Según el director para América Latina Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, el ciclo político mexicano durante el último año de cada administración siempre presenta dos fases bien definidas: la primera es expansionaria y la segunda es contraccionaria.

Como tradicionalmente sucede en la segunda mitad del último año de gobierno, la actividad económica ha entrado en el proceso de desaceleración. En tanto, la producción industrial reportó una desaceleración más pronunciada en septiembre, al crecer solo 2,4% a tasa anual, después de un 3,4% en agosto y 5,1% en julio.

Con estos resultados la industria reporta una desaceleración anual de 3,6% en el tercer trimestre, después de un 4,4% en el trimestre previo, expresó el director para América Latina Moody’s Analytics,  Alfredo Coutiño.

El ciclo político mexicano durante el último año de cada administración siempre presenta dos fases bien definidas. La primera es expansionaria y sucede durante la primera mitad el año de elecciones; la segunda fase es contraccionaria y sucede en la segunda mitad del año.

Así, después de las elecciones de julio, los efectos expansivos del gasto para financiar el proceso electoral desaparecen completamente. Pero también se presenta una desaceleración importante en la ejecución del presupuesto federal a medida que el gobierno en turno se acerca al final de su sexenio. Como resultado de esto, la economía se expande en el primer semestre y se desacelera en el segundo, afirmó el director para América Latina Moody’s Analytics.

Ciertamente, la economía se encuentra actualmente inmersa en la segunda fase del ciclo político, con la actividad económica desacelerándose desde tasas anuales de 4,7% en julio, 3,5% en agosto, hasta un estimado de 2,6% en septiembre.

Así, Alfredo Coutiño espera que el PIB haya crecido a una tasa anual de 3,6% en el tercer trimestre, después de un 4,1% en el trimestre previo y 4,3% en el tercer trimestre del año pasado.

La economía se desacelerará aún más en el cuarto trimestre a medida que los mercados e inversionistas entran en la espera por conocer el nuevo equipo político y económico que dirigirá los destinos del país por los próximos seis años. De esta manera, la economía mexicana está nuevamente repitiendo su historia, como lo ha hecho en al menos los últimos veinte años.