el Gobierno actual está siendo presionado para continuar con el crecimiento del consumo inaugurado por su predecesor. Durante los últimos 12 meses, la tasa básica Selic experimentó un descenso sustancial del 11% al 7,25%. Los analistas esperan que Dilma ofrezca líneas de crédito más baratas para la clase media baja, más conocida como "Clase C", un grupo que desde hace tiempo depende del crédito suministrado por el comercio. Una investigación de Euromonitor International muestra que la tasa anual de préstamo de Brasil es, de media, el 43,9% frente a un 14,1% en Argentina, un 12,4% en Indonesia, un 10,4% en la India y un 6,6% en China.

El apoyo del gobierno a las líneas de crédito al consumidor se pone de manifiesto en los recientes recortes hechos en las tasas de interés por parte del Banco de Brasil y por la Caixa, los dos mayores bancos estatales del país, y por la extensión del crédito a las personas de menor poder adquisitivo. A pesar de la fuerte presión del Gobierno sobre los bancos para que reduzcan sus tasas de préstamo, hay evidencias empíricas de que algunos bancos privados no lo están haciendo. Reportajes recientes publicados por los medios de comunicación estiman un crecimiento en el volumen de préstamos del 10% en 2012, frente al 14% y al 17% registrados anteriormente. Eso tal vez sea una señal enviada por los bancos de que el Gobierno está intentando reducir la futura exposición a préstamos de amortización dudosa evitando la contratación de préstamos de alto riesgo, o que la demanda de préstamos continúa siendo insignificante. Desde febrero de 2012, un 44% del total del crédito disponible en el sistema financiero tuvo su origen en el sistema financiero público, frente a sólo un 34% en febrero de 2008. Se trata de tendencias que están siendo seguidas de cerca por los inversores interesados en la región, que planean el próximo paso a dar en el sector del comercio minorista de consumo.

Capital riesgo al estilo brasileño. En los últimos diez años, el sector de capital riesgo brasileño creció de forma significativa habiendo invertido US$ 22.000 millones en el sector. Los fondos de capital riesgo brasileños destacan por el papel que han desempeñado en la economía, ayudando a profesionalizar las empresas familiares, a mejorar el gobierno corporativo y a proporcionar el capital necesario para el crecimiento. Según un informe de Knowledge@Wharton, de 2011, sobre el mercado de capital riesgo brasileño, cerca de un tercio de las empresas del Bovespa entre 2004 y 2008 tenían respaldo del sector de capital riesgo ayudando de ese modo a promover el desarrollo de los mercados de capitales del país.

En 2011, los fondos enfocados en Brasil reunieron un capital récord de US$7.100 millones, un volumen significativamente mayor que el máximo de US$ 3.600 millones registrado en 2008. La recaudación de fondos está concentrada y la mayor parte del capital lo gestionan cuatro empresas: Gávea Investimentos, BTG Pactual, Vinci Capital y Patría Investimentos. A partir de septiembre de 2012, la actividad de recaudación de fondos disminuyó, sólo se captaron US$1.700 millones el año hasta el momento. Captaciones recientes muestran un interés mayor por las infraestructuras y por los sectores de energía, habiéndose recaudado US$1.400 millones por parte de fondos especializados, como BRG Pactual, Mantiq Investimentos y Valora, entre otros.

La actividad de inversiones se ha acelerado: en los tres primeros trimestres de 2012 se han invertido US$3.400 millones, frente a los US$2.500 millones del año anterior. En una entrevista concedida a EMPEA, Piero Minardi, socio de Gávea Investimentos, dijo recientemente que la empresa "ya había aplicado cerca de la mitad del fondo de US$1.900 millones" captado en 2011. Los informes muestran que aunque los fondos estén al tanto del aumento de la competencia, numerosos gestores creen que el sector aún está poco explotado, ya que el flujo de contratos de 2011 representa menos del 0,1% del PIB, frente a un 1% en EEUU y un 0,3% en India.

Las estrategias de capital riesgo han evolucionado mucho en Brasil. Con un historial de inflación elevada, fondos denominados en dólares, costes de cobertura prohibitivos y oportunidades de salida limitadas, los años 90 y principios de los años 2000 registraron inversiones en empresas con modelos de negocios enfocados en la exportación, cuyos ingresos estaban en monedas extranjeras. En vista de las pocas oportunidades de salida, los inversores tuvieron que pensar "primero en la salida", para garantizar al activo diversos compradores naturales. Minardi resaltó que, después de la devaluación de la moneda, en 1999, "la debilitación de los mercados de capitales fue motivo de gran preocupación [...] Era difícil comparecer ante una comisión de inversiones y decir que la salida era algo seguro".

Entrevistas hechas con gestores y consultores de capital riesgo mostraron tres áreas importantes para las inversiones hoy en día: infraestructuras, comercio y salud. Chris Meyn, socio de Gávea Investimentos, dijo que las "infraestructuras y la educación inadecuadas constituyen las principales barreras al crecimiento de Brasil actualmente. El coste de la energía eléctrica y de la logística en el país es muy elevado. Solamente un 10% de las carreteras están pavimentadas. Además de eso, el país tiene grandes necesidades de infraestructuras industriales y en los sectores en crecimiento como, por ejemplo, las plataformas de petróleo en alta mar". Aunque algunos inversores se sientan atraídos por los flujos de caja estables, un representante de GP Investimentos dijo que las transacciones relacionadas con proyectos de infraestructuras y commodities a menudo se enfrentan con retornos mediocres. Los inversores prefieren "transacciones que [los] expongan al mercado interno brasileño", es decir, actividades menos dependientes de lo que sucede en China.

El resto de áreas de interés —comercio y salud— llaman la atención debido, en gran medida, al crecimiento atractivo de la base de consumidores en Brasil. Las ventas en el comercio deberían crecer, pasando de US$ 289.000 millones, en 2007, a US$550.000 millones en 2012 (un 13,7%, según la tasa de crecimiento anual compuesta). El sector salud tiene dificultades para atender la demanda, mientras los gastos en salud pública han crecido diez veces desde la creación del Sistema Único de Salud, en 1988. Un informe del banco Credit Suisse reveló que los adultos en edad activa (18-65 años) representan cerca de dos tercios de la población. El dividendo demográfico del país sólo debería alcanzar su punto máximo entre 2020 y 2025. La baja tasa de desempleo, el crecimiento de los salarios y la expansión del crédito seguirán impulsando el desarrollo de la clase media.

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La inversión de Patria Investimentos en Alliar, empresa de imágenes médicas, y la adquisición por parte de Carlyle de Tok Stok, minorista de muebles, son ejemplos del interés constante por el crecimiento de la clase media brasileña. Según datos recopilados por Bloomberg, 34 de las 80 transacciones de capital riesgo anunciadas en 2011 estaban relacionadas con el consumo. Fernando Borges, jefe del equipo de Carlyle en América del Sur, explicó que su "atención continuará centrada en empresas asociadas al consumo, al crecimiento de la renta y de la clase media".

La mayor parte del mercado bursátil brasileño continúa vinculado a la industria extractiva. Sin embargo, hay una amplia demanda no satisfecha de inversores internacionales que desean tener acceso a empresas del sector de consumo más fuertemente conectadas con los indicadores macroeconómicos brasileños. En consecuencia, los fondos de capital riesgo continúan dando prioridad a los negocios realizados con consumidores en Brasil. Esos negocios permitirán a los inversores construir empresas cuyo potencial de salida a través de OPV sea natural y atractivo.

El ambiente positivo del sector de consumo conllevó un volumen significativo de competencia mediante nuevas empresas locales de capital riesgo, grupos extranjeros de inversiones y compradores estratégicos cuya confianza en el riesgo Brasil es grande (Brasil fue elevado a la categoría de grado de inversión en 2008 y hoy es considerado "BBB" por las principales agencias de calificación de riesgos). Un representante de GP Investimentos admitió que el fondo había analizado con detenimiento diversas negociaciones en el sector de consumo, pero decidió no seguir adelante en función de expectativas de revalorización. Los fondos confían cada vez más en sus redes propietarias para generar transacciones propias.

Un gestor de fondos, que pidió que no se revelara su nombre, dijo que uno de los problemas más serios de Brasil actualmente no es el apalancamiento, sino las elevadas tasas de interés y el poco plazo del préstamo al consumidor. El aumento de los plazos y la reducción de las tasas de intés podrían fácilmente duplicar el poder de consumo de la clase media. Según datos de Bloomberg de 2012, Dilma Rousseff ya ha tomado varias medidas favorables al crecimiento del consumo como, por ejemplo, la reducción de la carga tributaria sobre bienes duraderos presionando al mismo tiempo a los bancos para que recorten las tasas de interés de las tarjetas de crédito.

Los sectores de tecnología y de comercio electrónico han atraído sobre todo a los fondos de capital riesgo, como Redpoint, Venture y Monashees, que invirtieron en minoristas online como baby.com.br y Sophia & Juliette. Especialistas vinculados a la industria prevén que la penetración de Internet crezca de forma acentuada en el país, y prevén incluso un crecimiento de más del 30% al año en el sector del comercio electrónico. De forma más reciente, ha habido una avalancha de "tropicalización", práctica que consiste en la réplica local de empresas emergentes online exitosas en otros mercados. Ejemplos de eso son Peixe Urbano, clon de Groupon, y baby.com.br. En vista del éxito de tales iniciativas, es probable que el comercio electrónico continúe atrayendo volúmenes significativos de inversiones del sector de capital riesgo.

Al discutir el futuro del capital riesgo en la región, los gestores de fondos se mostraron poco animados respecto a la posibilidad de que Brasil sirva de plataforma para las inversiones americanas en América Latina. El representante de Gávea Investimentos dijo que era importante ser fiel a los puntos fuertes de los fondos. Aún hay muchas oportunidades en el país. Minardi dijo que "muchos de nosotros seguimos bastante interesados en la región Sur de Brasil, que tal vez sea un indicador más de que Brasil no esté sobrecalentado de momento. Las personas no tienen tiempo suficiente para desplazarse a otras regiones y explorarlas, porque tienen mucho que hacer donde están". GP Investimentos dijo que la adquisición, o asociación, con una empresa extranjera podría ser interesante, pero "es difícil porque las diferencias culturales son enormes". Los dueños de empresas familiares en América Latina son muy poco propensos al riesgo y no se olvidan de las transacciones en que "un inversor de su país tuvo un fracaso al invertir en Brasil".

¿Hay sobrecalentamiento en Brasil? Hay numerosos desafíos relacionados con el reciente flujo de capital extranjero en el mercado brasileño. Con el aumento de la competencia entre los fondos, los precios que las empresas están dispuestas a pagar subieron. Según GP Investimentos, las empresas extranjeras están más dispuestas ahora a pagar precios elevados por esos activos. En agosto de 2012, General Mills compró Yoki Alimentos por un valor equivalente a cerca de 20 veces el EBTIDA de la empresa de los últimos 12 meses. Para el representante de GP Investimentos, las inversiones de mercados extranjeros permiten a las empresas locales asumir la deuda y crecer a tasas mayores de las que crecerían si recurrieran sólo a las líneas de crédito locales. Fue lo que sucedió con Fogo de Chão, cadena de braserías brasileña comprada por Thomas H. Lee Partners, de Boston.

La falta de infraestructuras continúa siendo un problema básico para los inversores dispuestos a hacer negocios en la región, además de ser un riesgo en potencia para los proyectos de largo plazo que exijan operaciones logísticas complejas. Por eso, la inversión en infraestructuras se ha vuelto interesante para muchos fondos de capital riesgo. Según dijo un especialista en capital riesgo de Bain Consulting, hay un enorme interés por obtener retornos consistentes de proyectos asociados a la energía, centrales eléctricas y energía verde. Algunas empresas de capital riesgo, como Gávea Investimentos, superaron esos obstáculos invirtiendo en infraestructuras y montando un porfolio propio de empresas.

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En 2010, Cosan S.A. vendió una parte de la empresa por US$ 226 millones a los inversores del fondo de capital riesgo Gávea Investimentos y TPG Capital. De esa asociación nació una colaboración entre empresas e inversores privados con el objetivo de solucionar los problemas de distribución de la empresa. Juntas, ellas invirtieron en un nuevo sistema ferroviario, sustituyendo miles de camiones de entregas. En un tipo de asociación que puede volverse muy común, una empresa y sus inversores consiguieron lidiar con las barreras de infraestructuras de un modo innovador y rápido sorteando la ineficacia del Gobierno. Pero, a pesar de los negocios privados de infraestructuras hechos en asociación, los inversores continúan preguntándose si el Gobierno será capaz de satisfacer, de hecho, las necesidades de infraestructura mayores y más limitadoras de los mercados en crecimiento.

Con la reciente atención prestada a Brasil por las inversiones extranjeras, muchos posibles inversores se preguntan si la economía estaría sobrecalentada debido a la creciente competencia y la enorme atención dada a la próxima Copa del Mundo y a los Juegos Olímpicos en el país. Hay quién teme por la capacidad del país de desarrollarse de forma independiente sin una conexión directa con la demanda china; otros temen una posible "enfermedad holandesa", es decir, la existencia de una moneda fuerte derivada de la exportaciones de commodities y el aumento del coste de los bienes producidos en el país. Con la reciente desaceleración del crecimiento chino, la demanda de soja y mineral de hierro está cayendo, lo que es preocupante.

Otros observan con cautela la capacidad del Gobierno de controlar la inflación, estimada en un 5,4% en 2012, por encima de la meta del Gobierno del 4,5%. Inflación elevada combinada con tasas de interés altas hace que muchos teman por la situación del crédito al consumo en Brasil. Eso podría ser un problema para el comercio y genera inquietud para las empresas de capital riesgo en busca de inversión. Las tasas de impago de los préstamos concedidos al consumidor llegaron a un 7,9% en agosto y fueron del 28% para las tarjetas de crédito con 90 días de incumplimiento. Aunque cerca de 40 millones de consumidores brasileños hayan ingresado en la clase media en los últimos cinco años, algunos inversores, como Will Landers, de BlackRock, no creen que tal proeza sea sostenible y evalúa como más realista un total de 25 millones en los próximos cinco años, lo que no deja de ser un crecimiento saludable, pero que no será el mismo impulso para la economía que en el pasado reciente. La buena noticia es que el Gobierno brasileño mostró que está dispuesto a atenuar la carga del consumidor muy endeudado disminuyendo las tasas de interés, aumentando los plazos de pago y ampliando las exenciones fiscales asociadas al consumo. Los principales factores a tomar en cuenta por los inversores continuarán siendo la intervención del Gobierno y la demanda global. De momento, el Gobierno parece decidido a bajar los costes para hacer negocios en el país y a aumentar la capacidad logística nacional.

En agosto de 2012, el Gobierno brasileño anunció un plan de estímulo a la economía de US$66.000 millones para la concesión de préstamos para la mejora de los sistemas de carreteras y ferroviario. La próxima prioridad del país consiste en planes de mejora de los puertos y aeropuertos, aunque ya existan proyectos estatales, como el del puerto de Itaqui, en el Estado de Maranhão, de cerca de US$ 3.200 millones. Pero las inversiones exigen tiempo, dinero, buena gestión y supervisión de las autoridades gubernamentales. A largo plazo, a medida que Brasil siga creciendo sin interrupciones, el sector minorista de consumo continuará siendo una inversión atractiva, sin embargo el camino para obtener retornos elevados dependerá, en última instancia, de la capacidad del Gobierno brasileño de gestionar los recursos de que dispone, invertir con prudencia y controlar los niveles de deuda del consumidor con el crecimiento de la demanda.

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