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Libia: una economía totalitaria
Lun, 28/02/2011 - 09:39

Moisés Bittán

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Moisés Bittán

Consultor internacional, Magíster en Ciencias Económicas, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Venezolana Peruana (CAVEPERÚ), y presidente de la comisión de Cámaras Binacionales de Fedecámaras.

La economía de Libia es una de las más fuertes de África, gracias a sus grandes reservas de petróleo y gas natural de la mejor calidad. Se le adjudica la esperanza de vida más alta de África continental. También cuenta con el PIB (nominal) per cápita más alto del continente africano, y el segundo puesto atendiendo al PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo, lo que no implica que haya una justa distribución del ingreso. Además, Libia ocupa el primer puesto en índice de desarrollo humano de África, comparable su PIB per cápita con países de vanguardia de nuestra región latinoamericana. Hay que considerar que Libia es un país pequeño de casi siete millones de habitantes, poseedor de recursos naturales importantes como son los hidrocarburos, lo que tal situación permite que el desarrollo humano en esa nación sea relativamente elevado.

Sin embargo, el país es dependiente de la importación de alimentos en más del 75%, cifra que era mayor antes de los grandes programas de regadío con los gigantes acuíferos fósiles del Sahara. Una situación similar se presenta en los demás sectores de la producción nacional, salvo el de energía.

En Libia se construye uno de los proyectos de ingeniería más grandes y costosos del continente africano, e indispensable para la agricultura y el abastecimiento sanitario de las ciudades. Comprende la instalación de inmensas tuberías para transportar el agua de depósitos naturales subterráneos desde el sur del país hasta la costa donde se concentra la población.

A pesar de los sucesivos bloqueos económicos impuestos por la Organización de Naciones Unidas ONU y algunos países occidentales, la economía del país logró sostenerse y Libia nunca ha conocido situaciones tan desesperadas como las que vivió Irak, tras ser víctima de medidas similares por parte de la ONU. En 2003 fue suspendido el bloqueo económico al país por la ONU.

Dependencia económica. Su economía es fuertemente dependiente de un sector exterior condicionado por la exportación únicamente de petróleo y algo de gas que constituyen alrededor del 90% de las divisas generadas, y la importación de un gran número de productos para todo el aparato productivo y consumo de sus habitantes.

A nivel interno, el fracaso de la política de diversificación económica puesta en marcha, se puede ver como la confluencia de tres factores: la existencia de excesivos controles, regulaciones y una productividad muy baja producto de los salarios congelados desde hace muchos años.

En la última década se ha comenzado a crear el Plan de Desarrollo en el país, debido a la escasez de infraestructuras adecuadas para ese momento, y que pretende resolver parte de los problemas estructurales de la economía libia, los cuales deben ir acompañados de reformas institucionales y de acceso a la educación para aquellos en edad productiva.

La industria petrolera. La industria petrolera local es manejada por la estatal National Oil Corporation (NOC), responsable de implementar acuerdos de exploración y producción, y compartida con empresas petroleras internacionales, las cuales desde el último lustro tienen prominente presencia, especialmente las italianas y las francesas. Sumada a empresas subsidiarias menores, NOC representa cerca del 40% de la producción petrolera del país.

Su producción se encuentra entre las primeras 15 en el mundo y de las primeras en África. Sus reservas petroleras son las más grandes del continente africano.

Sublevación en la región. Los recientes conflictos presentados en la región corresponden a situaciones políticas de opresión y falta de acceso a oportunidades de desarrollo equitativo de su población. En el caso de Libia, el gran descontento general por la permanencia del gobierno de Gaddafi en el poder por más de 40 años, la inexistencia de partidos políticos opositores y severas restricciones de libertades han impulsado que el pueblo desee cambios sustantivos. Este país posee en su estructura social aspectos tribales, y dos de las más grandes tribus han anunciado manifestarse en contra del gobierno, incorporándose a los reclamos contra la administración de Gaddafi, la cual éste ha repelido brutalmente.

La permanencia del régimen está muy comprometida, persiste una rivalidad entre el oriente y parte del occidente de esa nación africana. La mayoría del oriente del país está en contra del régimen de Gaddafi, mientras que en Trípoli y en parte del occidente sigue contando con algunos adeptos que se han beneficiado directamente de esas iniquidades.

Gadafi se aventuró al participar en algunas actividades políticas y militares como la invasión de Chad en la década del 80, en aventuras contra EE.UU. y Francia, lo que ha puesto en riesgo su permanencia en el poder, así como el presunto apoyo a grupos terroristas, lo cual le ha traído en las últimas décadas serios problemas al pueblo libio y al régimen de Muammar al Gaddafi.

A partir de esta situación humillante, Gaddafi en el último lustro ha privatizado más de 100 empresas públicas, de las cuales un tercio son propiedad total de transnacionales, negociando además con los europeos en el sector petrolero. El negocio libio, que es fundamentalmente petrolero, está cada vez más en manos de transnacionales que gestionan con mayor eficiencia estos recursos.

Lo que sucede actualmente en Libia es producto del contagio o efecto dominó entre los países involucrados por los conflictos de la región, del noroeste africano primero Túnez y luego Egipto. Este último país tiene gran ascendencia sobre Libia por su cercanía y por su influencia cultural desde tiempos ancestrales. Históricamente, Egipto tenía una dinastía de origen libio, el cristianismo penetra a Libia por Egipto, el Islam también, los griegos, los romanos las imponentes culturas ingresaron a Libia por Egipto. Entre Libia, Túnez y Egipto hay una relación cultural y étnica muy estrecha, en consecuencia, lo que está sucediendo en los tres países era lógico suponer que así podría ocurrir.

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve. 

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