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Las gigantes que ahogan el crecimiento económico de China
Lunes, Mayo 13, 2013 - 07:43

Se trata de unas 145.000 empresas, 126 de ellas conglomerados de dimensión mastodóntica, que copan 35% de la actividad económica del país y que abarcan todos los sectores estratégicos.

Tanto los analistas chinos como extranjeros, e incluso los mismos gobernantes de la potencia asiática, coinciden en la apremiante necesidad de reformar las empresas estatales, gigantes convertidos en un mal endémico para la economía y de cuya liberalización depende su futuro crecimiento.

Se trata de unas 145.000 empresas, 126 de ellas conglomerados de dimensión mastodóntica, que copan 35% de la actividad económica del país y que abarcan todos los sectores estratégicos, como la energía, aeronáutica, telecomunicaciones o banca.

A pesar de que las más grandes se han transformado en compañías que cotizan en Bolsa, muchos economistas denuncian su baja rentabilidad -derivado de que actúan en mercados en un régimen de casi monopolio- y sus conexiones políticas, que en el caso de China aún son más evidentes por el sistema Estado-Partido.

Prueba de ello es que en 2012 las empresas estatales (SOE, en inglés) registraron unas pérdidas conjuntas de unos 50.000 millones de yuanes (US$8.116 millones).

Muchos economistas chinos argumentan que las mayores compañías, especialmente los bancos y las empresas de telecomunicaciones, han crecido tanto -o están políticamente tan bien conectadas- que consiguen gran parte de los préstamos bancarios, una financiación que no llega a empresas más pequeñas pero con más potencial y que pone en jaque el crecimiento económico del país.

Uno de ellos es el decano de la escuela de negocios CEIBS, Xu Dingbo, quien, a pesar de formar parte del Consejo de Administración de una SOE, no esconde que el crédito que se otorga a estas empresas se acaba transformando en un valor añadido bajo para la economía.

"La solución es la privatización", aseguró a EFE Xu, "aunque a corto y medio plazo será una tarea muy difícil por el volumen de activos que poseen estas empresas", unos 100 billones de yuanes solamente en el sector bancario.

"Ningún Gobierno puede llevar a cabo un proceso de este calibre de forma racional en cinco o diez años", añadió el académico.

Las cifras son de tal magnitud que un estudio del mismo profesor concluye que, si en 2011 las mayores empresas estatales chinas hubieran sido tan eficientes como las compañías estadounidenses que cotizan en el índice Dow Jones industrial, el Producto Interior Bruto del gigante asiático habría crecido nueve puntos porcentuales más.

Ese año China creció 9,3%, una cifra que, según los cálculos de Xu, se doblaría hasta 18,3%.

El hasta hace pocos meses primer ministro, Wen Jiabao, prometió en su último informe de Gobierno reducir los monopolios estatales y estimular la inversión no gubernamental, algo que demuestra la voluntad de los altos mandatarios de llevar a cabo estos cambios.

Pero si eso derivará en acciones concretas depende de la voluntad de los nuevos líderes chinos de desafiar a las familias con conexiones políticas que administran muchas de estas compañías, en ocasiones más motivados por criterios políticos que empresariales.

En este sentido, el profesor Ding Yuan de la escuela de negocios CEIBS explicó a EFE que los puestos directivos de las empresas estatales "se utilizan como etapas de transición o de retiro para muchos políticos", algo que explica su forma de gestionar y evidencia el alto coste de no tener un Consejo de Administración independiente.

"Estoy convencido de que los máximos líderes del país quieren reformar estas empresas, pero el conflicto de intereses es demasiado grande", apuntó.

De hecho, las administraciones provinciales y locales son dependientes de los beneficios de estas compañías, por lo que se resisten a renunciar a ellos.

Para las facciones más tradicionales del Partido Comunista, además, las SOE se sitúan como uno de los últimos rastros de la economía planificada de la época de Mao y temen que, con el cambio, el actual "socialismo con características chinas" pierda una parte importante de su esencia.

"Estamos hablando de la sostenibilidad del país. Un día aparecerá este dilema: ¿Qué es más importante, controlar estas compañías o sostener el régimen?", apuntó el profesor Ding.

"Obviamente lo segundo es más importante, así que quizás entonces veremos el cambio".

Autores

EFE