En una cumbre en Moscú, los ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20 se comprometieron a abstenerse de realizar devaluaciones competitivas.
Un compromiso de los países miembros del G-20 para evitar una guerra de divisas es un paso importante, pero no está claro si conducirá a un cambio en sus políticas, dijo el sábado el subsecretario de Hacienda de México, Fernando Aportela.
En una cumbre en Moscú, los ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20 se comprometieron a abstenerse de realizar devaluaciones competitivas y acordaron que la política monetaria estará orientada sólo en mantener la estabilidad de los precios e impulsar el crecimiento, de forma similar a la manifestada en la semana por el G-7, que agrupa a las naciones más ricas.
"Quedó muy claro que embarcarse en devaluaciones competitivas es algo que no es sustentable", dijo Aportela en una entrevista telefónica desde Moscú tras la reunión.
"Esa promesa, junto a la promesa del G-7, es muy significativa", señaló.
La relajación de políticas monetarias de las naciones desarrolladas, incluyendo Japón y Estados Unidos, han ayudado al crecimiento económico pero también desataron flujos de capital desestabilizantes hacia los mercados emergentes, incluyendo a México, en dónde la tenencia extranjera de deuda gubernamental está en niveles récord.
La entrada de capitales tiende a elevar la tasa de cambio en los países receptores, haciendo sus exportaciones menos competitivas.
China manifestó en la reunión de Moscú que las naciones desarrolladas deberían tomar nota de los efectos "colaterales".
Aportela dijo que es difícil saber si los países desarrollados en realidad van a modificar sus políticas como resultado del compromiso del G-20.
"Es difícil hacer un pronóstico", expresó.
Los países del G-20 difirieron el establecer nuevos objetivos fiscales para reemplazar los acordados en 2010 en Toronto, que vencerán este año.
Aportela dijo esperar que los líderes del G-20 logren acordar nuevas metas de deuda y déficit en la cumbre de San Petersburgo.