La semana pasada el peso mexicano y el real brasileño frenaron la caída de su último tramo de depreciación.

Las monedas latinoamericanas sostendrían el equilibrio precario que lograron en las últimas sesiones -aún después de la sorpresiva devaluación de China- pero el nerviosismo continuaría, con los operadores a la espera de los datos del índice de precios al consumidor (IPC) estadounidense.

La semana pasada el peso mexicano y el real brasileño frenaron la caída de su último tramo de depreciación. La tensión podría resurgir si el miércoles el IPC de julio de Estados Unidos resulta superior al 0,2% previsto, lo que haría pensar en un mayor ajuste monetario de la Reserva Federal.

La Fed probablemente elevará las tasas de interés dos veces este año, mostró un sondeo de Reuters entre economistas. El primer incremento en casi una década tendría lugar el próximo mes y los analistas ven una probabilidad de 85% de que el banco central actuará otra vez para fin de año.

Para el peso mexicano, los financistas observan un rango amplio de cotización de 16,0 a 16,5 por dólar. La moneda cerró en 16,3775 unidades por dólar el viernes. El mercado local también espera las minutas del último encuentro de la Fed y el PIB de México para el segundo trimestre.

En Brasil, una corte dio más tiempo a la presidenta Dilma Rousseff para que responda a cargos de malos manejos presupuestarios. Joao Medeiros, de la firma Pioneer, dijo: "si el cuadro político realmente se confirma más tranquilo, (el real) podría acercarse a 3,20, aunque no es algo inmediato".

En Chile, un operador sostuvo: "el mercado ya tiene asumido que pronto se vendrán las alzas de tasas en Estados Unidos y eso ya lo indexó al tipo de cambio (...) ya tocó techo por ahora". En su opinión, el peso se negociaría entre 680 y 687 por dólar.

En Colombia, el peso se negoció el viernes a nuevos mínimos históricos contra el dólar. "Los próximos movimientos estarán determinados por el nerviosismo y la demanda por dólares de los agentes del sector real y externo", indicó en una nota el Banco de Bogotá.

El peso argentino mantendrá una leve depreciación diaria impulsada por el Banco Central, hacia niveles de 9,25 por dólar, en tanto que la cotización de la moneda en un reducido mercado marginal de cambios verá una brecha cercana al 65 por ciento respecto al valor interbancario.